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Verificado por Psychology Today

Danielle Render Turmaud, M.S., NCC
Danielle Render Turmaud, Ph.D., NCC
Trauma

Podrías no ser quien crees que eres

Lo que pensamos de nosotros podría ser una imagen completa o ser imprecisa.

Los puntos clave

  • Nuestras autopercepciones y autoesquemas podrían no darnos una imagen completa o precisa de quiénes somos.
  • Las experiencias adversas como el trauma, pueden impactar como nos vemos a nosotros.
  • La investigación sugiere que la forma en que nos vemos importa, vale la pena cuestionar las autopercepciones dañinas y el discurso negativo.
Source: Erik Eastman/Unsplash
Podríamos no ser quienes creemos que somos. Somos hermosamente complejos y eso está bien.
Source: Erik Eastman/Unsplash

Cuando le preguntas a Nadia qué piensa de sí misma, hay algunos rasgos positivos de personalidad que compartirá contigo, pero junto con estos, también puede compartir: "soy perezosa”. Al crecer, Nadia era una niña de espíritu libre que prefería centrarse en lo que le apasionaba en ese momento por encima de sus responsabilidades en la vida. A veces, esto significaba no entregar las tareas de la escuela, olvidarse de hacer los deberes o tareas solicitadas por sus cuidadores y faltar a los plazos de trabajo. Mientras otros interactuaban con Nadia, interpretaban sus comportamientos como una tendencia a ser perezosa y a menudo la criticaban por ello. Después de años de escuchar que era "perezosa", Nadia lo creyó.

A medida que pasamos por la vida, como Nadia, llegamos a creer cosas sobre nosotros mismos, sean o no ciertas. Cómo nos percibimos a nosotros mismos y quiénes nos percibimos a menudo se forma a través de años de experiencias y de recibir mensajes de los demás sobre quiénes somos. Estas percepciones a menudo se desarrollan sin nuestra consciencia, a pesar del inmenso impacto que pueden tener en nosotros.

A medida que navegamos por la vida, nuestros cerebros forman esquemas que nos ayudan a organizar la información y dar sentido a nosotros mismos y al mundo que nos rodea rápidamente (Ettinger, 2018). Esto incluye autoesquemas, o generalizaciones cognitivas y creencias sobre nosotros mismos que impactan en cómo pensamos, sentimos y nos comportamos (Markus, 1977; Markus y Wurf, 1987; Myers, 2014). Algunos ejemplos de autoesquemas pueden ser "soy extrovertido", "soy tímido", "soy inteligente", "tengo sobrepeso", "soy atlético", "no tengo éxito" o incluso tal vez "soy perezoso".

Source: Kenzie Kraft/Unsplash
Nuestras experiencias y autoesquemas podrían pintar una imagen limitante, imprecisa o dañina acerca de quiénes somos.
Source: Kenzie Kraft/Unsplash

Una imagen limitada o distorsionada

Aunque los esquemas pueden ser útiles para entender nuestro mundo, desafortunadamente, pueden ser incompletos y, a veces, distorsionados (Ettinger, 2018). Esto también es cierto de las autopercepciones en el sentido de que pueden ser limitantes y no nos dan la imagen completa de lo que somos. De hecho, los autoesquemas pueden pintar una imagen de nosotros que es inexacta o incluso dañina.

Por ejemplo, en la vida de Nadia, a través de sus experiencias y los mensajes recibidos por otros, llegó a creer que sus desafíos en el cumplimiento de sus responsabilidades eran una consecuencia de su personalidad "perezosa". Esto fomentó una visión negativa del yo que condujo a sentimientos de inutilidad y desesperanza. Cuando Nadia comenzó a trabajar para una organización sin fines de lucro donde un trabajo que le apasionaba, todo cambió. Nadia descubrió que los plazos y las tareas de trabajo ya no eran un desafío para ella. Para Nadia, esta experiencia comenzó a desafiar sus creencias anteriores sobre sí misma. Verás, Nadia había vivido su vida creyendo que era perezosa, sin darse cuenta de que tal vez había más detrás de la imagen de lo que ella y otros creían.

A medida que experimentamos experiencias adversas, dolorosas o traumáticas en la vida, no es raro que se desarrollen percepciones negativas y un sentido negativo de nosotros mismos. De hecho, pueden desarrollarse como respuesta a experiencias adversas como el trauma, el diálogo interno negativo y la baja autoestima (Octavia et al., 2019; Slaninova et al., 2015). Esto puede llevar a varias consecuencias emocionales, psicológicas y relacionales en la vida de un individuo.

Como terapeuta de trauma, he visto de primera mano cómo el trauma puede conducir a una imagen distorsionada de sí mismo en individuos que son inmensamente valientes, fuertes, perseverantes y resistentes. A menudo, somos más de lo que nuestros propios esquemas nos permiten creer, particularmente si se han formado a través de experiencias adversas o traumáticas.

Viendo la imagen más grande de nosotros

Como lo describen Leary y Tangney (2012), nuestras ideas sobre quiénes somos y en quiénes nos convertiremos pueden tener una influencia importante en nuestra autoestima. En pocas palabras, la forma en que nos vemos a nosotros mismos importa. Sin embargo, puede que no seamos quienes creemos que somos. Explorar lo que pensamos de nosotros mismos, por qué creemos en estas cosas y cómo queremos vernos a nosotros mismos son esfuerzos significativos. Algunas cosas que podemos hacer para apoyarnos en nuestro viaje de autoexploración podrían incluir:

  • Tomar una postura de curiosidad: Date permiso para tener curiosidad sobre quién podrías pensar que eres, qué experiencias o factores informaron estas creencias, qué podrías estar no viendo de ti mismo y en quién deseas convertirte.
  • Desafiar las creencias negativas y el diálogo interno: A medida que reconocemos las creencias negativas, puede ser útil desafiarlas y adoptar un enfoque basado en la fuerza. Por ejemplo, en lugar de pensar: "soy un fracaso; siempre cometo errores", alguien podría decir alternativamente: "todos cometemos errores. Cometer errores no me convierte en un fracasado”.
  • Cuestionar la exactitud de nuestras propias autopercepciones: Cuando consideramos lo que pensamos de nosotros mismos, a veces puede ser útil hacer la pregunta, "¿cuán verdadera es esta creencia?” Recuerda que quien piensas que eres puede ser una imagen incompleta, especialmente si esa imagen ha sido definida por experiencias adversas o mensajes dañinos dados por otros.
  • Permitir ser maravillosamente complejos: Somos más que nuestras fortalezas, áreas de crecimiento, éxitos y errores. Darnos permiso para permitir que nuestras fortalezas, éxitos y desafíos coexistan puede ser liberador y empoderador.
  • Analizar dónde estamos: Puede ser útil analizar dónde estamos con autocompasión y autoaceptación
  • Buscar apoyo: No tenemos que hacerlo solos. Hay terapeutas que pueden apoyarnos en nuestros viajes de autoexploración, crecimiento y recuperación. Encuentra profesionales cerca de ti en el directorio de Psychology Today

A version of this article originally appeared in Inglés.

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