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Verificado por Psychology Today

Camille Preston Ph.D.
Camille Preston Ph.D.
Motivación

La psicología de la esperanza

Cómo los líderes pueden aprovechar la esperanza para reconstruir equipos frente a la adversidad constante.

Los puntos clave

  • La esperanza es una actitud o perspectiva de que sucederán cosas buenas y los deseos o objetivos finalmente se cumplirán.
  • La adversidad constante durante la pandemia ha erosionado el sentido de esperanza de muchas personas.
  • La esperanza nos ayuda a mantenernos enfocados en los objetivos futuros y puede ayudarnos a adaptarnos al cambio y a manejar mejor la adversidad.

La esperanza puede ser difícil de medir, pero una cosa está clara: la pandemia ha tenido un efecto significativo en el sentido de esperanza de muchas personas. Aún así, ¿qué es la esperanza? ¿Cómo afecta nuestro bienestar? ¿Y cómo fomentamos la esperanza frente a la adversidad constante?

¿Qué es la esperanza?

La Asociación Estadounidense de Psicología define la esperanza como "la expectativa de que uno tendrá experiencias positivas o que una situación potencialmente amenazadora o negativa no se materializará o que, en última instancia, resultará en un estado de cosas favorable". La esperanza también está relacionada con el optimismo: la actitud o perspectiva de que sucederán cosas buenas y los deseos o metas de uno finalmente se cumplirán. En este sentido, la esperanza es fundamental para establecer y, en última instancia, alcanzar metas.

¿Cómo apoya la esperanza el bienestar social, mental y físico?

El impacto de la esperanza en nuestro bienestar social, mental y físico está ampliamente documentado. En correlación positiva con índices de satisfacción más altos, el consenso es que la esperanza sirve como un amortiguador contra eventos vitales negativos y estresantes. Pero una encuesta de la investigación existente sobre la esperanza sugiere que sirve como algo más que un amortiguador.

Al ubicar la esperanza como un tipo de "capital psicológico", los autores de un estudio de 2010 encontraron que las personas con mucha esperanza demuestran mejores resultados deportivos, académicos, ocupacionales y de salud. Pero, ¿por qué las personas esperanzadas no simplemente se sienten mejor, sino que parecen tener niveles de logro considerablemente más altos e incluso reportan una mejor salud?

Una posible explicación es que las personas esperanzadas tienen más probabilidades de cuidar sus carreras y su salud porque miran hacia el futuro (es decir, porque están estableciendo y persiguiendo metas activamente). En otras palabras, las personas esperanzadas son generalmente más exitosas y saludables porque ya son proactivas en su bienestar físico, financiero y profesional.

Sin embargo, también hay una serie de estudios que han encontrado que la esperanza puede ser un factor especialmente importante cuando se diagnostica a las personas con una enfermedad grave. En un estudio de 2008 de pacientes con esclerosis múltiple, por ejemplo, Hart et al. descubrieron que la esperanza conducía a resultados positivos en la salud física porque los pacientes esperanzados parecían más propensos a buscar oportunidades para alterar el curso de la enfermedad. Del mismo modo, un estudio de 2011 de Flett et al. descubrió que los pacientes esperanzados eran más adaptables y, por lo tanto, mejor equipados para hacer frente a los desafíos de la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa. Sobre esta base, es posible que la esperanza no sea solo un amortiguador contra las experiencias negativas, sino también algo que puede ayudarnos a adaptarnos, incluso cuando todo lo que hemos dado por sentado sobre nuestras vidas se ha visto interrumpido.

¿Cómo pueden los líderes ayudar a construir equipos y organizaciones esperanzados?

Si has liderado una organización durante los últimos dos años, es probable que ya te hayas preguntado cómo puedes cultivar la esperanza en toda tu organización. Después de todo, la esperanza no solo contribuye a una cultura laboral más sólida, sino que también puede reducir las tasas de deserción.

No existe una fórmula única, pero hay cosas que puedes hacer para ayudar a cultivar la esperanza, incluso frente a los inmensos desafíos que seguimos enfrentando como individuos y organizaciones a diario.

  • Establece metas claras: sé claro, nítido y concentrado cuando se trata de metas. Además, controla la delgada línea entre lo aspiracional y lo alcanzable. Para empezar, establece metas y luego divide cada meta en pasos prácticos. Cuanto más dividas cada objetivo en pasos fácilmente alcanzables, más probable será que tu equipo logre incluso los objetivos más ambiciosos. Recuerda que la esperanza también es acumulativa. Cuantos más pasos completen los miembros de tu equipo, más esperanzados estarán.
  • Cultiva una mentalidad de crecimiento: ayuda a los miembros de tu equipo a aceptar la idea de que pueden seguir creciendo, incluso frente a la adversidad.
  • Alinear los objetivos con los valores: cuando los objetivos son muy relevantes (importantes para uno mismo, el trabajo, la familia o la comunidad), es más fácil impulsar el cambio.
  • Toma perspectiva de forma regular: ayuda a tu equipo a tomar perspectiva a intervalos regulares. Ser capaz de ver el progreso de uno es una excelente manera de fomentar la esperanza para el futuro.

El futuro de la esperanza

Al mirar hacia el futuro, hay razones para creer que las consecuencias de la pandemia probablemente continuarán moldeando nuestras vidas y nuestro trabajo durante algún tiempo. La esperanza está sujeta a nuevas tensiones y presiones, pero esta es también la razón por la que es más importante ahora que nunca. De cara al futuro, los líderes deberán ser más proactivos para fomentar la esperanza en sus equipos y en todas sus organizaciones.

A version of this article originally appeared in Inglés.

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