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Verificado por Psychology Today

Agotamiento

Cómo evitar el agotamiento parental

Explicamos cómo encontrar el equilibrio emocional en la crianza de los hijos.

Los puntos clave

  • Los padres también son personas. Eso significa que a veces las emociones pueden apoderarse de ellos.
  • El hecho de que los adultos tengan hijos no significa que hayan resuelto todos sus propios problemas.
  • El cuidado personal puede ayudar a superar los desafíos que surgen en la crianza de los hijos.

Hay que admitirlo: hay momentos en los que la crianza de los hijos puede resultar abrumadora. Ya sea que tengas un hijo irrespetuoso, irracional o simplemente grosero, todos podemos sentirnos provocados. Entonces es cuando nuestras emociones pueden apoderarse de nosotros y hacernos decir cosas que no queremos decir.

En estos momentos, claramente no estamos tomando nuestras mejores decisiones. Estos son los momentos en los que alzamos la voz, amenazamos con castigos que luego tendremos que retirar y simplemente desahogamos nuestra frustración y sentimientos heridos. A veces, tal vez a menudo, podemos ser demasiado duros, lo que puede hacernos sentir culpables durante días. ¿Suena familiar?

También puede parecer que tenemos que ser perfectos en la forma en que respondemos a nuestros hijos, pero nuestros adolescentes no tienen tales limitaciones. A veces parecen actuar como quieren, mientras que se espera que nosotros hagamos todo exactamente bien. Sin embargo, por mucho que nuestros hijos no siempre lo crean así, somos humanos. No siempre somos perfectamente lógicos ante la falta de respeto y el mal comportamiento.

Sin embargo, parece que, como padres, existe la expectativa de que siempre tengamos el control de nuestras emociones y no permitamos que afecten nuestro juicio. Esto no sólo es injusto; tampoco es posible.

Emociones abrumadoras

El hecho de que nos hayamos convertido en padres no significa que tengamos un control perfecto sobre nuestras emociones. Quizás nuestros hijos toquen un problema no resuelto que tenemos desde nuestra infancia. Si se enojan y amenazan con huir, tal vez esto detone nuestros propios miedos al abandono. Todos somos trabajos en progreso y lidiamos con una multitud de experiencias de vida que han moldeado quiénes somos como personas.

El otro problema es que nuestros adolescentes saben cómo golpearnos donde más nos duele. Cualquier vulnerabilidad emocional que tengamos, nuestros hijos la encontrarán. Son como pequeñas palomas mensajeras y encuentran exactamente lo que más nos molesta y lo presionan. Sea lo que sea lo que más nos toca los nervios o nos hace reaccionar, nuestros hijos lo descubren y lo aprovechan felizmente para su propio beneficio. Si bien es posible que tengamos suficiente autocontrol para no morder el anzuelo algunas veces, hay otras ocasiones en las que no somos tan fuertes y podemos perdernos en nuestras emociones y sentirnos abrumados por la situación.

Cuando esto sucede, debemos priorizar el cuidado personal en nuestras vidas. Si podemos reconocer cuándo nos sentimos abrumados, también podemos desconectarnos de la situación el tiempo suficiente para recuperar la compostura. Es posible que no queramos desconectarnos en este momento, ya que las emociones tienden a querer avanzar como un tren a toda velocidad; sin embargo, si podemos anular ese deseo, podremos darnos el cuidado personal que necesitamos. A veces, simplemente tomarnos un pequeño descanso puede ayudarnos a recomponernos para que podamos ser más eficaces a la hora de afrontar la situación.

Darnos la misma consideración que le damos a los demás

Si bien quedar atrapados en nuestras emociones no es lo ideal, sucede. Llegamos a ser humanos, al igual que nuestros adolescentes llegan a ser humanos. Podemos darnos la misma gracia y el mismo perdón que le daríamos a otra persona que nos habla de las dificultades que está teniendo con sus propios hijos. A veces somos mucho más duros con nosotros mismos que con los demás y tal vez podamos ser más amables con nosotros mismos.

Si bien todos intentamos hacer lo mejor que podemos como padres, a veces los adolescentes pueden ser especialmente difíciles. Su inflexible desafío y falta de respeto pueden alterar hasta el último nervio que tenemos. Desafortunadamente, cuando esto sucede, es cuando quedamos atrapados emocionalmente y podemos comenzar a tomar malas decisiones nosotros mismos.

Todos nosotros podemos ser víctimas de volvernos emocionalmente reactivos. En estos momentos, si tenemos pareja, este puede ser el momento de dejar el cuidado de nuestro hijo en manos de nuestra pareja. Es posible que no estén tan abrumados como nosotros y que tengan más capacidad para lidiar con la situación y no empeorar las cosas.

También es importante perdonarnos a nosotros mismos. Todo lo que podemos hacer es lo mejor que podemos en este momento. La crianza de los hijos no siempre es fácil. La clave es reconocer cuándo nos estamos sintiendo emocionalmente abrumados y tomarnos el tiempo para corregirnos. De esta manera, es de esperar que podamos tomar las mejores decisiones al tratar con nuestros adolescentes y jóvenes.

A version of this article originally appeared in English.

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Acerca de
David Schwartz LMFT

David Schwartz, es maestro en terapia matrimonial y familiar que trabaja con adolescentes, adultos, parejas y familias en Westlake Village, California.

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