La ética y la moralidad
Afantasía: lo que las mentes sin imágenes nos dicen de la conciencia
Muchas personas no ven imágenes en sus mentes, impactando cómo vemos la conciencia.
3 de julio de 2024 Revisado por Devon Frye
Los puntos clave
- La afantasía es la incapacidad de visualizar o imaginar en la mente.
- Las personas con afantasía aún pueden completar tareas de rotación mental de imágenes.
- Estos hallazgos dejan preguntas sobre el rol de la conciencia en estas tareas.
- El conocimiento de la afantasía es limitado pero tiene un impacto en la comprensión de la conciencia.
Imagina una manzana. ¿Cómo se ve? ¿De qué color y forma es?
Muchas personas pueden imaginar una manzana pero no tienen una imagen mental y no pueden responder a estas preguntas. Este fenómeno se conoce como afantasia y se encuentra en aproximadamente el 1 por ciento de la población (Zeman, 2024). En su forma más extrema, las personas con afantasia no pueden generar imágenes mentales visuales, pero curiosamente, la mayoría aún experimenta sueños visuales ricos (Whiteley, 2021).
Dada la asombrosa complejidad del cerebro humano (Pang, 2023a) y las muchas cosas que nos influyen y nos dan forma, no sorprende descubrir que las mentes humanas difieren mucho. La afantasia es una de las muchas cosas que componen la miríada de diferencias entre individuos, que es lo que hace que cada ser humano sea completamente único (Cooper, 2015).
La afantasia tiene algunos inconvenientes, como no poder recordar algunos aspectos visuales del pasado o revivir viejos recuerdos y dificultar el aprendizaje de ciertas cosas (Cherry, 2024). Sin embargo, según la evidencia actual, no parece que la afantasia limite el éxito general en la vida (Monzel et al., 2022). Se considera una variación normal de la experiencia humana y no una condición que requiera tratamiento (Cherry, 2024).
Este fenómeno impacta profundamente en nuestra comprensión en otras áreas, especialmente en uno de los mayores misterios de las ciencias cognitivas: la conciencia.
Rotaciones en la oscuridad
Dos investigadores de Stanford revolucionaron la psicología al publicar un artículo breve y sencillo en la prestigiosa revista Science a principios de la década de 1970. Roger Shepard y Jacqueline Metzler (1971) mostraron a los participantes dos objetos tridimensionales y les pidieron que juzgaran lo más rápido posible si representaban los mismos objetos o diferentes.
Este experimento simple pero notable demostró que los procesos de pensamiento no se basan únicamente en el lenguaje, como todavía se creía ampliamente en ese momento, y que las representaciones visuales juegan un papel crucial (Nanay, 2021). Su estudio también encontró que cuanto más rotaba el objeto, más tardaban los participantes en completar la tarea y encontrar una respuesta, lo que sugiere que esta tarea se realiza imaginando mentalmente el objeto y rotándolo dentro de un espacio imaginativo interno (Nanay, 2021; Peters y Battista, 2008; Shepard y Metzler, 1971).
Dar esta misma tarea de rotación mental a personas con afantasia produjo resultados fascinantes: no solo pudieron realizar con éxito estas rotaciones mentales, sino que fueron más precisas, aunque más lentas, que otros participantes (Kay et al., 2024; Pounder et al., 2018; Zeman et al., 2009). Sorprendentemente, a pesar de la falta de imágenes visuales en su imaginación, aquellos con afantasia también tardaron más en completar la tarea cuanto más se giraba el objeto (Kay et al., 2024; Pounder et al., 2018; Zeman et al., 2009).
La investigación indica que las personas con afantasia usaron diferentes estrategias para completar esta tarea en comparación con las personas con una imaginación más visual: Mientras que otras a veces cambiaron la precisión por la velocidad, ninguno de los participantes con afantasia hizo esto (Kay et al., 2024). Aunque podría haber otros factores involucrados, es posible que esta opción no estuviera disponible para aquellos con afantasia, lo que indica no solo un acceso limitado sino también un control limitado sobre esta parte de la mente. Zeman et al. (2010) llamaron a esto un caso de "imaginación ciega", como rotar objetos en la oscuridad.
Zombies e ilusiones
Lo sorprendente de estos hallazgos es que una tarea que requiere no solo conciencia sino enfoque y deliberación consciente en algunas personas puede ser realizada por otras sin ninguna conciencia directa en absoluto. Esto plantea la pregunta de si la conciencia consciente es necesaria para otras tareas que tradicionalmente hemos vinculado a la volición consciente.
Llevado al extremo, la pregunta es si podría haber humanos que actúen y se comporten normalmente pero sin ninguna conciencia en absoluto. Esto es lo que los académicos llaman zombies filosóficos (Kirk, 2023).
Aunque la afantasia plantea muchas preguntas, la evidencia actual no garantiza una conclusión tan radical. De hecho, puede que este fenómeno no tenga nada de extraño: las personas con afantasia todavía tienen una visión normal y pueden emplear estrategias para resolver la tarea de rotación de objetos que hacen uso de las imágenes frente a ellos o que no requieren imaginación visual en absoluto.
Las computadoras pueden resolver tales tareas matemáticamente a través del mapeo abstracto de puntos y no requieren imaginación visual. Este hecho podría implicar que no hay nada que deba explicarse en absoluto, o esta visión también podría llevarse al extremo, con la sugerencia de que las personas con imaginación visual normal solo pueden estar bajo la ilusión de usar su espacio visual imaginario mientras la tarea se completa de manera abstracta. Este punto de vista, nuevamente, va mucho más allá de lo que garantiza la evidencia actual y no explica las diferencias consistentes encontradas entre las personas con afantasia y otros participantes en términos de velocidad y precisión (Kay et al., 2024; Pounder et al., 2018; Zeman et al., 2009).
Implicaciones para la conciencia
Estos extremos opuestos no están directamente respaldados por la investigación actual sobre la afantasia. Sin embargo, destacan el profundo impacto que este fenómeno puede tener en nuestra comprensión de la conciencia.
Todavía hay muchas cosas que aún no entendemos sobre la afantasia, y tenemos aún más lagunas en lo que respecta a la conciencia. La afantasia puede ser un fenómeno peculiar con pocas implicaciones para nuestra comprensión de la conciencia, o podría alterar radicalmente la forma en que vemos la conciencia. Se necesita mucha más investigación para desenredar estas complejidades.
Dada esta incertidumbre, es importante no ignorar la afantasia cuando se habla de conciencia. Sin embargo, esta es solo una de las muchas piezas faltantes del rompecabezas con respecto a nuestra comprensión de la conciencia (ver Pang, 2023b).
La ciencia progresa principalmente de manera incremental, y exigir que cualquier teoría o explicación de la conciencia pueda explicar la miríada de fenómenos complejos en la periferia desde el principio obstaculizará significativamente este progreso. Como tal, las teorías de la conciencia no deben descartarse simplemente porque (todavía) no pueden explicar la afantasia.
La conciencia sigue siendo un enigma, pero vivimos en una época emocionante en la que la investigación novedosa resuelve constantemente algunos de los muchos misterios y, al mismo tiempo, agrega otros nuevos al describir aspectos previamente desconocidos. La afantasia es uno de esos misterios agregados que plantea preguntas profundas y resalta las muchas diferencias individuales que hacen que cada mente sea absolutamente única.
A version of this article originally appeared in English.