Perfeccionismo
¿Eres egoísta, egocéntrico o simplemente autoconsciente?
Si eres perfeccionista, estas tres podrían confundirse bastante...
19 de enero de 2021 Revisado por Gary Drevitch
¿Crees que “si pido algo que quiero estoy siendo egoísta?”
O ¿tiene sentido para ti que exista una enorme diferencia entre ser egoísta, egocéntrico o autoconsciente?
Hablemos de esas diferencias.
Primero, hablemos del egocentrismo. Este es un ejemplo: una persona egocéntrica podría decir “ay, lamento que tu mamá tenga cáncer. Eso es horrible. Estoy segura que la estarás llevando a sus tratamientos, pero, ¿entonces eso significa que no podrás seguir compartiendo el coche para ir a trabajar?” O podría sonar así: “¡Felicidades! Qué gusto que vas a tener un bebé. A mí me tomó cuatro años y muchísimo dinero el tratamiento de infertilidad. No podría saber lo que se siente hacerlo naturalmente”.
Una persona egocéntrica se roba el enfoque. Y te quedas preguntándote por qué te molestaste en hablar con ellos en primer lugar. O de alguna manera absorbes un extraño tipo de vergüenza por compartir, como si tus batallas o tus alegrías no importaran.
La diferencia entre ser egocéntrico y egoísta
El egoísmo es ponerte a ti mismo y a tus necesidades antes que a las de alguien más, la mayor parte del tiempo o incluso todo el tiempo. Si hay un pastel, una persona egoísta toma el último pedazo. Si hace falta recoger a alguien, tienen una cita que no pueden cambiar y te toca a ti hacerlo.
A veces, es inevitable, no poder estar disponible o poner las necesidades de alguien más por delante. Pero si pasa todo el tiempo, entonces empieza a sonar mucho como egoísmo. Y es muy difícil estar en una relación con alguien que sabe solamente cómo tomar, y rara vez cómo dar.
¿En qué es distinta la autoconsciencia?
Ser autoconsciente es una elección muy distinta. Mi definición es simple: tienes en mente tus propias necesidades o deseos y los tratas con tanta consideración como tratas los deseos y necesidades de los demás. Tus necesidades no siempre están en la cima de la tabla de tiempo/necesidades/deseos, pero sí lo están a veces, de la misma manera en la que a veces pones los deseos y necesidades de los demás por encima de los tuyos. Pero tus necesidades tienen una alta consideración regularmente.
Lo importante aquí es el balance. A veces tus necesidades no reciben mucha atención porque las de alguien más tienen la prioridad, y por una buena razón. Y todos podemos estar muy, muy, muy ocupados. Pero hay otras ocasiones en las que te encuentras en un lugar más doloroso, o aterrador o confuso y, francamente, tus necesidades (y tú), necesitan atención y apoyo.
Podrías llamarlo autocuidado. Puedes pedir ayuda, y, si todo sale bien, recibirla.
¿Esta confusión es parte de una depresión perfectamente oculta?
Si batallas con una depresión perfectamente oculta, es posible que no conozcas la diferencia entre egoísmo y autoconciencia. Puede que no te enseñaran o te trataran como si tus necesidades infantiles fueran siguiera significativas.
Entonces, esto es lo que escuchabas de personas que supuestamente deberían estar cuidando de ti:
- “Nadie te preguntó”.
- “No deberías tener hambre, acabamos de comer”.
- “Necesitas llamar y decirle a tus amigos que la fiesta de cumpleaños se canceló. Mami está cansada”.
Esto suele ocurrir en las familias en las que hay abusos o negligencia, donde los padres tienen un estilo autoritario y rígido de crianza o donde hay adicciones secretas presentes. Constantemente te daban mensajes sutiles (y no tan sutiles) de que si querías o necesitabas algo, no importaba. Aprendías que tus necesidades venían después de las de los demás, y que necesitabas silenciar tus deseos.
No eran importantes.
Tú no eras importante. Y sigues con esa creencia hasta la edad adulta.
Pero el hecho es que tú eres tan importante como todos los demás.
3 cosas que puedes hacer para acostumbrarte a la autoconsciencia
Entonces, ¿qué puedes hacer si batallas con entender la diferencia entre egoísmo, egocentrismo y autoconsciencia?
1. Confronta a tu propia etiqueta de “egoísta”. Pregúntate esto: ¿le dirías a alguien más que está siendo egoísta si saliera a caminar por una hora en lugar de lavar la ropa? No, no lo harías. Usualmente cuando aplicas a ti mismo lo que le dirías a alguien más, terminas riendo por lo irracional que es lo que estás pensando.
2. Entiende que ser autoconsciente puede incrementar la probabilidad de vulnerabilidad. Cuando tornas tu atención hacia ti mismo, ya sea a través de pensamientos tranquilos y meditación, o prestando atención e incluso cuidando de ti mismo, puede surgir dolor. Te estás dando el mensaje de que eres importante, un mensaje que tal vez nunca antes recibiste o al menos no recibiste apropiadamente.
Tienes que estar listo para ello. Podrías no estar acostumbrado a sentirte vulnerable. O triste. O enojado.
3. Arriésgate a hacer algo que es solo para ti, al menos una vez a la semana. Incluso si es algo pequeño, como tomarte 30 minutos para sentarte y leer, manejar por la carretera o llamar a un amigo.
Los regalos para ti mismo no tienen que ser grandes o hacer una gran diferencia. Tal vez se sienta incómodo al principio, pero sí que vale la pena.
Porque tú lo vales.
A version of this article originally appeared in English.