¿Quién puede ayudar con temas del embarazo y las preocupaciones prenatales?

Un psicólogo que tenga experiencia trabajando con mujeres embarazadas y madres primerizas puede ayudar a aliviar las preocupaciones relacionadas con el embarazo, el parto y el período posparto. No se requiere un título o acreditación específica, por lo que los pacientes pueden tomar decisiones basadas en el nivel de experiencia; pueden preguntar a los psicólogos potenciales si han abordado un desafío en particular antes, cómo se resolvió el problema y un cronograma típico para el tratamiento.

¿Cuál es el mejor tipo de terapia para las inquietudes sobre el embarazo, el período prenatal y el posparto?

El mejor tipo de terapia depende de la preocupación particular que tenga un paciente. Por ejemplo, los temores relacionados con el parto o la salud del bebé pueden tratarse con terapia cognitivo-conductual y psicoeducación, mientras que la depresión posparto puede tratarse con una combinación de terapia de conversación y medicamentos psicotrópicos. Consulta con un psicólogo y pregúntale si ha tratado este importante desafío antes; si no lo han hecho, es posible que puedan derivarte a un colega que lo haya hecho.

¿Qué técnicas utilizan los psicólogos que ayudan con los desafíos prenatales y posparto?

Los psicólogos pueden ayudar a las pacientes a manejar los desafíos del embarazo y el parto con diferentes estrategias basadas en las preocupaciones únicas de la paciente. Un psicólogo puede enseñarle a una paciente cómo lidiar con emociones intensas, llorar un aborto espontáneo, procesar un embarazo no planificado, controlar la ansiedad relacionada con el parto, discutir las diferencias de crianza en pareja o explorar medicamentos para la depresión posparto o (en casos raros) la psicosis posparto.

¿Puedes superar las preocupaciones sobre el embarazo con terapia?

Sí, un psicólogo puede ayudar con las innumerables preguntas y desafíos que pueden acompañar a tener un hijo. Estos pueden incluir preocupaciones de salud física sobre el embarazo o el parto, ansiedad relacionada con la salud y el bienestar del niño, cambios físicos como náuseas, dolor y fatiga, estrés financiero, tensión en las relaciones, diferencias de crianza, dinámica familiar y cambios en nuestra identidad.