Una fórmula simple para tomar decisiones profesionales

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No importa cuánto desees hacer un cambio en tu carrera o en tu vida, si el cambio requiere tomar riesgos, es probable que tu cerebro invente racionalizaciones para evitar un posible dolor, incluso si la elección ofrece claramente satisfacción personal y éxito significativo. La incomodidad de probar algo nuevo o presentarte de una manera diferente ahoga el coraje. Si no examinas cuidadosamente las palabras que usas en tus razones para tomar decisiones, la incomodidad de "no saber qué sucederá" podría impedirte una nueva aventura de aprendizaje y crecimiento.

El cerebro humano prefiere la autoprotección a la autorrealización

La reacción más común cuando se enfrentan a grandes decisiones de la vida es aferrarse a la consistencia que brindan los viejos objetivos, las experiencias pasadas y las creencias sobre lo que está bien y lo que está mal. Cuanto más viejo te haces, mejor eres en el arte de la racionalización para evitar cambiar de opinión o comportamiento. Y cuanto más inteligente eres, más rápido se te ocurren racionalizaciones irracionales.

Para confiar en que estás tomando una buena decisión, primero debes pensar en tu forma de pensar.

Para tomar las mejores decisiones sobre tu futuro, debes examinar cómo estás pensando. Para ver de manera diferente, tienes que analizar las oraciones que te dices a ti mismo sobre por qué deberías o no hacer algo.

Esta exploración se realiza mejor con alguien como un entrenador que esté capacitado para escuchar y resumir las palabras clave pronunciadas y preguntar sobre el significado y la importancia en el momento. Este proceso de descubrimiento puede revelar las creencias basadas en el miedo que parecen ser la fuente de dudas. El proceso de reflejar pensamientos en voz alta ayuda a observar y analizar objetivamente la fuente de suposiciones infundadas.

Comienza a alterar tus hábitos de pensamiento con el autodescubrimiento

Responder las siguientes preguntas te ayudará a elegir qué carrera/camino de vida tomar, ya sea que planees contratar a alguien que te ayude a ordenar tus pensamientos o no. Escribe a mano o en un ordenador tus respuestas para facilitar la disección.

• Al mirar tu vida, ¿cuándo te has sentido más lleno de energía y realizado?
• ¿Hay algo que te encantaría lograr en esta vida?
• ¿Qué crees que perderás si arriesgas la seguridad que tienes ahora?
• ¿Qué podrías ganar si arriesgas la seguridad que tienes ahora?
• ¿Qué nuevas habilidades te gustaría aprender o nuevos conocimientos deseas adquirir?
• Si no tuvieras a nadie de quien ocuparte y nadie que te dijera qué es lo mejor para ti, ¿qué es lo que más querrías hacer?
• Si pudieras controlar cómo la gente te recuerda, ¿a quién describirían?

Después de responder las preguntas, describe cómo sería un día si estuvieras haciendo y siendo lo mejor posible.

La fórmula de 3 palabras

Toma tres hojas de papel. Escribe una palabra en la parte superior de cada página: Quiero, Debería, Pero.

1. Lee tus respuestas a las preguntas. Antes de que a tu cerebro se le ocurran razones para no tomar medidas, coloca la página "Quiero" frente a ti. Escribe lo que parece ser el deseo de tu corazón: ¿qué sería lo más divertido o positivamente desafiante para ti hoy? No consideres cómo lo harías o qué podría suceder, solo escribe qué pensamientos y sueños surgen de tus respuestas.

Saborea este primer paso. Cuando creas que has terminado, respira, bebe un vaso de agua o sal a caminar rápidamente. Luego lee lo que escribiste en la página de "Deseo" y escribe cualquier otra cosa que surja.

2. Muévete a una habitación o espacio diferente para el siguiente paso con la página "Debería". Pregúntate qué "deberías" te han impedido seguir tu camino preferido o han dirigido tu vida hasta ahora sin cuestionarlo. Escribe oraciones que describan cómo tu vida ha sido moldeada por lo que deberías hacer. Considera eventos importantes en tu vida, como pérdidas, ganancias, matrimonios o despedidas, que llevaron a un "debería" a dictar tus elecciones. ¿Qué "deberías" provienen de tu familia o cultura? ¿Cuándo evitaste hacer algo por lo que crees que otras personas piensan que deberías hacer?

No te juzgues por decisiones pasadas. Este ejercicio reflexivo es para tu autoconciencia. Tu objetivo es ampliar tu perspectiva sobre qué opciones están realmente disponibles para ti.

3. Muévete a otro espacio con tu página "Pero". Escribe una o algunas oraciones describiendo la dirección que te gustaría que tomara tu carrera o tu vida ahora. Esto no significa que tengas la intención de cambiarlo todo hoy; es solo una declaración de lo que quieres manifestar en el próximo capítulo de tu vida. Es el equivalente verbal de crear un tablero de visión.

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Para cada oración, escribe la palabra "pero" y enumera las razones por las que no puedes cumplir tus deseos hoy. Quizás necesites más habilidades y conocimientos. Tal vez tengas que ahorrar algo de dinero (sé específico sobre lo que necesitas ahorrar). Tal vez tengas que terminar la escuela o cerrar tu trabajo actual para sentirte íntegro cuando te vayas. Tal vez solo estás asustado. Escribe lo que se te ocurra. Luego deja la página a un lado por uno o dos días.

Después de unos días, revisa tus "deseos" y, para cada frase "pero", pregunta: "¿Es esta una buena razón o una racionalización para retrasar lo que quiero?" Revisa tu página "Debería" para ver qué tienes que cumplir o negociar. Puedes pedirle a un amigo de confianza o incluso contratar a un coach para una sesión o dos que te ayude a evitar tu cerebro protector.

Los próximos pasos dependen de ti. ¿Qué has aprendido haciendo este ejercicio? ¿Qué es ahora lo más importante para ti? Independientemente de cuándo puedas tomar una decisión, haz un plan para avanzar en la dirección de tus deseos. Tu vida se sentirá más plena y completa.