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Verificado por Psychology Today

Trauma

¿Cómo será cuando se acabe el confinamiento?

Las secuelas en salud mental llegaron para quedarse y la recuperación tomará tiempo.

 Photo by Zulmaury Saavedra on Unsplash
Cuando se levanten las cadenas del encierro, todavía habrán retos que enfrentar.
Fuente: Photo by Zulmaury Saavedra on Unsplash

A pesar de que no sabemos exactamente cuándo, en algún punto acabará el autoaislamiento y muchos de nosotros regresaremos a oficinas, restaurantes y centros religiosos. Pero, ¿cómo se verá?

Una cosa es segura, nunca volveremos a la normalidad; volveremos a una "nueva normalidad". Y cada uno de nosotros tendremos mucho qué hacer en términos de reparación mental conforme reingresemos al mundo de la cercanía física con colaboradores y reconectemos con amigos, vecinos y seres queridos. Y no habrá solo preocupaciones por el contagio. Muchos de nosotros nos enfrentaremos al trauma psicológico de haber vivido bajo incertidumbre crónica, aislamiento, inseguridad financiera, pérdida del empleo, y, para algunos, la muerte de amigos y seres queridos, todo esto, en conjunto, es suficiente trauma para una crisis masiva de salud mental.

Al igual que el virus, el trauma no va a desaparecer así nada más. Para algunos, permanecerá en nuestras memorias, ensueños y pesadillas. ¿Qué podemos esperar de las medidas que tomamos?

Los investigadores de desastres advierten que la pandemia podría provocar traumas psicológicos de largo plazo a una escala global sin precedentes. Con alrededor de 2.6 mil millones de personas en aislamiento, Elke Van Hoof, profesora de de psicología de la salud y de psicología de atención primaria en la universidad de Vrije en Bruselas, le llama al encierro el experimento psicológico más grande de la historia y predice que pagaremos el precio a través de una epidemia secundaria de agotamiento y absentismo relacionados con el estrés en la segunda mitad del 2020. Van Hoof cita un estudio en China, que reportó que no menos del 28 por ciento de los padres en cuarentena con sus hijos obtuvieron un diagnóstico de "trastorno de salud mental relacionado con el trauma":

“En breve, y tal vez no resulte sorprendente, las personas en cuarentena tienen muchas probabilidades de desarrollar un amplio rango de síntomas de trastornos y estrés psicológico, incluyendo un humor decaído, insomnio, estrés, ansiedad, enojo, irritabilidad, agotamiento emocional, depresión y síntomas de estrés postraumático. El humor decaído y la irritabilidad destacan como los más comunes según el estudio."

Hablé con Elaine Miller-Karas, escritora de Construir resiliencia ante el trauma: Los modelos de resiliencia comunitarios y su relación con el trauma, y cofundadora y directora de innovación, visión y creatividad del Instituto de Recursos para el Trauma en Claremont, California. Ella subrayó lo desconocido al hablar del reingreso escalonado: "hasta que exista una vacuna, que podría suceder hasta dentro de dos años, muchos de nosotros no nos sentiremos seguros regresando a nuestras comunidades, pero se nos pedirá que lo hagamos para mantenernos a nosotros mismos y a nuestras familias. Los trabajadores esenciales dejan su hogares todos los días sin saber si ese será el día en el que se expongan al virus."

Miller-Karas me dijo que una descripción del trauma es simplemente demasiado o muy poco por mucho tiempo. Dijo que las personas en todo el mundo perciben estar bajo un "ataque imposible de escapar" por parte de un enemigo invisible, lo que causa un desequilibrio en el sistema nervioso. La respuesta al estrés se activa y carga continuamente nuestros cuerpos con hormonas diseñadas para acciones a corto plazo. El tipo de cosas que podríamos notar son un ritmo cardíaco acelerado, respiración acelerada y fatiga. Después de un periodo prolongado de tiempo, nuestros cuerpos se sienten agotados, lo que impacta en nuestros pensamientos y sensación de bienestar, lo que a su vez lleva a una amplia variedad de condiciones de salud mental incluyendo trastornos de ansiedad y depresión.

El contacto humano es esencial para completar sanamente el duelo psicológico. Pero con el autodistanciamiento añadido durante la pandemia de COVID-19, el duelo, una experiencia de por sí ya solitaria y aislante, puede combinarse y prolongarse mucho después de que se levanten las cuarentenas. Sin el contacto humano adecuado, hay muchas personas en riesgo de padecer un trastorno de duelo prolongado (TDP) y duelo complicado (DC), un síndrome que afecta del 10 al 20 por ciento de las personas caracterizado por síntomas preocupantes y paralizantes como depresión, angustia somática y aislamiento social que pueden persistir por décadas.

Después del reingreso, Miller-Karas cita otras réplicas de los estragos devastadores de la pandemia:

  • Riesgo permanente de infección y amenazas potenciales a la salud.
  • Temor constante de perder a los seres queridos.
  • Duelo complicado y prolongado a partir de la incapacidad de llorar la muerte de seres queridos.
  • Inseguridad financiera y alimentaria.
  • Lesiones morales en los trabajadores de la salud a quienes se les pide reutilizar equipo de protección aunque saben que puede dañarlos.
  • Más familias sin hogar viviendo en sus coches debido a las pérdidas de trabajo.
  • Tremendas secuelas para los hijos y parejas encerrados con alcohólicos, drogadictos y familiares violentos.

Investigaciones prometedoras en el horizonte

Miller-Karas citó una investigación prometedora de la Universidad Emory que utiliza una intervención para el trauma conocida como Modelo de Resiliencia Comunitaria (MRC). Después de una orientación de tres horas, el personal médico en entrenamiento para resiliencia ante el trauma reportó mejoras en el bienestar (80%), resiliencia (40%), reacciones al estrés traumático secundario (62.5%), y síntomas somáticos (60%). Hay entrenamientos con este modelo disponibles en todo el mundo. (Para más información, se puede consultar al Instituto de Recursos para el Trauma.)

Autocuidado: la primera línea de defensa

Durante un desastre como la pandemia, ponerte siempre al último es un daño grave que al final de cuentas funciona en nuestra contra. El autocuidado hace más sustentable nuestro uso del tiempo. Comer saludable, descansar y hacer ejercicio regularmente nos llena de la energía que necesitamos para soportar cualquier amenaza a nuestra supervivencia. Primero debemos cuidarnos a nosotros mismos para luego tener más que darle a los demás.

Recuerda los agravantes. Cuando sientas que se afianzan la preocupación y el estrés, detente y pregúntate si tienes hambre, enojo, soledad o cansancio. Esta señal de alerta te puede ayudar a recuperar el balance. Si está presente uno de los estados anteriores o una combinación de los cuatro, detente, respira profundo y relájate. Si tienes hambre, tómate el tiempo para comer. Si sientes enojo, atiéndelo de una manera saludable. Si sientes soledad, acércate a alguien en quien confíes. Y si es cansancio, descansa.

Consiéntete. Lo mereces. ¿Cuándo fue la última vez que te sumergiste en un baño de agua caliente o disfrutaste de una actividad restauradora para rejuvenecer tu cuerpo y tu mente y restaurar tu energía y paz mental? Prepara una cita de 10 o 15 minutos contigo mismo y planea tiempo personal para un hobby, baño caliente, yoga, un facial, leer, contemplar la naturaleza o meditación.

Limita las noticias. Restringe tu consumo de noticias acerca de COVID-19 a lo mínimo necesario para estar actualizado sobre progresos relevantes. Y dale prioridad a citas virtuales con tu familia y amigos.

Imagen de Facebook/LinkedIn: Ksenia She/Shutterstock

A version of this article originally appeared in Inglés.

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Acerca de
Bryan E. Robinson Ph.D.

El Dr. Bryan Robinson, es Profesor Emérito de la Universidad de North Carolina en Charlotte. Es autor de más de 37 libros.

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