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Verificado por Psychology Today

Psicopatía

8 indicadores de potencial psicópata

Si estas características te suenan, podrías ser un psicópata.

Wikimedia Commons
Fuente: Wikimedia Commons

La psicopatía no se reconoce como un trastorno psiquiátrico en sí. La quinta edición del Manual estadístico y de diagnóstico de trastornos mentales lo menciona como un subtipo del Trastorno Antisocial de la Personalidad, pero lo que llamamos “psicopatía” en el lenguaje común se refiere a una de las personalidades de lo que se conoce como “La Tríada Oscura”.

La Tríada Oscura es la constelación del narcisismo, la psicopatía y el maquiavelismo, que son tendencias hacia un comportamiento malévolo o malvado que puede encontrarse entre la población normal (o subclínica). El sadismo se incluyó posteriormente como un cuarto rasgo en la llamada "tétrada oscura".

En la cultura popular, los psicópatas a menudo se representan como asesinos en serie. Pero en realidad, pocos psicópatas son criminales y mucho menos asesinos en serie. Pueden ser CEOs exitosos, directores de empresas, altos administradores universitarios, matones de oficina, ambiciosas madres arrasadoras, chicas de secundaria muy populares, parejas pasivo-agresivas o vecinos rencorosos.

¿Eres uno de ellos? Estas son ocho señales de psicopatía entre la población normal, o subclínica. Si la mayoría te suenan familiares podrías tener tendencias psicópatas.

1. Eres más racional que los demás.

Para ti no hay aburrimiento siempre y cuando estén pasando cosas, no tiendes a sentirte abrumado por emociones negativas como temor, tristeza, remordimiento o desesperación. Esto te hace bueno en la resolución de problemas complejos y te permite trabajar rápidamente cuando hace falta. También te permite permanecer en calma en caso de una emergencia o cuando te aproximas a una fecha de entrega. Las personas que se encuentran en situaciones de riesgo en su vida tienen una mayor probabilidad de sobrevivir si estás ahí porque puedes actuar rápido y de manera estratégica sin distraerte con su dolor y sufrimiento.

2. Eres prácticamente otra persona en distintas situaciones.

Te comportas como un camaleón. Puedes adaptar tu comportamiento para cualquier situación en la que te encuentres. Eres adepto en el uso de los halagos y cumplidos para ganarte la confianza de los demás. Eres experto en la actuación y puedes imitar emociones y actuar cualquier papel que requiera la situación. Puedes ser gracioso, encantador y entretenido o representar el papel del empático, haciendo creer a otros que te importan si vas a ganar algo por ello.

3. Las demás personas y lo que hacen te aburren fácilmente.

Necesitas adrenalina para evitar sentir aburrimiento. Tal vez consigas esa adrenalina estando a cargo de un grupo grande de personas o viviendo peligrosamente. O tal vez usas drogas estimulantes para obtener la adrenalina que necesitas. Cuando las cosas se ponen muy aburridas, tiendes a jugar con las personas para satisfacer tu constante necesidad de estimulación.

4. Con frecuencia actúas impulsivamente.

Tiendes a actuar al momento, mostrando comportamientos innecesariamente arriesgados caracterizados por poca o nula consideración de las consecuencias. Puede ser algo tan inocente como quedarte viendo películas hasta las 4 de la mañana aunque sabes que tendrás que levantarte tres horas después para una tarea importante. O tal vez te encuentres de camino a comprar otra bolsa de cocaína o metanfetaminas aunque te habías prometido que lo dejarías.

5. Mientes frecuentemente, aunque no sabes por qué.

Aún cuando la verdad no es problemática, sueles responder a las preguntas de otras personas con una mentira. De vez en cuando dices una mentira para llamar la atención o dar la mejor impresión posible. Pero con frecuencia dices mentiras que no te hacen parecer más interesante. Tu única motivación es la acción de mentir. A pesar de no ganar nada (directamente), igual eliges mentir y eres bueno en ello. Para ti, mentir es casi un arte.

6. Rara vez aceptas responsabilidad por tus acciones, porque alguien o algo más siempre tiene la culpa.

Rara vez te responsabilizas por tus acciones, porque cuando las cosas salen mal tiendes a sentir que no es tu culpa. En su lugar, otras personas o circunstancias son las culpables de tus infortunios. Si no cumples una promesa con un amigo, es porque tu jefe es demasiado demandante. Si llegas tarde al trabajo todo el tiempo, es porque tu compañero de piso se queda en el baño que comparten por horas. En las raras ocasiones en las que aceptas la culpa, es porque te sientes acorralado, pero incluso al admitir que cometiste un error, no sientes remordimiento o culpa.

7. Prefieres el estilo de vida de un parásito.

Siempre buscas recibir más de lo que das. Ganas más dinero que todos tus familiares juntos, pero sigues viviendo en el sofá de tu hermana o con el dinero de tus padres. Cuando alguien te invita a comer, a tomar, al cine o te hace un favor, solo eres recíproco cuando crees que te beneficiará hacerlo a largo plazo.

8. Generalmente te sientes bien contigo mismo.

Generalmente te sientes bien contigo mismo y no experimentas ningún síntoma notable de enfermedad psiquiátrica o problemas psicológicos. La sola idea de que vayas a ver a un psiquiatra o terapeuta te parece absurda. Incluso la idea de que podrías tener un trastorno de personalidad de parece ridícula. Si buscaras ayuda profesional, sería porque fuiste víctima del fracaso o ignorancia de alguien más.

Imagen de Facebook: stockfour/Shutterstock

A version of this article originally appeared in Inglés.

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Acerca de
Berit Brogaard D.M.Sci., Ph.D

La Dra. Berit Brogaard, Maestría en ciencias, es profesora de filosofía y directora del Brogaard Lab for Multisensory Research en la Universidad de Miami.

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