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Verificado por Psychology Today

Estrés

Cómo influye el tiempo con perros en nuestro cerebro

Investigación sugiere que actividades relacionadas con mascotas provocan cambios

Los puntos clave

  • Investigaciones recientes encontraron que jugar con un perro aumenta tanto la relajación como la concentración
  • Participantes registraron niveles más bajos de fatiga y estrés después de diferentes interacciones con perros
  • Es imperativo aprender más sobre los efectos emocionales y cognitivos que pueden tener los perros y por qué

Muchos de nosotros tenemos perros a quienes consideramos miembros queridos de nuestra familia. De hecho, la propiedad de mascotas aumentó durante la pandemia y no muestra signos significativos de desaceleración. A menudo se dice que los perros en particular mejoran el estado de ánimo: son compañeros que muestran amor incondicional, son leales y afectuosos y brindan oportunidades para hacer ejercicio y jugar. El campo médico también se ha interesado y parece abrazar la noción de que pasar tiempo con un perro puede potencialmente disminuir el estrés y mejorar el estado de ánimo. Sin duda, esta es la razón por la que se ha reclutado a los perros para desempeñar funciones terapéuticas en entornos de alto estrés, como escuelas, centros correccionales y entornos de atención médica.

Hasta ahora, gran parte de la investigación que busca explorar el efecto de la presencia de animales en los humanos se ha centrado en características generales. En otras palabras, los efectos que se observaron representaron beneficios generales para el estado de ánimo o las emociones que se obtienen al pasar tiempo con una mascota o un compañero canino, sin importar qué estuvieran haciendo exactamente las personas durante ese tiempo con la mascota. Ahora, sin embargo, hay una nueva e interesante investigación que delimita los diferentes tipos de actividades que las personas realizan con los perros, para ver si ciertos tipos de tiempo dedicados son mejores o tienen efectos diferentes que otros.

En este estudio reciente, realizado por Yu, Woo, Han y Park y publicado en PLOS ONE, se clasificaron ocho tipos diferentes de interacciones, y 30 participantes adultos con una edad promedio de aproximadamente 28 años realizaron esas actividades con un perro bien entrenado. Los ocho tipos de actividades fueron conocer al perro, jugar con el perro, alimentarlo, rascarlo, arreglarlo, tomarle fotografías, abrazarlo y pasearlo. Los participantes fueron escaneados mediante EEG mientras participaban en estas interacciones con el perro durante tres minutos seguidos, y luego se les pidió que calificaran su estado de ánimo.

Se descubrió que mientras los participantes jugaban y paseaban con el perro, las oscilaciones de la banda alfa en el cerebro aumentaban en fuerza, lo que sugiere un estado relajado y despierto entre los participantes. Cuando los participantes masajeaban, arreglaban o jugaban con el perro, la fuerza de oscilación de la banda beta aumentaba, lo que era más indicativo de una mayor concentración, aunque sin estrés. Esto sugiere que al jugar con el perro se potenciaba tanto la relajación como la concentración. La evaluación del estado de ánimo mostró que los participantes registraron niveles significativamente más bajos de fatiga, depresión y estrés después de todos los diferentes tipos de interacciones con el perro.

No sólo la cultura popular acepta que pasar tiempo con los perros juega un papel potencial en la lucha contra el estrés, la ansiedad y la depresión cada vez mayores, sino que también los campos médico, psiquiátrico y gerontológico toman en serio a los perros por su papel potencial en el bienestar. Es imperativo que aprendamos más sobre los efectos emocionales y cognitivos que pueden tener los perros y por qué. Esta investigación ayuda a iniciar la conversación sobre qué tipos de actividades podrían estar más correlacionadas con qué tipos de efectos cerebrales, y podría ayudar potencialmente a dirigir diferentes tipos de intervenciones para personas que sufren diferentes tipos de problemas psicológicos.

Es importante señalar, por supuesto, que este estudio fue relativamente pequeño. Además, las personas que se ofrecen como voluntarias para participar en un estudio que implica pasar tiempo con perros podrían representar una especie de muestra sesgada, ya que ellos mismos (si buscan pasar tiempo con perros con más frecuencia o con más entusiasmo que la persona promedio) podrían ser propensos a recibir más beneficios del tiempo con perros, lo que podría ser una posible confusión. Quizás más investigaciones puedan dilucidar si estos efectos aún persisten en una población más general y diversa, incluidas personas con diferentes niveles de experiencia con animales y diferentes niveles de gusto por los perros. No obstante, este estudio proporciona una señal positiva de que las creencias generalizadas sobre los posibles efectos psicológicos positivos de nuestros compañeros caninos pueden estar respaldadas por los datos.

A version of this article originally appeared in Inglés.

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Acerca de
Andrea Bonior Ph.D.

Dra. Andrea Bonior, es psicóloga clínica y oradora en la facultad de la Universidad de Georgetown. Es autora de Detox Your Thoughts: Quit Negative Self-Talk for Good y Discover the Life You've Always Wanted.

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