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Verificado por Psychology Today

La hipersomnolencia es una condición caracterizada por somnolencia diurna y nocturna excesiva y crónica. Las personas que viven con hipersomnolencia no disfrutan de un sueño nocturno reparador, aunque algunas duermen hasta siete horas por noche, por lo que tienden a tomar siestas durante todo el día: en el trabajo, durante las comidas e incluso en eventos sociales. La afección es similar (y se usa como sinónimo) al término “hipersomnia”, aunque técnicamente la hipersomnia se refiere únicamente a la fatiga excesiva durante el día. La sensación de somnolencia que reportan las personas con hipersomnolencia no suele ser instantánea ni abrumadora; sin embargo, la siesta no aporta descanso ni alivio reparador al individuo. La hipersomnolencia suele ocurrir entre muchas personas que sufren de depresión y es un marcador de diagnóstico de esa afección.

Síntomas

Las personas que viven con hipersomnolencia no tienen problemas para conciliar el sueño, pero pueden tener dificultades para despertarse; es posible que les resulte difícil moverse o que se sientan confundidas e irritables. El individuo puede tardar desde minutos hasta horas en despertarse por completo. Incluyendo las siestas, las personas con hipersomnolencia pueden dormir hasta nueve horas al día, todo ello sin sentirse renovadas.

También pueden experimentar inercia del sueño, también conocida como “borrachera del sueño”, períodos de deterioro del rendimiento o reducción de la atención después de despertarse de un sueño nocturno o de una siesta. Durante estos episodios, que pueden durar desde minutos hasta varias horas, una persona parece despierta, pero sufre una disminución en la destreza motora, dificultades temporales con la memoria, sentimientos de desorientación y aturdimiento, y también puede comportarse de manera inapropiada.

Para realizar un diagnóstico clínico de trastorno de hipersomnolencia, según el DSM-5, una persona debe experimentar los siguientes síntomas al menos tres veces por semana durante al menos tres meses:

  • Somnolencia excesiva, a pesar de dormir al menos siete horas por noche.
  • Siestas diurnas recurrentes o lapsos de sueño durante el mismo día. Si bien estas siestas pueden durar hasta una hora, generalmente no se consideran reconstituyentes y no restablecen completamente el estado de alerta.
  • Sueño nocturno no reparador que dura más de siete horas.
  • Dificultad para despertarse completamente después de un sueño prolongado y sensación de confusión o desorientación que puede durar minutos u horas.
  • Mayor tiempo de sueño: hasta 14 a 18 horas por día.
  • Angustia significativa o deterioro en el funcionamiento diario como resultado del sueño excesivo.

La hipersomnolencia se considera leve si uno tiene dificultad para mantenerse alerta uno o dos días a la semana; moderada si esa dificultad ocurre más de tres días a la semana; y grave si la dificultad persiste durante cinco a siete días a la semana.

Vivir con hipersomnolencia puede dejar a una persona propensa a una variedad de otros desafíos cognitivos y de salud mental que incluyen ansiedad, irritabilidad, falta de energía, inquietud, lentitud para pensar o hablar, pérdida de apetito, dificultad con la memoria, alucinaciones e incapacidad para funcionar bien en el trabajo, en casa o en situaciones sociales. Es posible que tengan dificultades para cumplir con sus obligaciones profesionales o acudir a sus citas, especialmente por la mañana.

¿Las personas con hipersomnolencia son propensas a la depresión?

Sí. Muchas personas con este trastorno también experimentan síntomas que cumplen con los criterios para un diagnóstico de trastorno depresivo. La sensación constante de cansancio que surge de vivir con hipersomnolencia puede agregar estrés a la vida personal, profesional y/o social, lo que puede provocar episodios depresivos. En otros casos, debido a que la somnolencia excesiva es un sello distintivo de los trastornos depresivos, las dos condiciones pueden manifestarse en conjunto. Quienes viven con hipersomnolencia pueden automedicarse con estimulantes hasta tal punto que desarrollan un trastorno de abuso de sustancias.

¿Las personas con hipersomnolencia son sonámbulas o se quedan dormidas repentinamente?

No exactamente, pero las personas que experimentan hipersomnolencia pueden adoptar un modo de comportamiento “automático”: realizar actividades cotidianas sin apenas recordar; por ejemplo, conducir varios kilómetros sin darse cuenta de lo lejos que habían llegado. Además, si bien puede parecer que una persona se queda dormida repentinamente, esas siestas suelen seguir a un periodo prolongado de somnolencia y es poco probable que ocurran durante momentos que requieren atención sostenida y concentrada, como reuniones de trabajo o reuniones sociales.

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Causas

Algunas personas parecen tener una predisposición genética a la hipersomnolencia, ya que la afección a veces es hereditaria, pero muchas otras también pueden ser vulnerables. Los síntomas de hipersomnolencia pueden ser causados por la presencia de otros trastornos del sueño como narcolepsia, apnea del sueño o una disfunción del sistema nervioso autónomo. Las dolencias físicas, como un tumor, un traumatismo craneoencefálico o una lesión en el sistema nervioso central, pueden provocar hipersomnolencia, y alrededor del 10 por ciento de los casos parecen ser causados por infecciones virales como el VIH, la mononucleosis o el síndrome de Guillain-Barré.

Ciertos medicamentos recetados, o la abstinencia de ellos, también pueden causar hipersomnolencia, al igual que el abuso de drogas o alcohol.

Si bien el estrés puede provocar un aumento temporal de los síntomas de hipersomnolencia, el estrés no es una causa de la afección por sí solo.

¿Qué tan frecuente es la hipersomnolencia?

Alrededor del 1 por ciento de la población puede experimentar síntomas de hipersomnolencia, particularmente episodios prolongados de inercia del sueño al despertar. El trastorno parece ser igualmente común en hombres y mujeres, y la primera aparición suele tener lugar entre los 17 y los 24 años, aunque la hipersomnolencia causada por una lesión o la presencia de otras afecciones puede surgir a cualquier edad. Por lo general, una persona experimenta algún nivel de síntomas de hipersomnolencia durante varios años antes de buscar atención médica y que le diagnostiquen la afección.

¿Qué otras condiciones médicas pueden provocar hipersomnolencia?

Las personas que viven con esclerosis múltiple, encefalitis, epilepsia, enfermedad de Alzheimer, enfermedad de Parkinson, atrofia multisistémica u obesidad pueden ser más vulnerables a desarrollar hipersomnolencia. La depresión y el trastorno bipolar también pueden provocar síntomas; se estima que más del 40 por ciento de los adultos con depresión también experimentan ataques de hipersomnolencia, y las mujeres son algo más frecuentes que los hombres.

Tratamiento

Alguien que experimente una incapacidad persistente para conciliar el sueño por la noche o que se sienta constantemente cansado durante el día debe consultar a su médico de atención primaria para que lo derive a un especialista en sueño.

La hipersomnolencia se puede tratar con medicamentos que incluyen anfetaminas, metilfenidato o modafinilo. Algunos médicos también pueden recetar clonidina, levodopa, bromocriptina, antidepresivos o inhibidores de la monoaminooxidasa (IMAO).

Los cambios en el estilo de vida pueden ayudar a limitar la aparición de hipersomnolencia: una mejor dieta, por ejemplo, o evitar actividades sociales o trabajos nocturnos que retrasen la hora de acostarse.

References
American Psychiatric Association. Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, Fifth Edition
Textbook of Clinical Neurology. 3rd ed.
University of Maryland Medical Pages
Last updated: 05/12/2022