La psicología de lamentar un tatuaje

No siempre pensamos antes de entintarnos. Pero aunque lo hagamos, esto no significa que siempre nos vaya a gustar el diseño que elegimos para nuestro tatuaje. Según un nuevo cuestionario a gran escala, más del 25 por ciento de los estadounidenses se arrepienten de sus tatuajes. Quizás pienses que se trata de una proporción elevada, pero si tomamos en consideración el cambio extremadamente rápido de nuestras preferencias estéticas, en realidad es sorprendentemente baja.

Sabemos que las preferencias estéticas cambian muy rápidamente. Hallazgos recientes muestran que cambiamos de opinión sobre la música, el cine y las artes visuales con una frecuencia de hasta cada dos semanas. Y no hay razón para creer que el arte del tatuaje sea una excepción. Incluso si consideraste que tu tatuaje era el diseño más hermoso cuando te lo hiciste hace un año, es muy poco probable que tengas la misma actitud ahora.

Quizás pienses: bueno, tal vez algunas personas, pero yo no. Y, de hecho, somos muy buenos negando incluso la posibilidad de que nuestras preferencias estéticas cambien alguna vez. Este es un caso especial de la ilusión del fin de la historia, el fenómeno psicológico bien establecido que muestra cómo (erróneamente) nos consideramos un producto terminado: es posible que hayamos cambiado en el pasado; somos diferentes de cómo éramos hace cinco años, pero ese es el final de la historia: de ahora en adelante, no cambiaremos. Y este sesgo se aplica también a las preferencias estéticas: puede que nos haya gustado una música diferente hace cinco años, pero estamos seguros de que dentro de 20 años nos gustará exactamente el mismo tipo de música que nos gusta ahora. Como muestran los estudios sobre la ilusión del final de la historia, estamos sorprendente y consistentemente equivocados en esto. Y por lo tanto, con el tiempo te gustará menos tu tatuaje, o al menos debería gustarte menos.

Entonces, ¿por qué la proporción sorprendentemente baja del 25 por ciento de estadounidenses que confiesan arrepentirse de su tatuaje? La respuesta tiene que ver con la disonancia cognitiva. Ésta es la reacción emocional ante un conflicto entre algo que hacemos y nuestra autoimagen. Imagínate que acabas de tomar el último cartón de leche de la tienda y ves a una mujer mayor que se dirige hacia él. Nuestra mente es muy buena para deshacernos de la sensación repugnante que provocan esos conflictos mentales. Podemos hacernos creer, por ejemplo, que ella iba por la crema agria y no la leche. O simplemente podemos pensar en otra cosa o consultar nuestro teléfono.

Algo parecido a la disonancia cognitiva explica por qué somos reacios a arrepentirnos de nuestros tatuajes. Incluso si tus preferencias estéticas han cambiado, confesarte a ti mismo que ahora siempre tendrás un tatuaje que en realidad no te gusta conduciría a una disonancia cognitiva. Entonces, nuestra forma de deshacernos de este sentimiento negativo es aferrarnos a la creencia inquebrantable de que el tatuaje es increíble.

Este vínculo entre la resistencia al arrepentimiento del tatuaje y la disonancia cognitiva es obviamente importante para comprender nuestra actitud hacia el entintado. Pero también es importante para comprender diversos aspectos de la disonancia cognitiva. El cuestionario a gran escala sobre el arrepentimiento de los tatuajes en los estadounidenses contiene muchos hallazgos que serían directamente relevantes para la investigación de la disonancia cognitiva: por ejemplo, la encuesta encontró que las mujeres tienen significativamente más probabilidades de arrepentirse de sus tatuajes que los hombres. Esta diferencia no se explica por diferencias en nuestra vida emocional o preferencias estéticas, sino por el hecho de que es mucho más probable que los hombres hagan todo lo posible para deshacerse de su disonancia cognitiva. El arrepentimiento del tatuaje, entonces, podría servir como un atajo rápido y conveniente para estudiar uno de los fenómenos mentales más esquivos.