Sexo
La Ciencia Sexual de Acurrucarse
Acurrucarse puede llevar al sexo, pero eso no significa que debería.
17 de julio de 2020 Revisado por Matt Huston
Imagina que te estás poniendo cómodo con tu pareja amorosa en el sofá. Tal vez están viendo una película o el fuego de la chimenea. Están tomados de la mano, abrazados, simplemente yaciendo en los brazos del otro.
¿Suena bien?
Debería, porque los roces y el contacto con la piel que obtenemos cuando nos acurrucamos libera oxitocina, la hormona del “amor” que nos hace sentir bien. Así que, si eres como la mayoría de las personas, simplemente te sientes bien al acurrucarte.
Pero, ¿qué pasa después? ¿Acurrucarse es el destino final? O, ¿es una antesala hacia algo más íntimo? Es decir, ¿qué tan probable es que acurrucarse lleve al sexo?
Resulta algo sorprendente que los expertos no se puedan poner de acuerdo al respecto.
¿Acurrucarse o no acurrucarse?
En su libro innovador, Aparearse en cautiverio, Esther Perel sugiere que acurrucarse puede volverse un estorbo para la pasión erótica. De hecho, Perel describe aconsejar a parejas que quieren incrementar su pasión sexual que eviten acurrucarse. Su argumento es que la conexión emocional que ocurre es la antítesis de la pasión erótica, nos hace sentir demasiado cercanos y demasiado familiares con nuestra pareja, así que es poco probable que incite sentimientos lujuriosos. Sin embargo, algunos investigadores sacan conclusiones distintas.
John Gottman, otro líder en la comunidad de la investigación sobre sexo y las relaciones sugiere que acurrucarse no es bueno solamente para una relación, sino que, con base en sus 40 años de investigar las vidas íntimas de las parejas, hizo una lista de 13 cosas que hacen aquellas que tienen excelente sexo, y acurrucarse llegó al número siete de esa lista. Su creencia es que la conexión y cercanía que proviene de acurrucarse es la gasolina que lleva a un sexo más satisfactorio y mejor en general.
Las razones de hombres y mujeres para acurrucarse
Durante mis propias investigaciones académicas y experiencia clínica, he entrevistado a muchos hombres y mujeres acerca de sus deseos sexuales, y acurrucarse suele salir al tema, aunque por diferentes motivos.
Entre las mujeres con las que he hablado, acurrucarse suele describirse como algo que ayuda a promover un mayor deseo sexual. Por ejemplo, algunas mujeres heterosexuales que entrevisté indicaron que preferían acurrucarse antes de tener sexo en lugar de que su pareja iniciara “de la nada”. Estas mujeres dijeron que ser tocadas de maneras no sexuales les ayudaba a ponerse en una mentalidad más íntima y sexual. Esto tiene sentido con base en lo que sabemos sobre el deseo sexual femenino: que suele ser responsivo por naturaleza y necesita tiempo para construirse. En ese sentido, acurrucarse podría funcionar como una actividad de transición desde un escenario no sexual hasta uno (potencialmente) sexual.
Los hombres que he entrevistado describieron su relación con la actividad un poco distinto. La mayoría no necesariamente describieron acurrucarse como una manera de ponerse de humor, aunque estoy segura que algunos lo hacen, en su lugar, estos hombres indicaron que mientras se acurrucan notaron que sus urgencias sexuales aparecen espontáneamente. Los hombres a veces me dijeron cosas como, “todo lo que tiene que hacer es tocarme” y con eso notan que tienen una urgencia de tener sexo. Dijeron que tocar a su pareja femenina en lo que comenzaba como una manera no sexual alimentaba su deseo de llevar las cosas al siguiente nivel.
Sin embargo, en ambos casos acurrucarse parece describirse como un potenciador del deseo, no un amortiguador.
Acurrucarse no tiene por qué llevar al sexo
Este punto no puede subrayarse demasiado: incluso si encuentras que acurrucarte puede incrementar tu interés en tener sexo, es crucialmente importante balancear el contacto sexual con el contacto no sexual.
En otras palabras, acurrucarse, darse caricias, besarse y abrazarse son importantes por su cuenta. Y es importante que las parejas románticas se tomen el tiempo de “solo” abrazarse, “solo” besarse y “solo” acurrucarse.
¿Por qué? Bueno, si todas esas actividades que construyen conexión y se sienten bien con frecuencia (o siempre) llevan al sexo, y alguien no siente ganas de tener sexo, podrían negarse a esas otras actividades para evitar dar el mensaje equivocado, es decir, cortan de raíz lo que perciben como una incitación sexual. De hecho, como terapeuta, rutinariamente veo parejas que se sienten desconectadas sexualmente hablar de cómo ya ni siquiera se abrazan, porque sienten que van a dar la impresión equivocada. Y lastima a ambas partes de la pareja. La persona que no quiere tener sexo se pierde de la oportunidad de recibir un abrazo (que tal vez no quería), y su pareja es rechazada, usualmente de manera confusa: “¿qué tiene? ¡Solo quería tomarte de la mano!” Sin mencionar que evitar todos esos contactos no sexuales hace que las parejas sientan menos deseo sexual, porque no se sienten físicamente cercanas a la otra persona, un círculo vicioso.
Acurrucarse después del sexo
Hasta ahora hemos hablado sobre acurrucarse antes del sexo. Pero acurrucarse no se detiene (y no debería detenerse) cuando se acabe el sexo. De hecho, acurrucarse después es benéfico para la vida sexual.
Amy Muise y sus colegas llevaron a cabo investigaciones sobre el comportamiento sexual de más de 500 participantes en relaciones a través de dos estudios, incluyendo actividades después del sexo como acurrucarse y besarse. La investigación encontró que mientras más tiempo le dedicaban las parejas al efecto post sexual, más satisfacción sentían con su relación y con el sexo. A pesar de que este patrón era incluso más fuerte para las mujeres, también se reportó entre los hombres.
La moraleja de la historia
Acurrúquense a discreción y háganlo con frecuencia. Si acurrucarse lleva al sexo, qué bien, pero asegúrense de acurrucarse y tocarse muchas veces más de maneras no sexuales. Solo por el placer de sentirse.
Pueden seguirme en Twitter como @SexDoctorSarah o visitar mi página.
A version of this article originally appeared in English.