La ética y la moralidad
La virtud de la paciencia
¿Qué significa realmente ser paciente?
21 de agosto de 2024 Revisado por Tyler Woods
Los puntos clave
- Es difícil ser amoroso, valiente o sabio sin saber esperar con excelencia.
- La paciencia es una virtud difícil de dominar y rara vez se la celebra en una cultura que valora la velocidad.
- La práctica lleva a la paciencia.
En los Juegos Olímpicos de París, la corredora holandesa Sifan Hassan logró una de las mayores hazañas de la historia del atletismo. En el mayor escenario del deporte, Hassan compitió en tres pruebas (dos rondas de los 5,000 metros, los 10,000 metros y el maratón) durante un período de nueve días. Obtuvo tres medallas (dos de bronce y una de oro).
Al principio de cada carrera, los espectadores pueden haber tenido la tentación de descartar a Hassan. Mientras que algunos corredores salieron corriendo de la línea de salida para conseguir posiciones de cabeza desde el principio, Hassan se contuvo y conservó su energía. Esperó a dar rienda suelta a su impulso final justo cuando lo necesitaba: al final de cada carrera, cronometrando las cosas a la perfección para asegurarse una medalla. La paciencia fue un factor importante en su éxito.
A veces, la paciencia se caracteriza erróneamente como inacción en un mundo que elogia la velocidad e incentiva el ajetreo. Pero la paciencia es un activo, incluso a altas velocidades. Si una de las mujeres más rápidas del mundo tiene tiempo para esperar, quizá los demás también.
El concepto
La paciencia es la virtud de permanecer en la dificultad. Cicerón, un estadista y orador romano, la definió como la “resistencia voluntaria y prolongada a las cosas arduas y difíciles”, y Aquino escribe que nos ayuda a mantener la esperanza.
Agustín describe la paciencia como loable solo cuando toleramos la dificultad “con una mente serena”, y la psicóloga Sarah Schnitker escribe que la paciencia implica esperar “con calma ante la frustración o la adversidad”. Por lo tanto, no es solo esperar lo que es ejemplar. Si estamos de mal humor o agitados por ello, esto no es una virtud. La forma en que esperamos también importa.
Ya he ilustrado el valor de la paciencia en el ámbito de las carreras, pero la paciencia es una característica constitutiva de una buena vida más allá de los deportes. A continuación, se ofrecen algunos recordatorios sobre esta virtud a menudo subestimada.
1. La paciencia no significa pasividad. En los meses de invierno, yo solía correr por un campo que tenía un cartel que decía: “Flores silvestres en proceso”. Me reía de ese cartel, colocado en un campo estéril. Pero a medida que se acercaba la primavera, inevitablemente llegaba el día en que pasaba corriendo por el campo y, de repente, ya no estaba estéril. Estaba lleno de flores silvestres de varios colores y formas. Las flores habían estado allí todo el tiempo, en varias etapas, desde la semilla hasta la flor, avanzando bajo la tierra.
La paciencia se parece mucho a un campo de flores silvestres. Para los extraños, puede parecer inacción. Pero esperar bien a menudo implica mucha determinación y trabajo invisible. A veces, la paciencia requiere preparación: posicionarse para estar listo para la siguiente acción. Un ejemplo es el tiempo entre la presentación de una solicitud de ingreso a la escuela y la recepción de un veredicto de admisión. Mientras tanto, un estudiante puede actuar a la luz de la esperanza de ser aceptado, avanzando a pasos agigantados en su beca.
A menudo, la paciencia “implica un acto de moderación interior contra nuestros otros impulsos”. Las carreras son un buen ejemplo de esto. Podemos sentirnos tentados a acelerar o responder a los primeros movimientos, pero a veces la acción paciente (permanecer en el mismo lugar, sin hacer ningún cambio) es la correcta.
2. La paciencia apoya muchas otras virtudes. El filósofo Matthew Pianalto considera que la paciencia es una virtud fundamental. Cita la máxima de Gregorio Magno de que “la paciencia es la raíz y la guardiana de todas las virtudes”. Dicho de otro modo, es difícil ser cariñoso, valiente o sabio sin ser también capaz de esperar con excelencia.
Por ejemplo, imaginemos que intentamos ser buenos padres y enseñar a un niño a atarse los cordones de los zapatos, pero nos frustra el tiempo que tarda en aprender. O imaginemos a unos jugadores impacientes que intentan ser valientes en una cancha de fútbol. Pueden actuar precipitadamente, sintiéndose incapaces de esperar el momento adecuado para asumir el riesgo adecuado. Se necesita cierto grado de paciencia para actuar bien en muchos aspectos.
Volviendo al ejemplo de Sifan Hassan, la paciencia favorece la resistencia. De hecho, la resistencia y la paciencia están vinculadas como un solo concepto en griego. El término hupomoné significa “resistencia paciente”. Implica firmeza o “permanecer bajo una carga”. Si deseamos empezar a andar en bicicleta o correr, es posible que debamos trabajar en nuestra paciencia.
3. La práctica lleva a la paciencia. Anteriormente, definí la paciencia como una virtud. Esto significa que es una excelencia adquirida y la forma de adquirirla es mediante la práctica.
Esto elimina las dudas sobre la mejora. La paciencia se adquiere de la misma manera que adquirimos otras habilidades deportivas: mediante la repetición intencional. Actuamos con paciencia hasta que al hacerlo nos definamos de una manera estable.
Consideraciones finales
La paciencia es la virtud de perseverar en las dificultades. Es una virtud activa, no pasiva, y sin ella nos cuesta soportarla. Es una virtud difícil de dominar y rara vez se la celebra en una cultura que valora la velocidad. Pero si perseguimos bienes que están lejos (ya sean metas de largo plazo para Hassan o metas a largo plazo para cualquier otra persona), la paciencia es importante.
A version of this article originally appeared in English.