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Verificado por Psychology Today

Dieta

La razón por la que no puedes comer saludable

Un enfoque radical para mejorar tu dieta.

Los puntos clave

  • Comer mejor requiere conciencia de necesidades biológicas, deseos psicológicos y presiones socioculturales.
  • No intentes eliminar las tensiones naturales que surgen en torno a la comida; acéptalas y explóralas.
  • La honestidad radical puede ayudar a gestionar conscientemente las elecciones alimentarias sin autoengaño.

Imagínate una típica parrillada de sábado con amigos. Llegas con hambre y sientes la atracción por las salchichas y costillas a la parrilla, llenas de sabor y tradición. Al mismo tiempo, una vocecita en tu cabeza te recuerda tu compromiso de comer mejor.

Una parte de ti quiere carnes a la parrilla sabrosas y otra parte de ti comprende los impactos en la salud: un exceso de grasas saturadas, calorías y salsas azucaradas puede provocar problemas de salud. Elegir una ensalada puede satisfacer mejor tus objetivos nutricionales, pero puede parecer una pérdida personal a costa del disfrute y la satisfacción social.

Esta tensión no se trata sólo de elegir entre alimentos “saludables” y “no saludables”; se trata de cumplir una promesa que te hiciste a ti. Se trata de conciliar tu necesidad de salud con tu deseo de disfrute. Se trata de no sentir que te aislas de tus amigos y de no tener que explicar o justificar tus elecciones alimentarias. Y, en última instancia, se trata de asumir la responsabilidad personal de tu cuerpo: si no cuidas de ti, nadie más se ocupará de ello.

El reto de alimentación profunda

Después de haber trabajado con cientos de pacientes para mejorar sus hábitos alimentarios, encontré un hilo conductor en la búsqueda de comer mejor:

Hay una gran cantidad de cosas deliciosas para comer y una falta de conciencia sobre por qué y cómo las comemos.

Esta falta de conciencia se manifiesta como esa tensión sutil pero familiar: ese tira y afloja en la parrillada. En el mejor de los casos, mantenemos estas tensiones con torpeza, justificando nuestra alimentación, sin importar cómo afecte nuestra salud o bienestar.

A veces, priorizamos la salud por la mañana y dejamos que nuestros antojos nocturnos nos lleven al hedonismo por la noche. Otras veces, podemos dividir la diferencia y comer una ensalada con nuestra hamburguesa en lugar de patatas fritas.

En el peor de los casos, dejamos que estas tensiones nos destrocen: nos sentimos decepcionados por no estar a la altura de nuestras aspiraciones de comer mejor, avergonzados por cometer el mismo “error” una y otra vez y angustiados por caer en patrones de atracones o trastornos alimentarios.

Claramente, necesitamos un mejor enfoque que no resulte en comer al azar o en dejarnos llevar por nuestros impulsos, atrapados en una lucha de Sísifo por tomar buenas decisiones.

Afortunadamente, existe un mejor enfoque de la alimentación y comienza con una premisa radical:

Deja de intentar hacer que estas tensiones desaparezcan.

En cambio, mantente presente en estas luchas internas en torno a la comida. No son problemas que resolver sino polaridades que gestionar. De hecho, todos contienen verdades importantes sobre tu alimentación.

Abrazando la tensión: un enfoque integral sobre la alimentación

Imagínate que estás de regreso en la parrillada y el anfitrión trae un pastel gigante para celebrar. Es tu sabor favorito y verlo te hace babear.

En lugar de tomar una decisión impulsiva de la que luego te podrías arrepentir, te detienes y consideras tres cosas: ¿Cómo voy a gestionar mis realidades biológicas, psicológicas y sociales?

Realidad biológica: Ciertos patrones alimentarios (un exceso de azúcares y grasas refinadas combinados con una falta de fibra y fitoquímicos) pueden promover el cáncer, la diabetes y los trastornos metabólicos. Ninguna comida por sí sola causa enfermedades. Sin embargo, meses y años de comer ciertos alimentos en exceso inevitablemente empeorarán la salud.

Realidad psicológica: el pastel es delicioso. Los antojos son reales. El sentimiento de emociones positivas está a sólo un mordisco de distancia. Además, es un momento de celebración, ¿por qué no? Al mismo tiempo, ¿qué podrían pensar otras personas? ¿Me incomodará negarme el pastel si otros están comiendo? ¿Tengo miedo de que los demás me juzguen?

Realidad sociocultural: dentro de una cultura gordofóbica, cuanto más te desvíes del ideal de delgadez, más estigma y discriminación enfrentarás. El aumento de peso se considera un fracaso personal en el manejo de la abundancia de alimentos convenientes y muy sabrosos. El pastel está etiquetado como “engordador”; por lo tanto, es inaceptable si alguien tiene sobrepeso o está intentando perder peso. Te sientes presionado a ajustarte a las narrativas dominantes sobre la salud, la belleza y la alimentación sana, estés de acuerdo con ellas o no.

La sabiduría para comer bien comienza reconociendo y aceptando todas estas verdades, sin importar lo difíciles que sean de tragar.

Por ejemplo, si decides que quieres comer pastel, ¿lo haces porque reconoces un deseo genuino de experimentar el sabor? ¿O te impulsa la necesidad de encajar y no sentir incomodidad?

Si decides no comer pastel, ¿lo haces porque realmente te preocupa su efecto sobre el azúcar en sangre? ¿O tienes miedo de engordar y sentirte que no encajas con alguna norma social idealizada?

No hay respuesta correcta. Todo lo anterior podría ser cierto.

De hecho, es probable que todo lo anterior sea cierto, ¡y ese es el punto!

Cuando empieces a notar y nombrar estas tensiones sin intentar disiparlas, podrás empezar a recuperar tu poder como comedor.

Poner nombre a las tensiones que sientes requiere honestidad hacia ti. Debes reducir la velocidad y sentir curiosidad por las verdades subjetivas y objetivas que enfrentas.

En última instancia, no estás eligiendo el pastel. Estás practicando una nueva forma de estar contigo en torno a la comida: una forma de gestionar tus realidades biológicas, psicológicas y socioculturales de la forma más hábil posible.

La mejor parte es que este enfoque no se limita al pastel o la parrillada. Puedes practicar nombrar y gestionar conscientemente estas polaridades en cada comida.

Nombrar, aceptar y tomar responsabilidad

La mayoría de las dietas fracasan porque luchan con algún aspecto de la realidad. Pretenden que el apetito no está gobernado por las emociones o que las presiones socioculturales para comer y verse de cierta manera no son importantes. Todas estas cosas importan cuando se trata de alimentarse, y hasta que no puedas sostener la complejidad de estas diferentes perspectivas, nunca podrás superarlas.

Es importante señalar que el hecho de que estas dimensiones sean reales no significa que sean correctas. Las creencias gordofóbicas no son justas. Nuestra actual cultura arraigada en la dieta discrimina a las personas con cuerpos más grandes. Creo que debemos luchar continuamente por la justicia y la equidad para todos los tamaños y formas corporales; sin embargo, no podemos tirar al bebé con el agua del baño y pretender que la forma en que comemos no importa.

Una vez que empiezas a practicar la honestidad hacia ti acerca de las razones por las que comes y las tensiones que sientes, este autoconocimiento se convierte en datos con los que trabajar, no en directivas que te jalonean. Aceptar que las tensiones por comer de determinadas maneras siempre estarán presentes te permite asumir la responsabilidad de lo que te llevas a la boca sin caer en el autoengaño o el pensamiento mágico.

A version of this article originally appeared in English.

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Acerca de
Jeff Siegel M.Ed.

Jeff Siegel, Maestro en Educación, es coach de bienestar integrativo, maestro de atención plena y especializata en la psicología al comer. Enseña un enfoque científico, sostenible y compasivo hacia el autocuidado.

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