A pesar de que nuestra necesidad de conectar es innata, muchos de nosotros nos sentimos solos con frecuencia. La soledad es el estado de angustia o incomodidad que resulta cuando uno percibe una brecha entre los deseos de conexión social y las experiencias reales de este tipo. Incluso algunas personas que están rodeadas por otros durante todo el día, o están en un matrimonio de mucho tiempo, experimentan una soledad profunda y generalizada. Las investigaciones sugieren que la soledad presenta serias amenazas al bienestar así como a la salud a largo plazo.
Ya sea que una persona viva en aislamiento o no, sentir una carencia de conexiones sociales puede ser doloroso. La soledad se puede describir de diferentes maneras; una de las escalas comúnmente utilizadas para medir la soledad, la Escala de soledad de la UCLA, cuestiona a los individuos sobre un amplio rango de sentimientos o déficits de conexión, incluyendo con cuánta frecuencia sienten que:
- les falta compañía
- han sido excluidos
- están "en sintonía" con las personas que los rodean
- son amigables y extrovertidos
- hay gente con la que pueden contar
Dadas las consecuencias potenciales a la salud de aquellos que sienten que tienen pocas o ninguna conexión social, la soledad extendida presenta un riesgo social importante. Pero socava la demanda por conexiones y cercanía a un nivel personal también.
La soledad está tan ligada a la cualidad de las relaciones interpersonales como lo está a la cantidad de conexiones que uno tiene. Y no solamente proviene del aislamiento o la angustia. Una falta de autenticidad en las relaciones también puede provocar sentimientos de soledad. Para algunos, no tener un compañero animal muy deseado o la ausencia de una presencia silenciosa en el hogar (incluso si uno tiene muchos contactos sociales en el mundo), puede provocar soledad.
Hay evidencias de que los individuos solitarios tienen una especie de sesgo de negatividad al evaluar las interacciones sociales. La gente solitaria nota las señales de posible rechazo más rápido que los demás, tal vez para poderlo evitar mejor y así protegerse. La gente que se siente sola necesita estar consciente de este sesgo para poder superarlo al momento de buscar compañía.
La soledad o el tiempo que pasamos solos no es algo inherentemente negativo y puede incluso ser restaurador o ventajoso de otras maneras. La investigación sugiere que las razones por las que la gente joven decide estar sola importan, tal vez lo hacen para relajarse, crear o reflexionar, no para evitar a las demás personas.
El investigador sobre la soledad, John Cacioppo argumenta que de la misma manera en la que podemos iniciar un régimen de ejercicio para obtener fuerza y mejorar nuestra salud, podemos combatir la soledad a través de pequeños movimientos para construir resistencia y fortaleza emocional. Ha diseñado técnicas para personas en un riesgo particularmente algo de soledad crónica, como soldados que vuelven de ciudades en guerra. Pero les pueden servir a todos.
Se han relacionado numerosos resultados desfavorables a la soledad. Además de su asociación con síntomas depresivos y otras formas de enfermedad mental, la soledad es un factor de riesgo para enfermedades cardíacas, diabetes tipo 2 y artritis, entre otras enfermedades. Algunas investigaciones sugieren que las personas solitarias también tienen el doble de probabilidades de desarrollar Alzheimer. El estado de soledad crónica puede provocar respuestas psicológicas adversas como aumento en la producción de hormonas del estrés, retrasar el sueño y resultar en inmunidad debilitada.
Mientras que una persona no puede morir solo por sentirse demasiado solitaria, los hallazgos que indican que la gente solitaria tiene índices más altos de mortalidad y ciertas enfermedades respaldan la idea de que, con el tiempo, la soledad crónica puede tener un papel importante en elevar el riesgo de muerte.
Los sentimientos de soledad y aislamiento afectan a personas de todas las edades, aunque los adolescentes y adultos mayores parecen ser especialmente vulnerables.
Alrededor de un 40 por ciento de los estadounidenses reportaron sentirse solitarios en el 2010 y otros reportes afirman que es común que la gente se sienta solitaria al menos parte del tiempo. Los altos índices de soledad reportada han llevado a algunos a declarar que hay una "epidemia" de soledad aunque no está claro si la soledad está aumentando en las generaciones más jóvenes.