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Verificado por Psychology Today

La bulimia nerviosa es un trastorno alimentario caracterizado por episodios de atracones (consumir una gran cantidad de alimentos muy rápidamente) seguidos de un comportamiento compensatorio, más comúnmente vómitos o “purgas” o abuso de diuréticos o laxantes.

Las personas bulímicas suelen sentir una falta de control sobre su comportamiento. Por lo general, saben que tienen un problema, pero a menudo temen no poder dejar de darse atracones, lo que los lleva a adoptar conductas de purga en un intento de evitar el aumento de peso. Los atracones y las purgas a menudo se realizan en secreto, alternando sentimientos de vergüenza con alivio.

A diferencia de las personas con anorexia, las personas con bulimia suelen poder mantener un peso normal para su edad; incluso pueden tener sobrepeso u obesidad. Pero, al igual que las personas con anorexia, tienden a temer ganar peso, desean desesperadamente perder peso y están muy descontentos con el tamaño y la forma de su cuerpo. El ciclo de atracones y purgas suele repetirse varias veces por semana. Al igual que ocurre con la anorexia, las personas con bulimia suelen tener enfermedades psicológicas coexistentes, como depresión, ansiedad y problemas de abuso de sustancias. Muchas disfunciones físicas pueden resultar de la purga, incluidos desequilibrios electrolíticos, problemas gastrointestinales y problemas dentales.

La bulimia nerviosa puede afectar a personas de cualquier raza, edad o género; sin embargo, es significativamente más común en mujeres y niñas que en hombres y niños. Aproximadamente el 3 por ciento de las mujeres padecen bulimia nerviosa durante su vida, en comparación con aproximadamente el 1 por ciento de los hombres. Es más común en adolescentes y adultos jóvenes que en otros grupos de edad.

Síntomas

Según el DSM-5, los síntomas comunes de la bulimia nerviosa incluyen:

  • Episodios recurrentes de atracones, caracterizados por comer en un periodo de tiempo discreto (generalmente dos horas o menos) una cantidad de comida sustancialmente mayor de la que comería la mayoría de las personas.
  • Sensación de que uno no puede dejar de comer ni controlar qué o cuánto come.
  • Comportamiento compensatorio recurrente para prevenir el aumento de peso, como el vómito autoinducido; mal uso de laxantes, diuréticos, enemas u otros medicamentos; ayuno; y/o ejercicio excesivo.
  • Autoevaluación indebidamente influenciada por la forma y el peso del cuerpo.

Además de los síntomas conductuales y psicológicos, los síntomas físicos de la bulimia nerviosa pueden incluir:

  • Inflamación crónica y dolor de garganta.
  • Glándulas inflamadas en el cuello y debajo de la mandíbula.
  • Esmalte dental desgastado y dientes cada vez más sensibles y cariados como resultado de la exposición a los ácidos del estómago.
  • Trastorno de reflujo ácido (trastorno de reflujo gastroesofágico o ERGE)
  • Malestar intestinal e irritación por el abuso de laxantes
  • Problemas renales por abuso de diuréticos
  • Deshidratación severa por la purga de líquidos.
  • Llagas o costras en los nudillos si se usan las manos para inducir el vómito.

La bulimia se clasifica como leve, moderada, grave o extrema según la cantidad de conductas compensatorias inapropiadas que ocurren cada semana.

¿Cuáles son las señales de advertencia comunes de la bulimia?

Aunque muchas personas con bulimia hacen todo lo posible para mantener su trastorno en secreto, puede haber varias señales de advertencia clave que los amigos y familiares preocupados pueden notar. Las posibles señales de alerta incluyen preocupación por la comida, el peso o el tamaño corporal; viajes frecuentes al baño durante o después de las comidas; malestar al comer en público o frente a otras personas; o una tendencia a hacer ejercicio en exceso. Los seres queridos también pueden notar síntomas físicos como cara hinchada, dientes dañados, llagas o cicatrices en las manos o los nudillos, o cambios rápidos de peso.

¿A qué edad suele empezar la bulimia?

Muchos casos de bulimia comienzan a partir de los 20 años, aunque el trastorno puede pasar desapercibido hasta los 30 o 40 años. Si bien los trastornos alimentarios en la vejez son menos comunes, es posible que los adultos mayores desarrollen bulimia nerviosa o experimenten una recurrencia del trastorno. Un estudio encontró que hasta el 13 por ciento de las mujeres mayores de 50 años participan en algún tipo de conducta alimentaria desordenada.

 

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Causas

No existe una causa única conocida de la bulimia, pero se cree que existen algunos factores que influyen en el desarrollo del trastorno. Estos incluyen factores biológicos como genes y hormonas; se cree que los trastornos alimentarios tienen un fuerte componente genético, y alguna evidencia sugiere que los cambios hormonales que ocurren durante la adolescencia y la mediana edad pueden desencadenar una conducta alimentaria desordenada, especialmente en las adolescentes y las mujeres perimenopáusicas. Otros factores contribuyentes incluyen ideales culturales que priorizan y recompensan la delgadez, especialmente en las mujeres; antecedentes familiares de trastornos alimentarios, dietas estrictas o preocupación familiar por la comida y el peso; rasgos de personalidad como baja autoestima y/o alta impulsividad; o cambios importantes en la vida y eventos estresantes o traumáticos, como ser agredido sexualmente.

¿Qué desencadena los episodios de atracones y purgas?

Un atracón puede ser provocado por el estrés u otras emociones incómodas, como la ira, la tristeza o la baja autoestima. También puede ocurrir en respuesta a restricciones dietéticas demasiado estrictas y la sensación de hambre resultante. Después, normalmente se realizan purgas y otras acciones para prevenir el aumento de peso para ayudar a las personas con bulimia a sentirse más en control de su conducta alimentaria y aliviar el estrés y la ansiedad adicionales provocados por el atracón. Por lo general, ni los atracones ni las purgas ofrecen un alivio duradero de las emociones negativas y, a menudo, sólo sirven para exacerbarlas.

¿Se puede prevenir la bulimia?

Debido a que la bulimia puede deberse a una combinación de factores, no se conoce ninguna forma de prevenirla de manera consistente. Sin embargo, los expertos sugieren que promover una imagen corporal positiva y cultivar una relación saludable con la comida (en el hogar, la escuela y otros lugares) puede ayudar a los niños a darle menos importancia a los mensajes culturales que moralizan el peso y las elecciones dietéticas y a aprender a vivir en paz con sus cuerpos. Los expertos también sugieren que las comidas familiares regulares y la promoción suave de hábitos saludables pueden ayudar a los niños a desarrollar una relación positiva con la comida. Por el contrario, los padres que hablan regularmente sobre el peso o se someten a dietas de moda tal vez deseen tomar medidas para cambiar su comportamiento, tanto para el beneficio de sus hijos como para el suyo propio.

Tratamiento

Al igual que ocurre con otros trastornos alimentarios como la anorexia, el tratamiento de la bulimia suele implicar una combinación de opciones y depende de las necesidades individuales.

Para reducir o eliminar los atracones y las purgas, el paciente puede someterse a asesoramiento nutricional y psicoterapia, especialmente terapia cognitivo-conductual, y se le pueden recetar medicamentos. Algunos antidepresivos, como la fluoxetina (Prozac), pueden ayudar a los pacientes que también sufren de depresión y ansiedad. El fármaco también parece ayudar a reducir los atracones y las purgas, así como la posibilidad de recaída, y puede mejorar las actitudes alimentarias.

La terapia cognitivo-conductual adaptada al tratamiento de la bulimia también ha demostrado ser eficaz para cambiar el comportamiento de atracones y purgas y mejorar las actitudes hacia la alimentación. La terapia se puede realizar individualmente o en grupo.

Los trastornos alimentarios son complejos y desafiantes, y se están realizando investigaciones conductuales, psicológicas y de neurociencia sobre los trastornos alimentarios sobre sus causas y tratamientos. Los investigadores también están trabajando para definir los procesos básicos implicados en los trastornos, comprender los factores de riesgo, identificar marcadores biológicos del trastorno y desarrollar medicamentos que se dirijan a vías específicas que afectan la conducta alimentaria. Los estudios genéticos y de neuroimagen pueden proporcionar pistas sobre las respuestas individuales a tratamientos específicos.

¿Cuál es el tratamiento de primera línea para la bulimia nerviosa?

El tratamiento suele incluir una combinación de psicoterapia, apoyo nutricional y, a veces, medicación, y se han utilizado múltiples enfoques terapéuticos que han demostrado ser eficaces. La terapia cognitivo-conductual (TCC), el tratamiento familiar (TF) o la psicoterapia interpersonal (TIP) se utilizan comúnmente para tratar la bulimia; Los niños y adolescentes pueden tener más probabilidades de ser tratados con TF, ya que su recuperación a menudo necesita involucrar a otros miembros de la familia hasta cierto punto. La psicoterapia para la bulimia se centra en los procesos de pensamiento desadaptativos o los hábitos de relación que impulsan los atracones y las purgas, así como la depresión y la ansiedad que frecuentemente coexisten con la bulimia. En la terapia nutricional, un dietista trabajará con el paciente para ayudarlo a elegir alimentos más saludables y aprender a reconocer mejor las señales de su cuerpo. Se pueden recetar medicamentos como Prozac u otros antidepresivos para aliviar los síntomas adicionales, según sea necesario.

¿El tratamiento de la bulimia requiere hospitalización?

La mayoría de los tratamientos para la bulimia se pueden realizar de forma ambulatoria. Sin embargo, en casos muy graves o en casos en los que los efectos físicos de la bulimia se han vuelto potencialmente mortales, es posible que se requiera hospitalización y/o atención hospitalaria.

References
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American Psychiatric Association Work Group on Eating Disorders
National Institute of Mental Health
U.S. Department of Health and Human Services
Last updated: 03/25/2022