Comprendiendo las relaciones románticas dañinas

Las imágenes embriagadoras del amor romántico están en todas partes. Los cuentos de hadas de la infancia, la televisión, las películas, las revistas, los anuncios y las redes sociales nos bombardean con narraciones de cómo es el "amor verdadero", apelando a nuestras esperanzas y fantasías. Tales retratos idealizados del amor sirven como antifaces que ocultan esta verdad: Una relación puede ser abusiva y dañina, pero aún así tener los elementos seductores del romance.

Las estadísticas de fuentes creíbles (por ejemplo, la Asociación Estadounidense de Psicología, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, la Oficina de Programas de Prevención de la Justicia Juvenil) pintan una imagen inquietante de la vida romántica de adolescentes y adultos jóvenes. La evidencia sugiere que existe un continuo de preocupaciones que circunscriben las relaciones íntimas de un gran número de jóvenes, que van desde el abuso físico/sexual/emocional y el acecho en un extremo, hasta el acoso, las conexiones insensibles, el engaño, el gaslighting y los comentarios mezquinos en las redes sociales en el otro extremo. Para demasiados jóvenes, la experiencia de establecer conexiones románticas a menudo resulta ser dañina, con consecuencias que se expanden en círculos concéntricos de daño a lo largo de sus vidas.

Características de un romance tóxico

Defino un romance tóxico como "un apego íntimo emocionalmente significativo hacia una persona que interfiere con la capacidad de experimentar alegría, armonía, seguridad, esperanza, sentimientos de paz y conexiones positivas con otras personas fuera de la relación romántica".¹ En un romance venenoso, una persona ejerce un poder controlador y abusivo sobre otra. La persona en el extremo receptor experimenta crónicamente una variedad de emociones negativas como impotencia, ansiedad, tristeza, culpa, dudas sobre sí misma, inutilidad y la sensación de estar atrapada bajo una nube oscura. Es como si uno siempre estuviera caminando sobre cáscaras de huevo en la relación, siempre vigilante de que algo despierte a la pareja y desencadene comportamientos intensamente negativos.

Los romances dañinos pueden ocurrir con parejas del mismo sexo y heterosexuales, y los comportamientos abusivos pueden ser expresados por hombres y mujeres. El patrón más común (el enfoque de esta publicación) es "heteronormativo", que involucra el comportamiento controlador y ofensivo de los hombres hacia sus parejas femeninas.

Al observar a una joven que está involucrada en un romance tóxico con un joven, surge una pregunta desconcertante: ¿Por qué se queda con él? He encontrado un conjunto común de posibles respuestas a esa pregunta, de las cuales puede operar cualquier combinación de las siguientes:

• Ella recuerda el seductor período de "luna de miel" al principio de la relación y espera volver a lo que ella creía que él era entonces.
• Ella teme estar sola y permanece en la relación a pesar de la forma en que él la trata.
• Ella cree falsamente que nadie más querría estar con ella. (La baja autoestima es relevante aquí.)
• Ella cree que puede cambiarlo.
• Ella acepta sus repetidas promesas de que cambiará, independientemente de la evidencia de comportamiento que indique lo contrario.
• Ella internaliza la explicación de gaslighting de él de que ella es la razón de los problemas en la relación.
• Ella ha invertido tanto tiempo y energía en la relación que no quiere darse por vencida.
• Ella está aislada (gracias a él) de familiares y amigos que la cuidan y que podrían ayudarla.
• Ella cree falsamente que el hecho de que le digan que es amada equivale a ser tratada con amor.
• No puede admitir ante sí misma ni ante los demás que cometió un error.
• Ella acepta estos comportamientos como una característica normal de la relación, tal vez porque no sabe qué es una relación sana.

Salir de un mal romance

Un paso importante que deben dar las mujeres jóvenes para salir de un romance tóxico es reconocer en sí mismas estos patrones anteriores e identificar dos comportamientos comunes que los hombres que controlan tienden a exhibir en relación con estos patrones. Primero, los hombres controladores buscan deliberadamente aislar a sus parejas femeninas de otras personas que podrían cuestionar o interferir con la relación. Desde su perspectiva, no se debe creer ni confiar en su familia y amigos. Sólo él debe ser la fuente de información sobre su conexión. Solo a él se le deben confiar sus emociones. Solo él realmente se preocupa por ella; familiares y amigos solo intentan interferir en su vida. Cuanto más aislada se vuelve, más gana control sobre su vida y más puede mantener un manto de secreto sobre cómo la trata.

En segundo lugar, estos hombres son expertos en hacer gaslighting a sus parejas femeninas. Su valía, su capacidad para tomar decisiones, su relación con los demás, sus capacidades, lo que ella puede querer para sí misma, cómo entiende sus propias emociones y por qué él es importante para ella es informado por las interpretaciones de él acerca de la relación. Es como si él hubiera colocado un filtro sobre sus ojos que jadeara sus percepciones de lo que es real. Este proceso de gaslighting se ve reforzado por él diciéndole que la ama independientemente de sus acciones, y sin importar cuán infeliz sea ella o cómo la relación parezca estancada en un lugar negativo sin crecimiento.

Las mujeres y los hombres de todas las edades que están entrando en una conexión romántica deben guiarse por una verdad fundamental: Una declaración de amor no es un derecho. No le da a uno "derechos" sobre otra persona. No excusa ni justifica comportamientos que amenacen, dañen, humillen, controlen, induzcan miedo, violen físicamente o angustien intencionalmente a otro.

Características de una relación sana

Contrariamente a un romance tóxico, las relaciones sanas, felices y amorosas tienen varias cosas en común. Hay confianza en que cada persona trate a la otra con amor y respeto. Hay honestidad que refleja la certeza de que ninguna persona mentirá, engañará o manipulará a la otra de manera dañina. Hay amabilidad de uno hacia el otro, expresados en gestos grandes y pequeños que reflejan compasión y gratitud. Hay igualdad donde, de manera equilibrada, cada persona honra los derechos, habilidades y necesidades del otro. Finalmente, hay muchos momentos de armonía y alegría, expresados en risas, un sentido compartido de aventura y una sensación de paz y calma cuando están juntos. Si dos personas no nutren estas cualidades en su romance, entonces cada una debe reflexionar sobre una pregunta más preocupante: ¿Qué creamos juntos?