Skip to main content

Verificado por Psychology Today

Relaciones

Qué pasa cuando los niños pierden a uno de sus padres

¿La pérdida de uno de los padres en una etapa temprana puede afectar relaciones posteriores?

Conforme los niños crecen y maduran hasta convertirse en adultos, una parte crucial de su desarrollo es aprender a formar relaciones íntimas. A pesar de que las primeras experiencias durante suelen ser incómodas, son una parte importante de la adolescencia y la adultez temprana y son las que ponen las bases que, en muchos casos, eventualmente llevarán a relaciones sexuales a largo plazo, matrimonio o el inicio de una familia.

Aún así, las raíces de la habilidad de un niño para formar relaciones interpersonales comienza temprano en la vida y con frecuencia depende de la calidad de la relación que los niños tienen con sus padres. De acuerdo con la teoría del apego, los niños pequeños necesitan formar un fuerte lazo con al menos un cuidador que pueda brindarle el amor y apoyo incondicionales que le permitan formar y desarrollar las habilidades necesarias de relaciones conforme crecen. Aunque usualmente este cuidador suele ser la madre, los investigadores reconocieron desde hace mucho tiempo que ambos padres tienen un papel crítico en ayudar a los niños a desarrollar personalidades saludables y la capacidad de lograr intimidad con los demás.

Pero, ¿qué pasa cuando un niño pierde a uno o ambos padres antes de llegar a la edad adulta? Junto con los problemas inevitables de lidiar con el duelo y la pérdida, ¿ser privado de un padre o madre a una edad temprana afectar el tipo de relaciones íntimas que los niños forman antes de convertirse en adultos?

Con base en la teoría del apego, los investigadores sugieren que los niños que lidian con un duelo prolongado por haber perdido a uno de sus padres son vulnerables a tener problemas emocionales a largo plazo debido a su fracaso al resolver su sensación de pérdida. Esto puede incluir ser propensos a síntomas de depresión, ser más ansiosos y retraídos, mostrar más problemas en la escuela y demostrar un desempeño académico más bajo que los niños que no están afligidos por una pérdida.

Además, para muchos de estos niños, esto puede significar dificultades posteriores en las experiencias de desarrollo necesarias para relaciones íntimas exitosas. Aún así, mientras que estudios anteriores han examinado hogares con un solo padre y el impacto que tiene en los problemas de relaciones que posteriormente tienen los niños, con frecuencia se enfocan en la pérdida de padres por divorcio o separación, en lugar de por fallecimiento. Han sido relativamente limitadas hasta ahora las investigaciones reales que observen el impacto de la muerte de los padres en problemas posteriores de relaciones..

Para atender esta brecha, Beverly Lim Hoeg del Centro de Investigación de la Sociedad contra el Cáncer de Dinamarca publicó los resultados de un amplio estudio de investigación en el diario Psicología del Desarrollo. Usando el Registro Central de Población de Dinamarca, así como la Base de Datos Nacional de Fertilidad, Hoeg y sus colegas recolectaron datos de más de 1.5 millones de individuos para identificar un muestreo final de 35,682 hombres y 33,691 mujeres que habían perdido un padre antes de los 18 años.

También recolectaron información acerca de estatus posteriores de relación, antecedentes educativos, problemas de relaciones e historial médico por un periodo de 14 años para estudiar los cambios con el tiempo. También se recolectaron datos de individuos que no hubieran sufrido una pérdida de ese tipo para tener un grupo de control en el estudio.

Los resultados demostraron que las mujeres y hombres que habían perdido un padre a los 18 años tenían un riesgo considerablemente mayor de separación marital que los hombres y mujeres que no habían sufrido una pérdida. También parecen tener más probabilidades de entrar en relaciones a largo plazo que no se formalizan en lugar de matrimonios.

Los investigadores también encontraron algunos resultados sorprendentes al observar el género de la persona fallecida (para ver si los niños se veían más afectados por la muerte de una madre o un padre) y la edad a la que el niño perdió a esa persona (para ver si los niños más pequeños se veían más afectados por la muerte que los niños mayores). No aparecieron diferencias significativas posteriormente para ninguno de los factores, lo que contradijo lo que los investigadores esperaban con base en investigaciones previas y en la teoría del apego en sí.

Un factor que sí pareció tener un papel en relaciones posteriores involucró la causa de la muerte de los padres. Los niños que perdieron a alguno de sus padres a causa del suicidio parecían tener más probabilidades de experimentar problemas en sus relaciones posteriormente en la vida que los niños que perdieron a un padre por otras razones. Esto es consistente con investigaciones previas que muestran que la pérdida de un padre por suicidio puede dejar a los niños especialmente vulnerables a problemas emocionales posteriores debido al estigma que rodea al suicidio.

Además, como señalan Hoeg y sus colaboradores, que los niños desarrollen problemas posteriores depende del padre superviviente y de qué tan capaces son de ayudar a sus hijos a superar el duelo y aprender a seguir adelante con sus vidas. Con tiempo y apoyo emocional por parte del padre sobreviviente, los niños suelen ser capaces de adaptarse a la pérdida de un padre y desarrollar nuevos lazos con las otras personas en sus vidas. El psicólogo John Bowlby se refirió a este proceso como “reorganización del apego”; los niños que son incapaces de formar nuevos lazos típicamente desarrollan problemas posteriores como resultado.

Como podemos ver a partir de estudios como este, perder a un padre o madre en una etapa temprana puede tener consecuencias a largo plazo que no pueden ignorarse. Es por esto que la terapia familiar puede ser tan importante después de la muerte de un padre, especialmente si la pérdida es inesperada o traumática, como con el suicidio o la muerte violenta. Dado que un estimado cinco por ciento de todos los niños en países occidentales experimentan la pérdida de no de sus padres antes de superar la adolescencia, no puede subestimarse la necesidad de programas de tratamiento efectivos para ayudar a los niños angustiados y a sus padres..

Además de enfocarse en la manera en la que los niños lidian con la muerte, esta terapia también necesita brindar apoyo para el padre superviviente. Dado que el padre con frecuencia queda devastado por la pérdida de una pareja, tanto emocional como económicamente, el proceso de recuperación después de este tipo de pérdida también puede quebrantar sus esfuerzos para ayudar a sus hijos a lidiar efectivamente con la pérdida.

Un ejemplo exitoso es el Programa de Duelo Familiar que está diseñado especialmente para las familias de niños entre 8 y 16 años que han perdido a uno de sus padres. A través de una serie de sesiones de tratamiento, los niños y sus cuidadores pueden aprender un amplio rango de habilidades de afrontamiento que les ayudarán a lidiar con muchos de los problemas que rodean la muerte de un padre. Muchos estudios han demostrado que este programa puede ser extremadamente exitoso ayudando a niños y a su padre superviviente a mejorar sus habilidades en relaciones y aprender a avanzar juntos con sus vidas.

Desafortunadamente, las realidades financieras y falta de programas cercanos suele significar que muchas familias en duelo se quedan solas lidiando con su dolor, con solo sus familias y amigos brindándoles apoyo. Como demuestra el trabajo del equipo de Hoeg y otros estudios, las consecuencias a largo plazo de perder un padre a una edad temprana pueden persistir hasta la edad adulta, por lo que es esencial que los niños en duelo y sus padres supervivientes obtengan la ayuda que necesitan para lidiar con la pérdida.

A version of this article originally appeared in Inglés.

publicidad
Acerca de
Romeo Vitelli Ph.D.

El Dr. Romeo Vitelli, es psicólogo de consulta privada en Toronto, Canadá.

Online:
Providentia, Twitter
Más de Romeo Vitelli Ph.D.
Más de Psychology Today
Más de Romeo Vitelli Ph.D.
Más de Psychology Today