Resiliencia
¿Prefieres quejarte o ganar?
Diez consejos prácticos pueden llevarte del estancamiento al éxito.
22 de marzo de 2024 Revisado por Hara Estroff Marano
Los puntos clave
- La resolución proactiva de problemas distingue a los ganadores.
- La responsabilidad genera éxito, la culpa te frena.
- La resiliencia y la perseverancia conducen al éxito.
- Los ganadores buscan soluciones, no excusas.
¿Por qué algunas personas parecen avanzar constantemente mientras otras están estancadas y permanecen en la misma silla haciendo el mismo trabajo durante años? ¿Podría haber una correlación entre los quejosos crónicos y los hacedores perpetuos?
En la búsqueda del éxito, es esencial distinguir entre comportamientos que impulsan a las personas hacia adelante y aquellos que las frenan. Comprender los rasgos tanto de los quejosos como de los ganadores puede tener un impacto significativo en nuestra vida personal y profesional. Aquí hay diez formas de diferenciar entre los dos:
- Un quejoso se centra en los problemas mientras que un ganador busca soluciones.
Cuando se enfrentan a desafíos, los ganadores los abordan con una mentalidad proactiva, buscando formas de superar los obstáculos en lugar de insistir en ellos. No se trata de si pueden superar un desafío; la atención se centra en cómo. - Un quejoso culpa a los demás por sus defectos, mientras que un ganador asume la responsabilidad de sus acciones.
Los ganadores entienden que tienen control sobre sus elecciones y resultados y buscan activamente oportunidades para aprender y crecer a partir de sus experiencias. - Un quejoso se desanima fácilmente por los contratiempos, mientras que un ganador ve el fracaso como información y una oportunidad de crecimiento.
Los ganadores ven los fracasos como experiencias de aprendizaje valiosas que contribuyen a su desarrollo personal y profesional. El fracaso no constituye un fin; más bien, es un nuevo comienzo. - Un quejoso pospone las cosas y pone excusas, mientras que un ganador toma medidas decisivas.
Los ganadores son proactivos e ingeniosos y persiguen constantemente sus objetivos con determinación y perseverancia. - Un quejoso busca la validación y la simpatía de los demás, mientras que un ganador mantiene la confianza y la seguridad en sí mismo.
Los ganadores están motivados y son resilientes, confían en su motivación intrínseca para afrontar desafíos y reveses, siempre mirando hacia el objetivo más grande, sin importar lo lejos que pueda parecer. - Un quejoso se queja de circunstancias que escapan a su control, mientras que un ganador se concentra en aquello en lo que puede influir.
Los ganadores trabajan para controlar lo que pueden controlar y priorizan su energía y atención en aspectos de sus vidas en los que pueden marcar una diferencia significativa. - Quien se queja se resiste al cambio y se aferra a lo familiar, mientras que quien gana abraza la innovación y la adaptación.
Los ganadores reconocen que el crecimiento comienza donde termina la comodidad. El progreso a menudo requiere salir de la zona de confort y explorar nuevas posibilidades. - Un quejoso se entrega a la negatividad y el pesimismo, mientras que un ganador cultiva el optimismo y una mentalidad positiva.
Los ganadores mantienen una perspectiva esperanzadora, incluso frente a la adversidad, creyendo en su capacidad para superar los desafíos y alcanzar el éxito. Se centran en las variables controlables y trabajan con ellas, en lugar de contra ellas. - Un quejoso se compara desfavorablemente con los demás, mientras que un ganador se centra en su propio progreso y crecimiento.
Los ganadores entienden que el viaje de cada individuo es único y miden el éxito según sus propios estándares y logros. Soy yo contra mí, no yo contra todos los demás. - Un quejoso se da por vencido cuando se enfrenta a dificultades, mientras que un ganador persevera con resiliencia y determinación.
Los ganadores entienden que el éxito a menudo requiere paciencia y perseverancia, y permanecen comprometidos con sus objetivos incluso frente a la adversidad. Para muchos ganadores, una derrota es el combustible que necesitan para impulsarse a trabajar más que todos y tener éxito.
La distinción entre un quejoso y un ganador radica en las actitudes, acciones y respuestas a los desafíos. Al cultivar los rasgos de un ganador, como la resiliencia, la responsabilidad y la resolución proactiva de problemas, podemos desbloquear nuestro potencial para el éxito y la realización en todas las áreas de la vida.
Entonces, la próxima vez que te enfrentes a la adversidad, pregúntate: ¿Soy un quejoso o un ganador?
A version of this article originally appeared in Inglés.