Dolor genitopélvico o trastorno de penetración (trastorno de dolor sexual)
La incomodidad o el dolor extremo que experimentan las mujeres al intentar o mantener relaciones sexuales pueden ser profundamente angustiosos, reducir el deseo sexual y alterar las relaciones. El trastorno de penetración/dolor genitopélvico puede implicar una serie de causas y síntomas, tanto físicos como psicológicos, y un médico puede ayudar a una persona o pareja a tomar medidas para restaurar una vida sexual saludable.
El trastorno implica dificultad para tener relaciones sexuales y sentir un dolor significativo al penetrar. La gravedad puede variar desde una incapacidad total para experimentar la penetración vaginal hasta la capacidad de experimentar la penetración en una situación pero no en otra. Por ejemplo, una mujer puede no sentir molestias al insertar un tampón, pero puede experimentar un dolor intenso al intentar tener relaciones sexuales vaginales.
El trastorno de dolor/penetración genitopélvico se denominaba anteriormente un trastorno de dolor sexual que consistía en dispareunia (dolor en el área pélvica durante o después de las relaciones sexuales) o vaginismo (un espasmo involuntario de la musculatura que rodea la vagina que hace que se cierre, lo que resulta en una penetración difícil, dolorosa o imposible).
Se desconoce el número de mujeres con dolor genitopélvico/trastorno de penetración, pero se estima que el 15 por ciento de las mujeres en América del Norte experimentan dolor recurrente durante las relaciones sexuales, según el DSM-5. El trastorno está asociado con otros desafíos, incluida la reducción del deseo sexual y la evitación de cualquier contacto genital que pueda causar dolor. Como resultado, muchas mujeres que viven con este trastorno pueden tener problemas en sus relaciones románticas y muchas informan que sus síntomas las hacen sentir menos femeninas.
Contenido
Los signos y síntomas del trastorno de penetración/dolor genitopélvico, según lo cataloga el DSM-5, incluyen dificultades persistentes o recurrentes con uno (o más) de los siguientes:
- Penetración vaginal durante el coito.
- Dolor vulvovaginal o pélvico marcado durante el coito vaginal o los intentos de penetración.
- Miedo o ansiedad marcados por el dolor vulvovaginal o pélvico en anticipación, durante o como resultado de la penetración vaginal.
- Tensión o endurecimiento marcado de los músculos del suelo pélvico durante el intento de penetración vaginal.
Para recibir un diagnóstico de trastorno de penetración/dolor genitopélvico, los síntomas del paciente deben estar presentes durante al menos seis meses y causar malestar clínicamente significativo. Además, la disfunción sexual no debe explicarse mejor por una condición psiquiátrica no sexual o como consecuencia de una relación de pareja grave (por ejemplo, violencia de pareja) u otros factores estresantes importantes, ni ser atribuible a los efectos de una sustancia, medicamento u otra condición médica.
El dolor genitopélvico se informa con mayor frecuencia durante la edad adulta temprana y en los períodos peri y posmenopáusico.
Muchas personas evitan hablar sobre problemas sexuales porque temen que pueda dañar la relación, herir los sentimientos de su pareja o generar vulnerabilidad y vergüenza personal. Pero la comunicación abierta puede ayudar a las parejas a resolver sus problemas y disfrutar de una vida sexual saludable. El dolor sexual no es una excepción; las mujeres deben decirle a su pareja cómo se sienten durante las relaciones sexuales para que ésta pueda comprender mejor su experiencia y apoyarla a trabajar con un profesional para tratar la afección.
El trastorno puede caracterizarse como de por vida o adquirido. Se desconocen los detalles del desarrollo del trastorno, pero los factores relevantes para su causa y tratamiento pueden incluir:
- El estado de salud de una pareja o los desafíos con las relaciones sexuales.
- Factores de relación, como diferencias en el deseo sexual o falta de comunicación.
- Vulnerabilidad individual, como antecedentes de abuso o mala imagen corporal.
- Actitudes culturales y religiosas hacia la sexualidad.
- Preocupaciones médicas como infecciones o afecciones que causan dolor en la región genitopélvica.
Un factor de riesgo importante para el desarrollo de dolor genitopélvico/trastorno de penetración es el dolor durante la inserción del tampón. Muchas mujeres también pueden experimentar un aumento de los síntomas relacionados con el dolor genitopélvico durante el periodo posparto o después de antecedentes de infecciones vaginales.
Las investigaciones indican que muchas mujeres que experimentan dolor durante las relaciones sexuales no le cuentan a su pareja sobre su dolor ni buscan ayuda profesional para aliviarlo. Las razones de esto incluyen sentimientos de vergüenza, estigma en torno al placer femenino, guiones culturales obsoletos sobre la priorización del placer masculino y el hecho de que muchos médicos no preguntan sobre el dolor sexual.
El tratamiento y el resultado del trastorno de penetración/dolor genitopélvico dependen de la causa del dolor. Un médico puede ayudar a determinar un diagnóstico y consultar sobre el tratamiento adecuado.
- Para las relaciones sexuales dolorosas después del embarazo, se debe tener cuidado y paciencia.
- Para las relaciones sexuales dolorosas en mujeres menopáusicas, se pueden usar lubricantes y cremas o medicamentos que contengan estrógenos según lo prescrito.
- Para las relaciones sexuales dolorosas causadas por la endometriosis, se pueden obtener medicamentos. La cirugía también puede ser una opción y podría brindar un alivio total.
- Para las relaciones sexuales dolorosas debido a otras complicaciones, enfermedades o factores psicológicos, un proveedor de atención médica puede ofrecer los mejores medios de intervención adaptados al motivo específico del dolor.
En una visita clínica, se obtendrá el historial médico del paciente y se realizará un examen físico. Las preguntas detalladas del historial médico que documenten las dificultades con las relaciones sexuales podrían incluir:
- ¿Cuándo apareció el dolor por primera vez?
- ¿Las relaciones sexuales son dolorosas cada vez que se intenta o sólo algunas veces?
- ¿Siempre ha sido doloroso?
- ¿Las relaciones sexuales también son dolorosas para tu pareja?
- ¿El dolor está en los labios, la vagina o toda la zona pélvica?
- ¿El dolor se produce durante la entrada?
- ¿Has experimentado algún evento traumático significativo en tu pasado, como violación o abuso infantil?
- ¿Estás actualmente recibiendo tratamiento por alguna enfermedad, dolencia o trastorno?
- ¿Estás tomando actualmente algún medicamento?
- ¿Ha habido recientemente un evento emocional significativo en tu vida?
- ¿Qué medidas has tomado para intentar que las relaciones sexuales sean menos dolorosas? ¿Qué tan bien han funcionado?
- ¿Qué otros síntomas estás experimentando?
A menos que el problema sea claramente causado por problemas físicos de una persona, la pareja debe consultar al médico en conjunto. Si se sospecha un problema físico, se ordenarán pruebas.
Prevención
Una buena higiene y atención médica de rutina pueden ayudar hasta cierto punto. Los juegos previos y la estimulación adecuados ayudarán a garantizar una lubricación adecuada de la vagina. El uso de un lubricante soluble en agua como K-Y Jelly también puede ayudar. (La vaselina no debe usarse como lubricante sexual. No es soluble en agua y puede provocar infecciones vaginales).
Tratamiento del vaginismo
La dispareunia (relaciones sexuales dolorosas) inhibe el interés sexual y la capacidad de respuesta. En algunas situaciones puede ocurrir vaginismo, lo que hace que los músculos vaginales se contraigan y cierren involuntariamente como una forma de autoprotección para evitar la incomodidad anticipada. El tratamiento de elección para el vaginismo es un programa terapéutico extenso que combina educación y asesoramiento sobre anatomía sexual, fisiología, el ciclo de respuesta sexual y mitos comunes sobre el sexo, así como ejercicios que incluyen ejercicios de Kegel (contracción y relajación de los músculos del piso pélvico) para mejorar el control voluntario. También se pueden recomendar ejercicios de dilatación vaginal con dilatadores de plástico, pero deben realizarse bajo la dirección de un terapeuta u otro proveedor de atención médica. El tratamiento debe involucrar a la pareja tanto como sea posible; esto debería incluir un contacto gradualmente más íntimo que culmine en el coito.
Los terapeutas sexuales suelen trabajar con ambos miembros de la pareja para tratar el dolor sexual. En este contexto, los terapeutas sexuales pueden educar a la pareja sobre el dolor genitopélvico o el trastorno de penetración, derivar a la mujer que sufre dolor a un profesional médico, discutir cómo el dolor sexual puede haber impactado la relación, abordar los sentimientos de vergüenza, ansiedad o angustia, enseñar habilidades de comunicación, desarrollar un plan de tratamiento y discutir alternativas sexuales que puedan ser factibles.