Cómo desbloquear productividad y creatividad sin esfuerzo

¿Alguna vez has comenzado a trabajar en un proyecto y has perdido por completo el sentido del tiempo? Tal vez te sentaste a recopilar investigaciones y pensaste que habían pasado 30 minutos, pero en realidad, habían pasado dos horas.

¿Alguna vez te has encontrado haciendo algo que te pareció fácil, pero cuando lo intentaste de nuevo más tarde, te sorprendiste de cuánto esfuerzo tomó? Quizás saliste a correr por el vecindario y te sentiste genial, pero cuando intentaste repetir la misma ruta, descubriste que las colinas eran tan grandes que tuviste que caminarlas.

¿Alguna vez te has sentido uno con una multitud o una actividad? Tal vez asististe a un concierto y estabas tan en sintonía con el ritmo de la música y el movimiento de quienes te rodeaban que ya ni siquiera notabas tu propio cuerpo.

¿Alguna vez has tenido tantas ideas y planes que no pudiste seguir el ritmo? Tal vez estabas haciendo una lluvia de ideas sobre tu plan de negocios y descubriste que no tenías suficiente pizarra para dibujar todas las formas en que podrías crecer y evolucionar.

¿Qué es el flujo?

Si has experimentado alguno o todos los anteriores durante una actividad, es posible que hayas estado en un estado de flujo. El flujo es un concepto desarrollado por Mihaly Csikszentmihalyi. Afirmó: “Los mejores momentos de nuestras vidas no son los momentos pasivos, receptivos y relajantes... Los mejores momentos generalmente ocurren si el cuerpo o la mente de una persona se estiran hasta sus límites en un esfuerzo voluntario para lograr algo difícil y que valga la pena”. (Flow: The Psychology of Optimal Experience). La última parte de esa cita es la esencia del flujo.

Y cuando nos encontramos eligiendo hacer algo tan significativo que perdemos el sentido del tiempo y de nosotros mismos, estamos en un estado de flujo. Cuando nos encontramos tan involucrados en una actividad que las cosas difíciles se sienten fáciles, estamos fluyendo. Y cuando estamos trabajando en algo con un propósito y experimentamos una gran cantidad de ideas, pensamientos, emociones o experiencias sensoriales, estamos fluyendo.

Estar en flujo se siente bien y somos más productivos. Trabajamos de manera más eficiente y sencilla,y el tiempo vuela. Les enseño a mis clientes cómo lograr un estado de flujo y reír cuando recibo mensajes de texto como: “Entré en flujo esta mañana y perdí por completo la noción del tiempo. ¡Olvidé despertar a mi hijo para ir a la escuela!” (Hay algunos aspectos negativos del flujo, y uno de ellos es que necesitamos configurar alarmas para salir; de lo contrario, ¡podríamos perdernos cosas importantes!)

¿Qué pasaría si te dijera que hay cosas que podemos hacer para desencadenar el flujo? ¿Que podrías aprender a entrar en flujo cuando quieras?

El flujo no es para todo

Antes de decirte qué hacer para activar el flujo, déjame comenzar con una aclaración. No podemos forzar el flujo con todo. Hay algunas cosas que son demasiado aburridas o que simplemente no encajan bien. Por ejemplo, transferir datos sin pensar de una hoja de cálculo a otra probablemente no lo hará. El flujo tampoco sucederá cuando trabajemos en un proyecto que se nos asignó y no veamos el valor o el propósito en él. Tampoco podemos entrar en un estado de flujo si tenemos un millón de cosas en mente o si nuestra atención se dirige en múltiples direcciones.

Cinco formas de activar el flujo

El flujo es una gran herramienta no solo para aumentar nuestra productividad, sino que también es útil cuando queremos una mayor creatividad o una toma de decisiones rápida. Cuando mis pacientes dominan el flujo, descubren que pueden hacer más en menos tiempo, que disfrutaron el trabajo y que están orgullosos del producto terminado. Además, terminan con tiempo de sobra para poder divertirse y desconectarse por completo de la jornada laboral.

Aquí hay cinco sugerencias para comenzar:

1. Elige tu proyecto sabiamente. Elige algo que quieras hacer y asegúrate de que sea interesante y tenga cierta complejidad. Si no tiene nada de eso, ve si puedes encontrar el propósito en el trabajo que necesitas hacer. ¿Cómo te ayudará a alcanzar metas futuras? ¿Hay alguna forma de hacerlo más significativo? Si eso es demasiado exagerado, ¿cómo puedes hacerlo más interesante? Elige una fecha límite más ajustada o conviértela en una competencia o un juego.
2. Establece metas claras. No podemos entrar en flujo si no sabemos lo que estamos haciendo, así que asegúrate de saber cuál es el plan cuando te sientes a comenzar. Es útil tener una lista escrita de lo que deseas lograr.
3. Elige una hora del día en la que estés más alerta. Es mucho más fácil caer en un estado de flujo cuando naturalmente estamos más enfocados y no tenemos que forzarlo. ¿Tiendes a pensar mejor temprano en el día? ¿De noche? Si no estás seguro, experimena y ve qué funciona mejor para ti. Cualquiera que sea la hora que elijas, bloquéala en tu calendario y protege esa hora.
4. Elimina las distracciones. Fíjate que no dije minimizar. No podemos entrar en un estado de flujo cuando estamos distraídos, incluso si tenemos todos los demás elementos en su lugar. Si estás trabajando en tu computadora, asegúrate de desactivar las notificaciones, ocultar el panel y tener abierta solo la pestaña o el proyecto en el que estás trabajando. Si trabajas en un lugar público, como una biblioteca o un café, mira hacia la pared y usa audífonos con cancelación de ruido. Si estás en casa, dile a los demás que no te molesten y deja tu teléfono en otra habitación durante la hora programada de flujo.
5. Asegúrate de estar bien descansado y alimentado. No podemos caer en el flujo si estamos agotados, cansados, abrumados o hambrientos. Prepárate para tu tiempo de flujo como lo harías con una presentación o reunión importante.

Cuando se trata de trabajo, el flujo generalmente no sucede simplemente. Necesitas planificar y prepararte un poco, pero una vez que lo logres, estarás enganchado. Maximiza nuestra productividad, creatividad y eficiencia. Y terminamos con más tiempo restante para disfrutar de otras partes de nuestras vidas.