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Verificado por Psychology Today

Estrés

¿Por qué somos tan territoriales los humanos?

He aquí por qué necesitamos tener lugares que nos pertenezcan.

Los puntos clave

  • Todas las sociedades tienen leyes y costumbres que reconocen la importancia del comportamiento territorial humano.
  • Nuestro sentimiento de propiedad sobre los lugares generalmente aumenta con el tiempo.
  • El comportamiento territorial es una forma clave de regular la privacidad y comunicar la identidad.
  • El comportamiento territorial es esencial para organizar la vida social.
ChristopherMYa/Shutterstock
Source: ChristopherMYa/Shutterstock

Todas las sociedades tienen alguna forma de reconocer los espacios privados y castigar a quienes no respetan los límites de estos espacios, y esto ha sido así a lo largo de la historia humana.

Los antiguos romanos incluso tenían una deidad llamada "Terminus", que era el dios de las fronteras terrestres. Las “Piedras de Termini” tenían su imagen tallada en ellas, y se usaban para separar campos y definir límites de propiedad. Cualquiera que manipulase estas piedras era severamente castigado según las leyes civiles y religiosas.

Hoy en día, muchos de nuestros deportes para espectadores más populares reflejan nuestra orientación inherente hacia la territorialidad. El fútbol americano, el fútbol, ​​el baloncesto y el hockey requieren la defensa exitosa del territorio (la portería) contra las invasiones de los oponentes, y el lenguaje utilizado para describir la acción en estos deportes (p. ej., posesión, robo, control, fuera de juego, zona neutral) hace la conexión entre deporte y territorio explícita. Incluso en el béisbol, los equipos luchan por el control de los caminos de base, y el área más importante del diamante se conoce como "casa".

¿Por qué el pensamiento territorial es tan fuerte en nuestras vidas?

Los sentimientos de propiedad incrementan con el tiempo

La investigación muestra consistentemente que las personas desarrollan un sentido de propiedad sobre los lugares donde pasan mucho tiempo, y la intensidad de nuestros sentimientos aumenta con el tiempo que pasamos allí.

Esto puede ser igualmente cierto en espacios públicos y privados. Por ejemplo, un estudio informó que cuando un extraño se acercaba a una persona sentada en una mesa en un bar universitario durante cinco minutos o menos y le pedía que se moviera, invariablemente obedecía y, a menudo, también ofrecía una disculpa. Sin embargo, si la persona había estado sentada allí durante un período de tiempo mucho más largo, generalmente se negaba a moverse.

Otro estudio examinó las diferencias entre las personas que mostraban marcadores territoriales agresivos en su propiedad, como letreros (por ejemplo, "prohibido el paso", "cuidado con el perro") o cercas, y aquellos que no lo hacían. Se descubrió que las personas que mostraban marcadores territoriales agresivos habían vivido en sus casas más tiempo que los propietarios que no mostraban una territorialidad tan contundente, que planeaban vivir allí mucho tiempo en el futuro, ¡e incluso respondieron al timbre más rápido!

Los territorios nos ayudan a preservar y manejar la privacidad

Una de las principales funciones del comportamiento territorial para los humanos es la preservación de la privacidad. Tener un lugar donde podamos controlar quién tiene acceso a nosotros y cuándo es esencial para el funcionamiento normal del día a día, y la falta de dicho control puede ser bastante desalentador y estresante.

Esta es solo una de las razones por las que estar sin hogar es una de las mayores desgracias que una persona puede experimentar. La capacidad de reconocer ciertos objetos y lugares como “pertenecientes” a uno mismo es una etapa importante en el desarrollo de los niños, y hay evidencia de que el apego a los territorios se intensifica con la edad.

Los territorios comunican la identidad personal

Los territorios permiten a las personas administrar y comunicar su sentido de quiénes son. Cuando nos mudamos a una nueva oficina, casa o departamento, a menudo lo primero que desempacamos y mostramos son posesiones muy personales o decoraciones asociadas con los lugares permanentes de nuestras vidas, y hay evidencia de que esta personalización de nuestras nuevas excavaciones puede predecir el éxito y longevidad allí. Los estudios sobre la decoración de dormitorios universitarios han encontrado que los estudiantes que abandonabanla escuela antes del final de su primer año tenían menos probabilidades de decorar sus paredes que los estudiantes que permanecían en la escuela y que también era más probable que usaran decoraciones que reflejaban una conexión con su vida personal fuera de la universidad, como fotos de familiares o novias y novios en casa.

Los propietarios de viviendas personalizan sus espacios más que los inquilinos, y regularmente hacemos juicios precisos sobre la sociabilidad, la ocupación y la personalidad de las personas en función de cómo decoran sus espacios vitales.

La territorialidad organiza el día a día

La territorialidad también juega un papel crucial en la organización de la vida social cotidiana. Sin propiedad y control coherentes sobre varios espacios, la interacción humana sería caótica. Los territorios aclaran los roles sociales, regulan la interacción y minimizan los conflictos. Las reglas territoriales claras disminuyen el comportamiento agresivo entre individuos así como entre pandillas callejeras.

La investigación sobre parejas de marineros que vivían en habitaciones pequeñas y aisladas encontró que las parejas que establecieron territorios despejados durante el primer o segundo día del estudio se desempeñaron mejor mientras trabajaban, mostraron menos estrés y pudieron soportar el aislamiento por más tiempo. Las parejas menos territoriales estaban desorganizadas y no podían tolerar el aislamiento por tanto tiempo.

En resumen, no podría haber una sociedad funcional sin un comportamiento territorial. Los extraños podrían deambular libremente por tu dormitorio y baño, desalojarte de los asientos en lugares públicos y conducir tu automóvil cuando lo deseen. No existirían las cercas, el robo no sería un delito y los cerrajeros se convertirían en una especie en peligro de extinción. No tendrías derecho legal a heredar las posesiones de tus padres, y no habría una forma segura de localizar a las personas que quisieras encontrar.

A version of this article originally appeared in Inglés.

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Acerca de
Frank T. McAndrew Ph.D.

El Dr. Frank McAndrew, es profesor de Cornelia H. Dudley en Psicología en Knox College.

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