Skip to main content

Verificado por Psychology Today

Joseph Troncale, M.D. FASAM
Joseph Troncale M.D.
Adicción

Tu cerebro es un reptiliano

El sistema límbico y el funcionamiento cerebral

En 1954, los neuroanatomistas describieron la corteza límbica. Desde ese entonces, el sistema límbico del cerebro ha sido implicado como el centro de las emociones, las adicciones, el humor y muchos otros procesos emocionales y mentales. Es la parte del cerebro que es muy primitiva filogenéticamente. Muchas personas lo llaman “el cerebro reptiliano”, porque el sistema límbico es prácticamente todo lo que tiene un reptil para hacer funcionar su cerebro. Está a cargo de luchar, huir, alimentar, temer, congelar y fornicar.

El sistema límbico es mucho más poderoso de lo que los humanos le damos crédito. Una paciente que atendí esta mañana estaba sumamente sorprendida por haber tenido una recaída. Había estado haciéndolo todo “bien”, pero tuvo un poco de tiempo libre y misteriosamente se encontró a sí misma en la licorería y posteriormente, bebiéndose sus compras. No creo ni por un segundo que estuviera intentando engañarme sobre su viaje amnésico a la tienda a comprar vodka. Luego de beber, pidió ayuda y volvió al tratamiento, pero aún estaba mistificada por su comportamiento.

Lo que sabemos a partir de muchas investigaciones sobre el cerebro es que este tipo de comportamiento inexplicable ocurre todo el tiempo, y no pasa solo entre adictos. Es solo que los adictos tienen más consecuencias en sus acciones, sobre todo en situaciones como esta. Si uno encuestara a individuos sobre comportamientos “inexplicables”, habría muchas historias que contar si la gente fuera honesta. ¿Cuántas veces hemos hecho algo que dijimos que no haríamos, comido algo que dijimos que no comeríamos, dicho algo que prometimos no decir? Todos sabemos que es una lista muy larga y que pasa todos los días.

El punto de todo esto es que la recuperación de 12 pasos reconoció (antes de que se describiera el sistema límbico) que todos tenemos esta tendencia a hacer lo que no queremos hacer y que no tenemos el poder sobre ciertos comportamientos. Entender este comportamiento automático nos permite rendirnos a lo que no podemos controlar. Nos libera para hacer lo segundo mejor que es permanecer presentes en lugar de preocuparnos por el futuro o sentirnos avergonzados y culpables por el pasado. Requiere práctica. Y luego, más práctica.

Siempre le digo a mis pacientes en recuperación que si sienten que están emocionalmente “en la zona” es probable que estén en problemas. “La zona” es ese lugar incómodo en tu cerebro límbico que te mete en problemas. Está bien experimentar el vacío de la vida, el dolor del momento y la incomodidad en las relaciones. No es necesario anestesiar la incomodidad. Esforzarse por lograrlo es el único camino hacia el crecimiento y la sobriedad.

A version of this article originally appeared in Inglés.

publicidad
Más de Psychology Today
Más de Psychology Today