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Verificado por Psychology Today

Cognición

Cómo dejar de preocuparse por cosas que no puede cambiar

Deje de perder el tiempo preocupándose y sea más eficaz y productivo.

microcosmos/Shutterstock
Fuente: microcosmos/Shutterstock

Hay una verdad brutal de la vida que muchas personas se niegan a aceptar: Hay muchas cosas en nuestras vidas que no podemos controlar.

Algunas personas que se resisten a esta verdad se convierten en controladoras. Microgestionan, se niegan a delegar tareas e intentan forzar a otras personas a cambiar. Creen que si pueden tener suficiente control sobre otras personas y las situaciones en las que se encuentran, podrán evitar que sucedan cosas malas.

Otros saben que no pueden evitar que sucedan cosas malas, pero igualmente se preocupan por ellas. Se preocupan por todo, desde desastres naturales hasta enfermedades mortales. Sus preocupaciones los mantienen ocupados, pero terminan perdiendo tiempo y energía, porque preocuparse no sirve de nada.

Aquí hay seis cosas que pueden ayudar a dejar de preocuparnos por cosas que no podemos controlar.

1. Determinar lo que podemos controlar.

Cuando empiece la sensación de preocupación, es importante tomarnos un minuto para examinar las cosas que podemos controlar. No podemos evitar una tormenta, pero podemos prepararnos para enfrentarla. No podemos controlar cómo se comporta otra persona, pero podemos controlar cómo reaccionamos.

Reconozcamos que, a veces, lo único que se puede controlar son la actitud y esfuerzos propios. Cuando enfocamos nuestra energía en las cosas que sí podemos controlar, somos mucho más efectivos.

2. Concentrarnos en nuestra influencia.

Podemos influir en las personas y las circunstancias, pero no podemos forzar que las cosas salgan de una manera. Si bien es posible darle a nuestros hijos las herramientas que necesitan para obtener buenas calificaciones, por ejemplo, no podemos hacer que obtenga un promedio perfecto. Y aunque podamos planear una buena fiesta, no podemos hacer que la gente se divierta.

Para tener más influencia, debemos concentrarnos en cambiar nuestro comportamiento. Ser un buen modelo a seguir y ponernos límites saludables. Si nos preocupan las decisiones de otra persona, podemos compartir nuestra opinión, pero solo una vez. No tiene caso intentar arreglar a las personas que no quieran ser arregladas.

3. Identificar nuestros miedos.

Hay que preguntarnos qué es lo que en verdad nos asusta: ¿Estamos prediciendo consecuencias catastróficas? ¿Dudamos de nuestra capacidad para lidiar con la decepción? Por lo general, el peor de los casos no es tan trágico como imaginamos. Hay una buena posibilidad de que seamos más fuertes de lo que creemos.

Pero a veces la gente está tan ocupada pensando cosas como “No puedo dejar que mi negocio fracase” que no se toman el tiempo para preguntarse: ”¿Qué haría si mi negocio fracasara?” Reconocer que puede lidiar con el peor de los casos puede ayudarle a enfocar su energía en ejercicios más productivos.

4. Distinguir entre la reflexión y la resolución de problemas.

Darle vueltas a las conversaciones en nuestras cabezas o imaginar resultados catastróficos una y otra vez no es útil. Lo que sí es útil es resolver un problema.

Primero hay que preguntarnos si ese pensamiento es productivo. Si estamos resolviendo un problema activamente mediante esos pensamientos, como buscar maneras de aumentar las posibilidades de éxito, entonces no debemos detenernos, podemos seguir trabajando en soluciones.

Sin embargo, si perdemos el tiempo reflexionando, debemos sintonizar otro canal en nuestros cerebros. Reconozcamos que esos pensamientos no son útiles. En esos casos es mejor levantarse y hacer otra cosa por unos minutos para que nuestro cerebro se enfoque en algo más productivo.

5. Crear un plan para controlar el estrés.

Hacer ejercicio, comer sano y dormir bien son solo algunos de los aspectos clave que debemos hacer para cuidar de nosotros mismos. También tenemos que dedicarle tiempo a manejar nuestro estrés para poder funcionar de manera más eficiente.

Hay que encontrar formas saludables para aliviar el estrés, como la meditación, un pasatiempo entretenido o pasar tiempo con amigos. Prestemos atención a nuestros niveles de estrés y hagámonos conscientes de cómo lidiamos con la angustia. También es de suma importancia eliminar las habilidades de afrontamiento poco saludables, como quejarnos ante los demás o beber demasiado.

6. Desarrollar afirmaciones saludables.

Tengo dos frases que uso para recordar que debo entrar en acción o calmarme. La primera es: ”Hazlo realidad”. Cada vez que me veo diciendo algo como “espero que me vaya bien hoy”, me recuerdo a mí mismo “hazlo realidad”. Me recuerda que tengo el control de mis acciones.

Entonces, cuando me encuentro pensando en algo que no puedo controlar, como: “Espero que no llueva el sábado”, me digo que puedo manejarlo. Esas frases rápidas que tengo siempre a la mano me impiden perder el tiempo en cosas que no puedo controlar. Haré lo que pueda para hacerlo realidad o lidiaré con las cosas que no puedo controlar.

Estos son algunos mantras saludables para mantenernos fuertes mentalmente. Esas frases ayudarán a combatir la falta de confianza en nosotros mismos, las predicciones catastróficas y la preocupación sin fin.

Para aprender más sobre cómo dejar los malos hábitos que le roban la fuerza mental, consiga una copia de 13 cosas que las personas mentalmente fuertes no hacen.

A version of this article originally appeared in Inglés.

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Acerca de
Amy Morin

Amy Morin, Trabajadora Social Clínica acreditada, es psicoterapeuta y autora de 13 Things Mentally Strong People Don’t Do.

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