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Verificado por Psychology Today

Hal Herzog Ph.D.
Hal Herzog Ph.D.
Fantasías

¿Qué son los furries?

Lo que una década de investigación ha revelado sobre esta subcultura incomprendida.

Esta contribución fue escrita por el Dr. Courtney Plante, psicóloga social y cofundadora del Proyecto Internacional de Investigación Antropomórfica, un equipo internacional de científicos que estudian a los fanáticos “furries”. También es autor del compendio de hallazgos de sus estudios que se puede leer aquí.

Photo by Talarus.
Fuente: Photo by Talarus.

Furries. Tal vez los conoces como “esas personas que se ponen esos disfraces gigantes de animales”. O, dependiendo de los medios que consumas, también puede ser que los conozcas como “las personas que se creen animales y tienen un fetiche raro con la piel”. O, también es muy probable que nunca hubieras escuchado el término “furry”.

Sin importar lo que hayas o no escuchado sobre los furries, tal vez te resulte sorprendente saber que hay un equipo de investigadores que han dedicado sus carreras a estudiar este fanatismo. Lo que tal vez resulta más sorprendente es lo que casi una década de investigación sobre el tema puede decirnos sobre la manera en la que nos relacionamos con los animales, cómo nos entendemos a nosotros mismos y cómo nos beneficiamos al permitir que nuestro niño interior ande libre de vez en cuando.

¿Qué son los furries?

Antes de hablar sobre lo que podemos aprender de los furries, sería útil tener una idea de lo que son exactamente. Dicho de manera sencilla, los furries son fanáticos. De la misma manera en la que los fanáticos de Star Trek son fanáticos de Star Trek y los fanáticos de los deportes son fanáticos de los deportes, los furries son fanáticos de los medios que presentan animales antropomórficos, es decir, animales que caminan, hablan y hacen otras cosas humanas. A primera vista, parece que los animales antropomórficos son una cosa rara de la que ser fanáticos. Hasta que te das cuenta de que la mayoría de los niños de hoy en la cultura occidental crecieron viendo caricaturas de Mickey Mouse y Bugs Bunny y leyendo libros como Los Cuentos de Peter Rabbit una tradición que se ha mantenido en películas como Zootopia. Claro, la audiencia meta de todo esto son niños, pero lo mismo podría decirse de Star Wars y Harry Potter, un hecho que no ha disuadido a los millones de fanáticos adultos de estas series.

Photo by Douglas Muth
Fuente: Photo by Douglas Muth

Demográficamente, el fanatismo furry está compuesto de manera predominante por hombres blancos desde la adolescencia hasta mediados de los veinte. En general, representan lo que esperarías en la subcultura nerd o geek: un desempeño escolar sobresaliente (casi la mitad son universitarios), un interés por las computadoras y la ciencia, y una pasión por los videojuegos, ciencia ficción, fantasía y el anime. Lo que es menos común son los demográficos LGBTQ de este fanatismo: los Furries tienen siete veces más probabilidades que la población general de identifiarse como transgénero y cinco veces más probabilidades de identificarse como no heterosexuales. Dada la composición, no es de sorprender que los fanáticos furries sean una comunidad definida mayoritariamente por su inclusividad. Estos fanáticos abrazan la norma de aceptar sin juzgar.

Pero, ¿los Furries no…?

Hay muchos conceptos erróneos alrededor de los furries, en parte debido a que hay numerosos artículos representándolos erróneamente como fetichistas o como personas psicológicamente disfuncionales. Muchas de esas creencias son claramente falsas, con frecuencia surgidas de una carencia de entendimiento claro sobre lo que hacen los furries como grupo. Por ejemplo, la creencia de que los furries son personas que obtienen gratificación sexual por usar trajes con aspecto de mascotas proviene de un porcentaje pequeño de furries, aproximadamente el 20 por ciento que manifiestan su fanatismo a través de los disfraces. Sin embargo, como ocurre con otras comunidades de fanáticos (por ejemplo, quienes acuden a convenciones de videojuegos, anime, cosplay o fanáticos de los deportes que visten la playera de su equipo), esos disfraces rara vez se usan para obtener gratificación sexual y casi siempre se hace como una manera de autoexpresión o actuación. Y, como otros fanáticos, el interés de alguien en lo furry puede manifestarse de varias maneras: dibujar, pagar por arte o escribir historias o novelas con temas furry, participar en juegos con temas furry, disfrazarse y hacer representaciones y juntarse con otros que comparten el mismo interés.

Otro de estos conceptos equivocados proviene de la creencia equivocada de que los furries no son fanáticos sino personas que creen ser animales, ya sea en parte o por completo. En realidad, esta definición define a un grupo conocido como Therians, cuyo sentido del ser incluye a animales no humanos (por ejemplo, el espíritu de un lobo atrapado en un cuerpo humano). La gran mayoría de los furries se consideran completamente humanos y no tienen ningún deseo de volverse animales no humanos; simplemente disfrutan los medios que representan animales que hablan, caminan y hacen cosas de humanos.

¿Qué pueden enseñarnos los furries sobre nuestra propia psicología?

Ahora que tenemos una mejor comprensión de lo que son y lo que no son los furries, vale la pena preguntarnos lo que casi una década de investigación sobre este grupo puede decirnos sobre las personas en general. Hay tres hallazgos que son particularmente interesantes.

1. Los furries son un ejemplo de caso excelente para el principio psicológico de inclusión moral y cómo se relaciona con animales no humanos. Dicho de manera sencilla, cuando se incluye algo dentro del dominio moral de una persona, está sujeto a sus principios morales. En contraste, las cosas excluidas de ese dominio moral se consideran como más allá de la consideración moral. Desde un punto de vista práctico, aquellos que se encuentran en nuestro grupo interno, también tienden a caer dentro de nuestro dominio moral, mientras que aquellos que pertenecen a grupos externos tienen menos probabilidades de obtener consideración moral. En el caso de los furries, quienes pasan una considerable parte de su tiempo antropomorfizando animales, lo que significa que muchos animales no humanos caen dentro del mismo dominio moral que las personas. Como tal, los furries tienen más probabilidades que los no furries a oponerse al uso de animales no humanos para propósitos comerciales o de investigación.

Photos by Courtney Plante
Fuente: Photos by Courtney Plante

2. La gran mayoría de los furries generan lo que se conoce como una ‘fursona’, es decir, un avatar con temática furry utilizado para interactuar con otros miembros del grupo. Las fursonas típicamente consisten de una o más especies de animales, un nombre y rasgos de personalidad junto con otras características. Dada la naturaleza con temática fantasiosa de los fanáticos furries, cada furry tiene la libertad de crear representaciones de sí mismo sin las ataduras de la realidad. Como tal, pueden reconceptualizarse con respecto a la edad, género, personalidad o características físicas. Las investigaciones han mostrado que la mayoría de los furries crean fursonas que representan versiones idealizadas de sí mismos que, conservan rasgos similares. Muchos furries reportan que con el tiempo, su propio autoconcepto tiende a irse volviendo más similar a su fursona. Esto puede deberse al hecho que, con el tiempo, los demás empiezan a interactuar con ese yo idealizado, validándolo y ayudándoles a internalizarlo como parte de sí mismos.

Graph by Hal Herzog/Data from Courtney Plante
Fuente: Gráfica por Hal Herzog/Data de Courtney Plante

3. El mundo furry es de fantasía, en donde los dragones coexisten con lobos que caminan en dos patas e híbridos imposibles. Debido a que el mundo de contenido furry es tan amplio e incluyente, al grupo de fanáticos en sí tiende a reflejar esas normas. Después de todo, si estoy pasando mi tiempo jugando a que soy un gato azul neón que habla y camina, ¿estoy en posición de juzgarte por lo que vistes o por la manera en la que decides identificarte? Para este fin, muchos furries describen a su grupo como uno de los primeros lugares en los que se sintieron aceptados, algo que debe ponerse en contexto con el hecho de que los furries tienen 50 por ciento más probabilidades que las personas promedio de haber sido acosados en la infancia. Para la mayoría de los furries, el grupo se trata de mucho más que simplemente satisfacer una fantasía infantil de vez en cuando. Se trata de amistades para toda la vida y de construir una red social de apoyo dentro de una comunidad que no los juzgará por tener intereses poco convencionales. Así que, mientras que la mayoría de nosotros al ver a una persona que ve caricaturas o se viste como un perro antropomorfo nos preguntaríamos, “¿qué le pasa a esta persona?”, la data sugiere que estas mismas actividades fantasiosas son fundamentales para el bienestar psicológico de una persona.

Tal vez lo más fascinante que una década de investigación acerca de los furries puede decirnos es que, a fin de cuentas, los furries no son diferentes a los demás; tienen la misma necesidad de pertenecer, necesitan tener un sentido del ser positivo y distintivo y de autoexpresarse. En otras palabras, los furries son como tú ¡pero con piel falsa!

Mira aquí la lista de publicaciones sobre furries publicada por el Proyecto Internacional de Investigación Antropomórfica. Para contactar al Dr. Courtney Plante cplante@uwaterloo.ca.

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Aquí puedes seguirlo en Twitter.

A version of this article originally appeared in Inglés.

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