La ética y la moralidad
En términos simples, la ética es el código moral que guía las decisiones y comportamientos de una persona a lo largo de su vida. La idea es tener un código moral que se extienda más allá del individuo para incluir lo que está bien y lo que está mal, para la comunidad y la sociedad en general. La ética se refiere a los derechos, las responsabilidades, el uso del lenguaje, lo que significa vivir una vida ética y cómo las personas toman decisiones morales. Para un tema tan subjetivo como la moralidad, las personas ciertamente tienen creencias fuertes y obstinadas sobre lo que está bien y lo que está mal que puede estar en contraste directo con las creencias morales de los demás. Sin embargo, a pesar de que la moral puede variar de persona a persona, de religión a religión y de cultura a cultura, muchos valores son universales, ya que provienen de las emociones humanas básicas. Podemos pensar en la moralización como un ejercicio intelectual, pero con mayor frecuencia es un intento de dar sentido a nuestros instintos y reacciones más básicos.
El examen de la psicología moral implica el estudio de la filosofía moral. Sin embargo, la psicología moral está más preocupada por cómo una persona toma una decisión correcta o incorrecta, en lugar de qué tipo de decisiones se deben tomar. El carácter, el razonamiento, la responsabilidad, el altruismo, entre otras áreas, también entran en juego, al igual que el desarrollo de la moralidad.
Contenido
El psicólogo Lawrence Kohlberg estableció sus etapas de desarrollo moral en 1958. Basó gran parte de su trabajo en la teoría de Jean Piaget del juicio moral en los niños. El trabajo de Kohlberg aborda el proceso de cómo pensamos en el bien y el mal. Sus etapas incluyen preconvencional, convencional, postconvencional. El aprendizaje que logramos a través de nuestro desarrollo se integra en estas tres etapas.
- Preconvencional:
Obediencia y castigo: ¿cómo puedo evitar el castigo?
Orientación de interés propio: ¿qué gano yo con eso? - Convencional:
Normas sociales y la orientación del buen niño y la chica buena: hazlo por mí
Moralidad de la ley y el orden: cumplir con el deber - Postconvencional:
Orientación al contrato social: el consenso de los hombres reflexivos
Principios éticos universales: ¿y si todos hicieran eso?
La etapa preconvencional está impulsada por la obediencia y el castigo, así como por el interés propio (golpeé a mi hermano y recibí una sanción). La etapa convencional es cuando aceptamos la visión social sobre lo correcto y lo incorrecto. La etapa postconvencional es más abstracta (Lo que está bien o mal para alguien más no lo está para mí) y va más allá de las normas sociales.
Antes pensábamos que las personas nacían en blanco, pero las investigaciones han demostrado que las personas tienen un sentido innato de moralidad. Por supuesto, los padres y la sociedad en general definitivamente pueden alimentar y desarrollar la moralidad y ética en los niños.
Los humanos son éticos y morales sin importar su religión o dios. Las personas no son fundamentalmente buenas ni son fundamentalmente malas. Sin embargo, un estudio de Pew encontró que los ateos tienen muchas menos probabilidades que las personas religiosas de creer que hay "estándares absolutos del bien y el mal". En efecto, el ateismo no socava la moralidad, pero la concepción de moralidad de un ateo tiende a alejarse de las concepciones de los religiosos tradicionales.
Los animales son como humanos, y los humanos son animales, después de todo. Se han llevado a cabo muchos estudios en especies de animales y más del 90 por ciento de su comportamiento entra en lo que puede identificarse como "prosocial" o positivo. Además, no encontramos guerras masivas en animales mientras que entre humanos son frecuentes. Entonces, de cierta forma, podemos decir que los animales son más morales que los humanos.
La evaluación de la psicología moral involucra el estudio de la filosofía moral, pero el campo se ocupa más de las maneras en las que las personas llegan a las decisiones correctas o incorrectas y no sobre qué tipo de decisiones debieron haber tomado. La personalidad, el razonamiento, la responsabilidad y el altruismo entre otras áreas también entran en juego, así como el desarrollo de la moralidad.
Se considera moralmente buenas a las personas respetuosas, que se apegan a altos estándares éticos, mientras que se percibe como moralmente malvados, a quienes son pecaminosos o incluso criminales. La moralidad fue una cuestión clave filosófica para Aristóteles, quien primero estudió preguntas como "¿qué es la responsabilidad moral?". Así como "¿qué se necesita para que un ser humano sea virtuoso?". Y fue el poeta Dante Alighieri quien nombró los siete vicios mortales: vanidad, celos, ira, pereza, codicia, gula y lujuria. Se cree que las personas asociadas con los vicios, o comportamientos inmorales, tienen un carácter pobre. Sin embargo, algunos dicen que la virtud a menudo disfraza a un vicio oculto. Que sea un vicio o una virtud depende de hacia dónde inclinemos la balanza.
Una persona amoral no tiene ningún sentido de, ni se preocupa por lo que está bien o mal. No hay consideración ni por la moralidad ni por la inmoralidad. De manera inversa, una persona inmoral reconoce la diferencia, pero hace lo incorrecto de cualquier manera. Por ejemplo, un político amoral no tiene consciencia y toma decisiones basándose en sus propias necesidades personales: no se da cuenta si sus acciones son correctas o incorrectas.
Se podría argumentar que las acciones de un banco que creó millones de cuentas fraudulentas de ahorros y cheques fueron amorales si el banco no tenía ninguna comprensión del bien y el mal. Por supuesto, si el banco sabía exactamente lo que estaba haciendo desde el principio, entonces el escándalo se consideraría inmoral.
Todo el mundo dice mentiras blancas hasta cierto punto, y con frecuencia la mentira se dice para el bien mayor. Pero la idea de que un pequeño porcentaje de las personas dicen una cantidad monumental de mentiras se conoce como el principio de Pareto, la ley de los pocos vitales. El 20 por ciento de la población es el que responde por el 80 por ciento del comportamiento.
Sí sabemos distinguir entre el bien y el mal. Si lastimamos y herimos a otra persona, eso está mal. Sin embargo, lo que está bien para una persona, puede ser malo para otra. Un buen ejemplo de esta dicotomía son los conservadores religiosos que creen que darle a las mujeres derechos sobre sus propios cuerpos es moralmente incorrecto. En este caso, la ética de las personas está basada en sus valores; y la divisiónmoral entre los valores puede ser grande.
El psicólogo Lawrence Kohlberg estableció sus etapas de desarrollo moral en 1958. Este marco de referencia es la base del trabajo actual sobre psicología moral. El trabajo de Kohlberg atiende el proceso de cómo pensamos en el bien y el mal y está basado en la teoría de Jean Piaget del juicio moral para niños. Sus etapas son: preconvencional, convencional y postconvencional. Y lo que aprendemos en una etapa se integra en las subsecuentes.
La etapa preconvencional es impulsada por la obediencia y el castigo. Esta es la percepción que tienen los niños de lo que está bien o mal. Algunos ejemplos de este tipo de pensamiento son: "le pegué a mi hermano y me dieron un tiempo fuera." "¿Cómo puedo evitar un castigo?" "¿Qué puedo ganar yo con eso?"
La etapa convencional es cuando aceptamos las percepciones de la sociedad sobre lo que está bien o mal. En esta etapa, la gente sigue las reglas con una orientación hacia niño bueno y buena chica. Un ejemplo de este pensamiento sería: "hazlo por mí." Esta etapa también incluye la moralidad de la ley y el orden: "haz tu deber".
La etapa postconvencional es más abstracta: "lo que está bien o mal para ti, no es lo que está bien o mal para mí." Esta etapa va más allá de las normas sociales, los individuos forman su propia ideal moral, basándose en principios personales de lo que está bien y lo que está mal.