El final de las relaciones
Algunas personas pueden alejarse de un matrimonio de años e instantáneamente sentirse aliviadas y sin una carga. Para otros, el final de una relación que duró solo unas pocas semanas puede provocar un trauma emocional intenso que perdura durante años. Los expertos sugieren que cualesquiera que sean las circunstancias de una ruptura, es potencialmente un factor estresante importante de la vida cuyo efecto en el ego y la autoestima no debe descartarse.
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En algunas relaciones fallidas, las parejas soportan una disminución gradual de la conexión, la intimidad y el afecto, mientras que en otras, uno u otro puede identificar el momento en que supieron que había terminado. Cuando una relación experimenta tensión, las parejas deben decidir si han construido una conexión que pueda sostenerla, y si no, si es mejor ponerle fin.
Las encuestas sobre por qué discuten las parejas encuentran muchas fuentes comunes de conflicto, incluyendo afecto, comunicación, celos, frecuencia sexual, control, planes futuros, tareas y responsabilidades, secretos y finanzas. Los expertos dicen que ser conscientes de los temas que tienden a frustrar a las parejas con mayor frecuencia, ayudaría a las nuevas parejas a prepararse y quizás a permanecer juntas más tiempo.
El psicólogo John Gottman señaló cuatro problemas principales como los más propensos a descarrilar una relación: la crítica (cuestionar el carácter de una pareja), el desprecio (actuar con superioridad a una pareja), la actitud defensiva (evitar la responsabilidad) y el bloqueo (negarse a involucrarse con los problemas). Él sugiere que cuando estas interacciones negativas superan las positivas, estos "cuatro jinetes del apocalipsis" han tomado el control, y una pareja podría no sobrevivir.
A veces, las señales de que una relación se ha vuelto tóxica son claras solo en retrospectiva, porque a menudo cuando una pareja experimenta gaslighting, refuerzo positivo intermitente, aislamiento social o la sensación de que no pueden ser ellos mismos en su relación primaria, toma tiempo darse cuenta o admitir que necesitan irse.
Las razones más comunes por las que las personas dicen que se desenamoran son la pérdida de la intimidad física, pérdida de confianza, no sentirse amado, dolor emocional, a menudo guiado por el duelo de sentirse solo y verse a sí mismo de forma negativa (una autoimagen dañada, sentirse como un fracasado) guiados por sentirse rechazados por una pareja.
Sí, al menos de forma indirecta. Una investigación reciente ha descubierto que los sentimientos negativos de un esposo sobre los amigos de su esposa es un predictor muy confiable de divorcio, quizá porque es más probable que las mujeres compartan los problemas de pareja con sus amigos, o porque las amistades de la esposa puedan ser más cercanas que las del esposo y parezcan una amenaza a la relación.
El final de una relación puede ocurrir en etapas que incluyen la de contemplarlo (comenzar a pensar en el cambio); la preparación (prepararse para terminarlo); la acción (iniciar una ruptura); y el mantenimiento (seguir con la decisión). Otros análisis de rupturas señalan más etapas, como que uno o ambos vacilen o cambien de opinión sobre irse antes de finalmente dejar la relación.
El efecto del ghosting es una forma cada vez más común de ponerle fin a las relaciones; al menos una cuarta parte de los adultos jóvenes dicen que han sido víctimas o lo han perpetrado. El ghosting implica terminar todo contacto con una pareja y esencialmente desaparecer, sin dar explicación de las razones subyacentes. El ghosting duele tanto porque puede dejar a una pareja abandonada sintiendo que hizo algo mal, o que puede ser indigna de amor.
La investigación sugiere que una separación temporal puede fortalecer una relación, si se hace de la manera correcta y por las razones correctas. Los expertos sugieren buscar un consejero para ayudar a planificar las reglas básicas, establecer expectativas claras, especialmente para la comunicación, y guiar a la pareja a unirse de nuevo. Sin embargo, a menudo una separación hace que las debilidades de la relación sean más claras, lo que lleva a una ruptura más mutuamente aceptable.
De pie en el altar, pocas parejas pueden imaginar que algún día firmarán los papeles de divorcio. Y sin embargo, muchos lo harán. Los cónyuges pierden su conexión por razones comunes (infidelidad, estrés financiero, un declive en la atención o incompatibilidad), por lo que los expertos sugieren que las parejas se mantengan atentas sobre estos retos incluso durante la fase de luna de miel, y si esos problemas se vuelven irremediables, evalúen de forma honesta si es tiempo de separarse.
Es menos común que las personas se divorcien después de matrimonios largos, pero la tasa de divorcios de personas mayores de 50 años se ha duplicado desde 1990. El predictor más fuerte de divorcio entre las parejas mayores es si uno o ambos se han divorciado antes, aunque muchas parejas mayores dicen que se divorciaron debido a problemas ignorados durante mucho tiempo que solo estaban preparados para enfrentar después de que sus hijos se fueran de casa.
La investigación muestra que en muchos casos, el divorcio puede aumentar la autoestima. En los meses o años previos al divorcio, la autoestima de la pareja tiende a caer, y aunque puede tomar un tiempo recuperarse después de una separación, generalmente lo hace, lo que sugiere que el divorcio es el antídoto, aunque doloroso, para un matrimonio infeliz.
Las mujeres inician el divorcio con mucha más frecuencia que los hombres, instigando acciones legales en casi el 70 por ciento de los casos, en todas las edades, regiones y etnias. Los psicólogos evolutivos señalan estas estadísticas como una indicación de que las mujeres tienen más poder, o al menos toman más acción, cuando se trata de elecciones sobre elegir pareja entre los humanos.
Muchas parejas encuentran una agradable sorpresa después de divorciarse: se llevan mejor. Los investigadores sugieren que esto se debe a que las ex parejas necesitan confiar menos en el otro; que, libres de estrés conyugal, las parejas se vuelven más positivas; y que cuando sus hijos son todo lo que comparten, encuentran que es más fácil trabajar en equipo para apoyarlos. De esta manera, romper puede mejorar una relación.
Las personas casadas son generalmente más saludables y felices que las que están divorciadas, y viven más tiempo. Las personas que viven solas, por ejemplo, pueden caer más fácilmente en malos hábitos de alimentación o sueño. Pero no es necesariamente el caso de que el divorcio sea malo para tu salud: permanecer en un matrimonio fallido puede ser aún más perjudicial, y las personas cuyos rasgos de personalidad pueden haber provocado un divorcio pueden tener una vida más corta, ya sea que estén o no en pareja.
Incluso si no creías que una relación duraría toda la vida, su final puede doler, especialmente si sientes que has sido rechazado por alguien a quien amabas y en quien confiabas. Comprender por qué las rupturas son dolorosas y qué puedes aprender de ellas son pasos cruciales para recuperarse.
Las estrategias recomendadas para superar una ruptura incluyen mantener la distancia de tu ex; recordarte a ti mismo sus malas cualidades, y no solo las buenas que podrías extrañas; tener nuevas actividades; y asegurarte de mantener tu salud. Algunas personas descubren que repetir ciertas frases o mantras como "me amo", "quiero ser feliz", o "estoy mejor así" puede ayudar con la recuperación emocional.
Hay algunas razones probadas por las que puede tomar tanto tiempo superar a un ex: las personas que tienden a catastrofizar pueden encontrar más difícil ver un futuro positivo después de la ruptura; aquellas que rumian pensamientos negativos y con el "qué pasaría si" pueden tener dificultades para seguir adelante; y aquellas que tienen un sentido más débil de ellas mismas pueden preguntarse quiénes son sin una pareja.
Las relaciones intermitentes son comunes: al menos un tercio de las parejas, ya sean heterosexuales o del mismo sexo, se han separado en algún momento y se vuelven a unir. La investigación sugiere que las relaciones cíclicas, sin embargo, son de menor calidad y menos satisfactorias, en parte porque estas conexiones pueden ser impulsadas por la soledad, la nostalgia y la colocación de una mayor prioridad en el sexo que en otras relaciones.
Las rupturas son más difíciles para los hombres, sugiere la investigación. Son más propensos a adoptar malos hábitos de salud después de una ruptura, y más propensos a desarrollar pensamientos suicidas. Los hombres también son más propensos a confiar en una pareja romántica como su principal fuente de apoyo emocional que las mujeres, que tienden a tener amistades cercanas para apoyarlas después de una separación.
Muchas personas en las relaciones también, conscientemente o no, mantienen la conexión con un novio o novia de respaldo. Estas "relaciones postergadas" típicamente involucran amigos íntimos y son bastante comunes, especialmente entre los adultos jóvenes: las mujeres universitarias tienen, en promedio, 3.78 novios "Plan B" en mente como seguro si sus relaciones primarias fallan. No está claro, sin embargo, si la presencia de parejas de respaldo amenaza o acorta las relaciones primarias.
Las parejas infelices pueden permanecer en una relación fallida durante meses o años porque no pueden ver un camino claro para irse o porque la persona de la que quieren separarse las convence de quedarse. Para asegurarte de que una ruptura se mantenga, considera programar un momento para hablar, hablando honestamente pero no críticamente, indicando lo que aprecias de la otra persona y, lo más importante, estableciendo límites claros para una separación.