Estrés
Cómo impacta el estrés a tu vida diaria y qué hacer al respecto
El estrés, la ansiedad y el agobio perturban la vida, pero se puede equilibrar.
23 de abril de 2024 Revisado por Jessica Schrader
Los puntos clave
- Una evaluación honesta puede ayudar a identificar dónde nuestra vida diaria se ve afectada por el estrés.
- La forma en que funcionamos a diario proporciona información sobre cómo manejamos el estrés y la ansiedad.
- Imaginar cómo sería el funcionamiento diario ideal puede ayudarnos a formular un plan para reducir el estrés.
La ansiedad y el estrés son disruptores. Se interponen en nuestra capacidad de vivir nuestras vidas y de cumplir con éxito nuestras obligaciones y responsabilidades diarias. Peor aún, nos sacan de los momentos presentes de alegría, contentamiento y paz y los reemplazan con pensamientos, suposiciones y conclusiones inexactas futuras. Cuando nos abruma la preocupación, nuestra mente se apega a “qué pasaría si” en lugar de “lo que es”. Este tipo de pensamiento sirve para distraernos, perturbar nuestra vida diaria y robarnos una sensación de estabilidad y equilibrio.
En términos psicológicos, el funcionamiento diario y las actividades de la vida diaria son esencialmente las cosas que ideal y saludablemente podríamos realizar a diario cuando no nos vemos obstaculizados por la preocupación, el estrés o el agobio. Sin embargo, cuando el estrés y la preocupación se interponen en nuestro camino, puede resultarnos difícil completar incluso las tareas más necesarias y básicas. Esto no se debe a la pereza o la falta de responsabilidad, sino más bien a la sensación de parálisis y fatiga que puede acompañar a una preocupación y un estrés abrumadores. Algunas áreas del funcionamiento diario que pueden verse afectadas negativamente por la ansiedad incluyen:
- Higiene personal y autocuidado.
- Cumplimiento de deberes y obligaciones laborales.
- Cumplimiento de deberes familiares/crianza/cuidado.
- Atención a las responsabilidades financieras/obligaciones del hogar.
- Atención al bienestar físico/salud/ejercicio/sueño/dieta.
- Capacidad para participar en actividades placenteras/pasatiempos/intereses/descanso y relajación.
Cuando cualquiera de estas áreas de la vida diaria se ve afectada por la ansiedad, limitamos nuestras vidas y experiencias y, en cierto sentido, vivimos de manera incompleta, ya que ciertos elementos de nuestra vida diaria quedan en el camino. Nos concentramos excesivamente en nuestras preocupaciones, lo que oscurece estas otras partes importantes de nuestras vidas.
Esto plantea la pregunta de qué podemos hacer cuando reconocemos que nuestro funcionamiento diario se ve afectado negativamente por la preocupación y la ansiedad.
- Evaluar honestamente lo que está sucediendo en nuestras vidas (trabajo, familia, relaciones personales, salud física, tensión financiera, etc.). Prestar atención a los elementos específicos que nos causan estrés y preocupación es un paso integral en la formulación de un plan para reducir el impacto negativo de la sensación de agobio.
- Imagina cómo sería el funcionamiento diario restaurado. Piensa en cómo te gustaría que fuera tu vida si tuvieras un funcionamiento óptimo. Quizás esto signifique que tendrías tiempo para estar con tu familia, para ejercitarte y dedicarte a intereses personales y dejar el trabajo “en la puerta” cuando sales de la oficina. Tener una idea de cómo sería el funcionamiento restaurado puede ayudarnos a pensar de manera pragmática sobre cómo implementar cambios positivos.
- Identificar áreas donde necesitamos apoyo. Si, por ejemplo, tenemos dificultades con la cantidad de horas que trabajamos, podemos considerar usar un día personal, hablar con un supervisor o pensar en cómo implementar límites más estrictos en nuestros trabajos. Cuando observamos honestamente cuánto tiempo y energía dedicamos a las diferentes áreas de nuestras vidas, podemos reconocer dónde se necesita ayuda.
- Implementar un plan para reducir el estrés. Como psicólogo nuevo, veía habitualmente más de 30 clientes por semana, y a menudo veía ocho o nueve consecutivamente sin descanso. Llegué a un punto en el que tuve que hacer un cambio, ya que quedó claro que este tipo de horario era insostenible y estaba alterando mi funcionamiento diario. Mi plan empezó poco a poco: empezar a programar un descanso a mitad del día para almorzar y tomar un descanso. A partir de ahí, trabajé para reducir mi número de casos a un número más manejable. Sólo a través de una autoevaluación honesta de mi nivel de estrés pude imaginar cómo podría mejorar mi vida haciendo cambios para reducir mi susceptibilidad al agotamiento.
Cuando somos capaces de reducir adecuadamente la ansiedad, el estrés y el agobio, nuestro funcionamiento diario alcanza un nivel de restauración en el que podemos cumplir con nuestras obligaciones, estar presentes en nuestras experiencias y dedicar tiempo y energía a las cosas que queremos hacer sin centrarnos indebidamente en preocupaciones, factores estresantes o potencialidades futuras. Los signos de funcionamiento diario restaurado pueden incluir:
- Más tiempo para dedicarlo a intereses, pasatiempos y cuidado personal.
- Reducción del tiempo para centrarse en las preocupaciones y la ansiedad relacionadas con el trabajo.
- Límites más fuertes con la comunicación laboral y el trabajo fuera de horario.
- Mejor centrarse en la higiene personal, la actividad física y el bienestar físico.
- Más equilibrio entre trabajo, familia y uno mismo.
- Menos enfoque y fijación en escenarios futuros (“qué pasaría si”) y más atención al momento presente (“qué es”).
A version of this article originally appeared in English.