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Verificado por Psychology Today

Atención

¿Puede ser demasiado consciente de sí mismo?

Cómo gestionar la autoconciencia para su beneficio

DeVisa/Shutterstock
Fuente: DeVisa/Shutterstock

El auto conocimiento parece ser algo positivo, después de todo nos permite conocernos a nosotros mismos, entender nuestras propias motivaciones y, en última instancia, tomar mejores decisiones. Pero también puede llevarnos a cuestionarnos todo el tiempo a nosotros mismos y tenernos en un estado insoportable de autoconciencia al microanalizar cada matiz de nuestros pensamientos y acciones. Echemos un vistazo más de cerca a los dos componentes de la autoconciencia y veamos cómo funcionan.

Auto conocimiento interna

El auto conocimiento interno o privado es un proceso metacognitivo en el que tomamos la perspectiva de un observador hacia nuestros propios pensamientos. El auto conocimiento interno ocurre cuando nos damos cuenta de ciertos aspectos de nosotros mismos, pero solo de manera privada. Por ejemplo, ver nuestros rostros en el espejo en casa es un tipo de auto conocimiento privado. Notar que no podemos dejar de darle vueltas a cierto pensamiento. Sentir un nudo en el estómago cuando nos damos cuenta de que olvidamos el teléfono en un restaurante o sentir que nuestro corazón late más rápido al ver a alguien que nos parece atractivo, son instancias de auto conocimiento interno.

Auto conocimiento externo

El auto conocimiento externo o público surge cuando nos damos cuenta de cómo nos perciben los demás. Tomamos la perspectiva de un observador público. Es decir, somos conscientes de que otros pueden vernos y llegamos a especular sobre lo que creemos que están viendo. El auto conocimiento externo, por lo general, aparece en situaciones en las que nos convertimos en el centro de atención, como cuando damos una presentación o hablamos con un grupo de amigos. Este tipo de auto conocimiento es a menudo lo que obliga a las personas a adaptarse a las normas sociales. Cuando somos conscientes de que nos vigilan y posiblemente nos evalúan, es más probable que tratemos de comportarnos de maneras que se consideren socialmente aceptables y deseables.

Ambos tipos de auto conocimiento son necesarios para mantener nuestro sentido de consciencia propia y para experimentar interacciones sociales complejas. Por ejemplo, en una conversación en una reunión social, debemos estar permanentemente conscientes de nuestros pensamientos y sentimientos para decidir si podemos compartirlos o no. También debemos ser conscientes de cómo nos perciben los demás y reaccionan a lo que estamos diciendo. Sin embargo, ciertos hábitos de auto conocimiento pueden provocar que nos sintamos incómodos con nosotros mismos.

Incomodidad con uno mismo

Las personas que tienden a ser internamente conscientes de sí mismas tienen un nivel, por lo general, más alto de auto conocimiento interno (o privado), que tiene ventajas y desventajas. Las personas que enfocan su pensamiento internamente tienden a ser más conscientes de sus sentimientos y creencias. Así que son más propensos a apegarse a sus valores personales porque son muy conscientes de cómo sus acciones los hacen sentir. Sin embargo, también tienden a centrarse en sus estados internos negativos como pensamientos desagradables y sensaciones corporales. Estos estados internos negativos pueden entonces volverse más grandes a través de un enfoque interno intenso y puede llevar a un aumento del estrés y la ansiedad.

Las personas que tienden a ser externamente conscientes de sí mismas tienen un mayor nivel de auto conocimiento externo (o público). Tienden a centrarse más en cómo otras personas los ven y a menudo les preocupa que otras personas puedan juzgarlas en función de su apariencia o sus acciones. Como resultado, tienden a apegarse a las normas grupales y tratar de evitar situaciones en las que podrían verse mal o sentirse avergonzadas. Así que tal vez eviten arriesgarse o probar cosas nuevas por miedo a parecer tontas y a equivocarse en público. La incomodidad externa también puede conducir a la ansiedad de evaluación en la que las personas se angustian, se sienten ansiosas o preocupadas por la manera en la que otros las perciben. La intensa incomodidad pública habitual puede conducir a enfermedades crónicas, como el trastorno de ansiedad social.

Para la mayoría de las personas, los sentimientos incómodos de autoconciencia son solo temporales y surgen en situaciones en las que estamos “en el centro de atención”. La mayoría de las personas experimentan este tipo de incomodidad de vez en cuando. Todos hemos sentido alguna vez como si una persona o un grupo nos estuviera observando, juzgando nuestras acciones y a la expectativa de lo que haremos después. Este estado de autoconciencia intensificado puede hacernos sentir incómodos y nerviosos en ciertas situaciones.

¿Cómo podemos manejar mejor los estados de la autoconciencia incómoda?

Primero, debemos darnos cuenta de que somos nosotros quienes decidimos donde poner nuestra atención. Al lograr eso, podemos cambiar nuestra atención deliberadamente hacia el exterior.

Si estamos en un estado de autoconciencia externa, cambiemos nuestra atención de nosotros mismos hacia los demás. Por ejemplo, durante una presentación, podemos concentrarnos en la audiencia y construir una relación con ellos. En lugar de concentrarnos en nosotros mismos y lo nerviosos que estamos o en cómo nos sentimos de un momento a otro, enfoquemos nuestra atención hacia el exterior. Si estamos en una conversación y empezamos a sentirnos demasiado conscientes de nosotros mismos, también podemos cambiar el enfoque hacia la otra persona, haciendo una pregunta interesante. Cuando nos sentimos ansiosos tendemos a enfocarnos en nosotros mismos y eso nos genera aún más ansiedad. Durante una conversación, es importante recordar mover la atención de una persona a otra para no mantenernos en una autoconsciencia incómoda todo el tiempo.

Al sentirnos en un estado incómodo de autoconciencia interna, como un ciclo de pensamiento autoconscientes, es importante cambiar nuestro enfoque hacia el exterior. Podemos mirar a nuestro alrededor y encontrar algo hermoso, encontrar algo azul; jugar con nosotros mismos para centrar nuestra atención de nuevo en el mundo externo. Involucrar nuestros sentidos: sentir la textura de una almohada de terciopelo, percibir el olor del pasto, escuchar un pájaro, sentir la presión de nuestros pies en el suelo y el viento en nuestras mejillas. Esto puede parecer un poco tonto cuando estamos preocupados por asuntos importantes, pero funciona para desviar la atención en el momento y tomar un descanso del escrutinio propio. Cuando estamos en un estado interno incómodo tendemos a perder de vista el panorama general.

Recordemos que siempre podemos elegir dónde poner el foco de nuestra conciencia.

A version of this article originally appeared in Inglés.

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Acerca de
Tara Well Ph.D.

La Dra. Tara Well, es profesora en el departamento de psicología del Barnard College de la Universidad de Columbia.

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