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Verificado por Psychology Today

Matrimonio

Los pros y los contras de la poligamia

¿Hay algún vínculo entre la poligamia y el malestar social?

Wikicommons
Salomón y sus esposas
Fuente: Wikicommons

[Artículo actualizado el 25 de abril de 2020.]

En un estado natural, las personas suelen ser polígamas, al igual que la mayoría de los animales. Entre muchos animales, el macho deja a la hembra al poco tiempo después de aparearse y mucho antes de que nazcan las crías.

Según estudios genéticos, la monogamia empezó a prevalecer por encima de la poligamia en poblaciones humanas hace relativamente poco, alrededor de 10,000 años. Las uniones monógamas podrían haberse desarrollado en conjunto con la agricultura sedentaria, ayudando a mantener las tierras y propiedades dentro del mismo grupo familiar reducido.

La poligamia podría permitirle a un macho engendrar más hijos, pero en ciertas circunstancias, la monogamia puede representar una estrategia reproductiva general más exitosa. Al permanecer con la misma hembra, un macho es capaz de garantizar que las crías de la hembra son suyas y evitar que estas crías sean asesinadas por machos rivales que buscan recobrar la fertilidad de la hembra (ya que la lactancia es un anticonceptivo natural).

Históricamente, la mayoría de las culturas que permitían la poligamia permitían la poliginia (que un hombre tenga dos o más esposas) en lugar de la poliandria (que una mujer tenga dos o más esposos).

En La Guerra de las Galias, Julio César decía que, entre los antiguos britanos, ‘diez o hasta doce hombres tienen esposas en común’, particularmente hermanos o padres e hijos, lo que suena más como un matrimonio grupal que como poliandria en sí.

Hablemos de la poliandria, que es más rara, primero. La poliandria suele estar ligada con la escasez de tierras y recursos, como sucede, por ejemplo, en ciertas partes del Himalaya, y ayuda a limitar el crecimiento de la población. Si involucra que muchos hermanos se casen con una sola esposa (poliandria fraternal), también evita que las tierras familiares se dividan.

En Europa, esto generalmente se lograba mediante la regla feudal de primogenitura (‘el que nace primero’), que aún se practica entre la aristocracia británica e implica que el hijo legítimo mayor hereda todas las tierras (o casi todas) de ambos padres. La primogenitura tiene ancestros en la Biblia, siendo la más notoria cuando Esaú le vende su “derecho de nacimiento” a su hermano Jacob.

Actualmente la mayoría de los países que permiten la poligamia, invariablemente en la forma de poliginia, son de mayoría musulmana o con una minoría musulmana considerable. En algunos países como India, la poligamia solo es legal para musulmanes. En otros, como en Rusia y Sudáfrica, es ilegal pero no se penaliza.

Bajo la jurisprudencia marital islámica, un hombre puede tener hasta cuatro esposas, siempre y cuando las trate a todas equitativamente. Mientras que es cierto que el Islam permite la poliginia, no la requiere ni impone: el matrimonio solo puede ocurrir con consentimiento mutuo y una futura esposa puede estipular que su pareja no debe tomar una segunda esposa. La monogamia está muy lejos de ser la norma en las sociedades musulmanas, ya que la mayoría de los hombres no pueden mantener a más de una familia y muchos de los que pueden preferirían no hacerlo. Dicho esto, la poliginia sigue siendo muy común en la mayor parte de África Occidental.

La poligamia es ilegal y criminalizada en Europa y América, así como en China, Australia y otros países. Aún así, hay muchas instancias de poligamia en Occidente, especialmente dentro de las comunidades inmigrantes y ciertos grupos religiosos como la Iglesia Fundamentalista de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días y otros fundamentalistas mormones.

Entonces, ¿cuáles son los pros y los contras de la poligamia (o poliginia)? Un hombre que tiene más de una esposa satisface más sus apetitos sexuales, indica un alto estrato social y generalmente se siente más satisfecho consigo mismo. Sus muchos hijos son una fuente de mano de obra y, mediante matrimonios arreglados, le proporcionan los medios para crear múltiples alianzas políticas, económicas y sociales. La poliginia podrá ser cara, pero a largo plazo puede hacer que un hombre rico se vuelva todavía más rico.

Incluso en las sociedades monógamas, los hombres poderosos suelen establecer relaciones sexuales a largo plazo con mujeres que no son sus esposas (concubinato), aunque en este caso las parejas de menor importancia y los hijos que nacen de ellas no disfrutan de las mismas protecciones legales que la esposa e hijos ‘legítimos’.

Luis XIV de Francia, el Rey Sol, tuvo muchas amantes, tanto oficiales como no oficiales. Su amante principal en cierto momento recibía el título de maîtresse-en-titre, y la más celebrada, Françoise-Athénaïs, marquesa de Montespan, le dio nada menos que siete hijos.

En algunos casos, uno hombre puede divorciarse para casarse con una mujer mucho más joven (monogamia serial), monopolizando así la vida reproductiva de más de una mujer sin sufrir el estigma social de la poligamia.

Como argumento en mi libro, Para bien o para mal, que el divorcio sea tan común se debe en parte a que las personas están viviendo mucho más, mientras que en el pasado la muerte hacía el trabajo del divorcio. ‘Hasta que la muerte nos separe’ tiene mucho más significado ahora que nunca.

La poliginia podría incluso beneficiar a las mujeres involucradas que pueden llegar a disfrutar la compañía de la otra y compartir las cargas de cuidar la casa y a los niños. Las esposas más jóvenes pueden incrementar el estatus y posición de la primera esposa, mientras que al mismo tiempo le quitan responsabilidades. En tiempos de guerra, con un alto nivel de mortalidad y ausencia de los hombres, la poliginia apoya el crecimiento de la población al garantizar que cada hembra pueda encontrar pareja.

Pero, por supuesto, la poliginia tiene sus desventajas, especialmente cuando se percibe a través de la lente occidental.

Lo más importante, la poliginia permite y perpetua la inequidad de género poniendo a las coesposas oficialmente por debajo de su esposo.

Las mujeres en uniones poligínicas tienden a casarse a edades más tempranas entrando a un ambiente que por naturaleza incita los celos, la competencia y el conflicto, con instancias en las que una coesposa envenena a las crías de otra buscando mejorar las posibilidades de las suyas.

Aunque el esposo en principio debería tratar a todas sus coesposas de manera equitativa, en la práctica es casi inevitable que favorezca a una por encima de las demás, probablemente a la más joven y más reciente.

Es posible reducir tensiones estableciendo una clara jerarquía entre las coesposas, o si las coesposas son hermanas (poliginia sororal) o si cada una tiene un hogar por separado (poliginia de chozas).

Mientras que la poliginia puede beneficiar a los hombres involucrados, deniega a otros hombres, especialmente a los jóvenes de bajo estatus, quienes, como todos los hombres tienden a medir su éxito a través de su masculinidad, es decir, a través de parámetros gemelos de estatus social y fertilidad.

Con poco que perder o añorar, estos hombres frustrados tienen más probabilidades de recurrir al crimen y la violencia, incluyendo violencia sexual e incitación a la guerra. Tal vez es revelador que la poligamia se practica en casi todos los 20 países más inestables en el Índice de Estados Frágiles.

Todo esto se ve agravado por el precio de la novia, un pago del novio hacia la familia de la novia. Este precio suele ser una característica de las uniones poligínicas y se supone que compense a la familia de la esposa por la pérdida de la fuerza laboral.

El divorcio suele requerir que el precio se devuelva, dejando a muchas mujeres obligadas a permanecer en matrimonios miserables o abusivos.

Si las uniones poligínicas son comunes, la escasez resultante de novias infla los precios de las novias, lo que eleva la edad a la que los jóvenes pueden casarse mientras que incentiva a las familias a vender a sus hijas a la primera oportunidad, incluso con el costo de interrumpir su educación.

El precio de la novia suele pagarse en vacas, lo que lleva algunos jóvenes a recurrir al robo de ganado y otras formas de crímenes. Los líderes de pandillas y guerrilleros atraen a nuevos reclutas con la promesa de una esposa o una oferta de pagar su precio de novia.

La poliginia también tiende a presentar desventajas para las crías. Por un lado, los niños en familias polígamas comparten los genes de un macho alfa y se benefician de su protección, recursos, influencias, perspectivas y experiencia.

Pero, por otro lado, sus madres son más jóvenes y menos educadas y reciben una parte compartida de la atención de sus padres, que puede estar dirigida hacia su más reciente esposa, o hacia la reunión de recursos para la próxima.

Suelen estar en mayor riesgo de violencia por parte de su grupo familiar, particularmente la familia extendida. En general, la mortalidad infantil en familias poligínicas es considerablemente más alta que en familias monógamas.

Así que pueden sacar sus propias conclusiones.

A version of this article originally appeared in Inglés.

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Acerca de
Neel Burton M.D.

Médico Neel Burton, es psiquiatra, filósofo y escritor. Vive y enseña en Oxford, Inglaterra.

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