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Verificado por Psychology Today

Cada niño adoptado es único y tiene el potencial de florecer en un hogar amoroso. Sin embargo, debido a la naturaleza de la adopción, hay varios desafíos potenciales que muchos padres adoptivos tendrán que estar preparados para enfrentar. Estos incluyen las secuelas del trauma o negligencia, sentimientos de abandono, cuestiones de identidad y desafíos sociales y emocionales relacionados con la raza.

Por otro lado, es importante que los padres recuerden que no todos los problemas, ya sean físicos o mentales, pueden atribuirse directamente a la adopción de un niño. Centrarse en la vida y las necesidades del niño por completo, en lugar de asumir que la adopción está detrás de cada comportamiento negativo, es la mejor manera de abordar los desafíos y promover el bienestar general.

Problemas comunes de la adopción

Algunos niños que han sido adoptados, aunque no todos, pueden experimentar problemas psicológicos, neurológicos, sociales, médicos o de comportamiento exclusivos de su situación individual. Estos problemas potenciales, que pueden desarrollarse a cualquier edad, incluyen vínculos, apego, problemas de relación, retrasos cognitivos, TDAH, ser desafiantes y asuntos relacionados con la formación de la identidad.

Estos problemas pueden deberse a la separación de los padres biológicos, trauma, estigmatización, cambios culturales, problemas ambientales como desnutrición o envenenamiento por plomo, o antecedentes familiares biológicos, incluido el alcoholismo o el abuso de drogas. Dado que no siempre es posible obtener registros de la historia médica de un niño adoptado, puede ser necesario abordar asuntos de salud física imprevistos.

¿Cuáles son los posibles efectos negativos de la adopción?

La adopción no tendrá necesariamente efectos negativos en todos los niños adoptados. Sin embargo, algunos niños pueden experimentar síntomas emocionales o psicológicos negativos como resultado de su adopción. 

Para empezar, los niños adoptados pueden tener dificultades con sentirse rechazados por su familia biológica y/o como que no encajan en su familia adoptiva; esos sentimientos pueden ser dolorosos para los niños y los padres por igual, y pueden desencadenar comportamientos negativos a medida que el niño intenta reconciliar estas emociones. 

Los adoptados, particularmente aquellos adoptados a una edad más avanzada, pueden haber sufrido trauma, abuso o negligencia. Estos niños pueden desconfiar de los adultos y pueden tener dificultades para vincularse con su familia adoptiva como resultado. También pueden presentar desafíos emocionales o de comportamiento a medida que intentan enfrentar su difícil pasado. Buscar ayuda para niños traumatizados (y tratar de ver los comportamientos frustrantes a través de una lente de trauma, en lugar de una de desobediencia deliberada) puede ayudar a los padres a poner a su hijo en el camino hacia una mejor salud psicológica. 

 

¿Los niños adoptados son más propensos a tener problemas de salud mental?

La evidencia muestra que la mayoría de los adoptados se encuentran en el rango normal de ajuste conductual y emocional. Sin embargo, la evidencia sugiere que los adoptados pueden ser más propensos que los niños no adoptados a ser diagnosticados con trastornos de salud mental, incluyendo depresión, TDAH y adicción. 

Aunque las causas exactas de esta disparidad continúan siendo investigadas, y probablemente difieren de un adoptado a otro, es probable que una combinación de vulnerabilidad genética, trauma pasado, sentimientos de rechazo y crisis de identidad puedan ser responsables del mayor riesgo de trastornos de salud mental que se observa entre los niños adoptados.

 

Estableciendo un puente entre las diferencias de padres e hijos

Los niños adoptados pueden ser de una raza, etnia o entornos culturales diferentes a los de sus familias adoptivas. Si bien muchas familias consideran que estas diferencias son algo que debe celebrarse, también pueden crear barreras entre padres e hijos que requerirán un esfuerzo dedicado (particularmente por parte de los padres) para superarlas.

En los Estados Unidos, la mayoría de los padres adoptivos son blancos; muchos niños adoptados no lo son. Cuando los padres y el niño son de diferentes razas, (una situación conocida como adopción transracial), es imperativo que la situación se discuta abierta y honestamente. Intentar pasar por alto las diferencias, o actuar como si no existieran, probablemente solo resultará en la distancia entre los miembros de la familia.

¿Cuáles son los desafíos de la adopción transracial?

Dado que la raza puede ser un indicador visible de que un niño fue adoptado, los adoptados transraciales pueden tener la aguda sensación de no "encajar" con su familia, lo que puede agravar las cuestiones de identidad que afectan a muchos adoptados. Los extraños (o incluso los seres queridos) pueden exacerbar aún más este sentimiento al hacer comentarios groseros o incorrectos sobre la familia o sobre la adopción. 

Los adoptados de color también pueden experimentar racismo o microagresiones en su comunidad adoptiva, particularmente si pocas personas de su raza o etnia viven allí. Vivir en una comunidad predominantemente blanca también puede hacerlos más propensos a sentirse desconectados de su grupo racial o étnico; algunos pueden preguntarse si pueden identificarse legítimamente con su raza o etnia si tienen padres blancos. 

Un desafío importante de la adopción transracial está relacionado con la incomodidad frecuente de los padres adoptivos al hablar sobre la raza. Si un niño aprende que la raza es un tema "descortés" en la conversación, puede sentirse presionado para reservar sus preguntas y problemas relacionados con la raza para sí mismo. Sentirse incapaz de hablar con sus padres adoptivos sobre la raza puede crear más desafíos de identidad y puede hacer que los adoptados se sientan aislados en sus propios hogares.

 

¿Deberían los padres adoptivos hablar sobre la raza con su hijo?

Absolutamente. Los padres adoptivos, particularmente los blancos, pueden tener dificultades para navegar las conversaciones sobre la raza de su hijo o discutir abiertamente cómo la raza es vista por la sociedad en general. Pero evitar el tema por completo, o actuar como si las conversaciones sobre la raza fueran de alguna manera inapropiadas, puede tener graves efectos negativos en los niños. 

Muchos adoptados transraciales adultos informan que sus padres se negaron a hablar de raza en absoluto; otros adoptaron un enfoque "daltónico" y enseñaron a sus hijos que la raza no importaba, a pesar de la experiencia vivida del niño que decía lo contrario. Cualquier enfoque puede resultar en que el niño sienta vergüenza o confusión sobre su origen racial, o incluso resentimiento hacia sus padres adoptivos más adelante.

 

 

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