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Verificado por Psychology Today

Russell B. Lemle Ph.D.
Russell B. Lemle Ph.D.
Relaciones

Corregular: el secreto para resolver los conflictos de pareja

Las parejas se estancan cuando cada persona se centra en sus propias necesidades.

Los puntos clave

  • Las necesidades no satisfechas nos desequilibran y detonan un impulso para recuperar la estabilidad.
  • Cuando priorizamos nuestro equilibrio sobre el de nuestra pareja, surgen conflictos.
  • Amplía tu enfoque para explorar cómo podrías ayudar a regular el sistema nervioso de tu pareja.

Julieta y Héctor irrumpieron en mi consultorio de terapia, con el rostro enrojecido por la ira. Antes de que se sentaran en sus sillones, se estaba desarrollando otro conflicto clásico de pareja. Héctor, un padre que se queda en casa con sus tres hijos, se negaba a hacer una escapada familiar. Se enorgullecía de cumplir con las tareas domésticas, pero últimamente sus niveles de estrés habían aumentado a medida que se atrasaba cada vez más. La mera idea de una ausencia prolongada hacía que su agitación se disparara. Por otro lado, Julieta estaba saliendo de un proyecto de trabajo agotador que la había dejado completamente agotada. Ansiaba descansar y relajarse en una cabaña en el bosque para eliminar el estrés de su psique.

La pareja estaba atrapada en un amargo impasse. Claro, sabían que tenían diferentes preferencias, pero decirlo en voz alta no cambió la situación. Lo que finalmente los liberó de su punto muerto fue una perla de sabiduría que compartí sobre el efecto sabotaje involuntario de la “autorregulación”.

La reconocida neurocientífica Lisa Feldman Barrett ha demostrado que los humanos somos como supercomputadoras, que constantemente ejecutan diagnósticos internos para anticipar y satisfacer las necesidades futuras. Si tenemos poco sustento, las punzadas de hambre nos indican “¡Aliméntame!”. Cuando estamos privados de sueño, la fatiga indica “¡Descansa!”. Sentir frío nos invita a ponernos un suéter.

No fue una sorpresa, entonces, que Julieta defendiera vehementemente una escapada al bosque. Su cuerpo y su mente le imploraban que buscara la naturaleza como el bálsamo necesario para recuperar el equilibrio. Héctor, por el contrario, imaginó que ponerse al día con sus obligaciones aliviaría su sensación de agobio.

Noté que ambos miembros de la pareja se habían vuelto instintivamente introspectivos, cada uno tratando de regular su propio sistema nervioso, una respuesta natural y adaptativa. Entonces les pedí que consideraran esta pregunta: “¿Qué podría ayudar a regular a su cónyuge?” Esta perspectiva alternativa abrió de inmediato nuevas posibilidades. Héctor sugirió que se tomaran unas vacaciones, pero más cortas. Julieta se ofreció a asumir parte de la acumulación de tareas durante el tiempo extra que tuvieran en casa. Y así, sin más, el punto muerto se disolvió.

El avance dependió de un cambio importante: ambos miembros de la pareja ampliaron su enfoque más allá de sí mismos para incluir al otro. Al hacerlo, encarnaron lo que el experto en parejas Stan Tatkin describe como “regulación mutua o corregulación”: el principio de apoyo recíproco, donde ambos están “al cuidado del otro”.

Esta comprensión de las discordias que surgen de necesidades fisiológicas desalineadas se aplica también a las psicológicas divergentes. Cuando nuestras necesidades emocionales parecen no estar satisfechas, se desencadena un impulso innato para restablecer el equilibrio. Sin embargo, las mismas acciones que calmarían a uno de los miembros de la pareja pueden perturbar al otro.

La dinámica se desarrolla en un escenario común relacionado con el apego. Uno de los miembros de la pareja, sintiendo una ruptura de la cercanía, busca el contacto para restablecer su equilibrio emocional. Mientras tanto, el otro experimenta un impacto y presiona para obtener más autonomía. Ambos individuos tienen un punto ciego para ver cómo su búsqueda de autorregulación puede desregular inadvertidamente a su pareja.

A menudo nos decimos a nosotros mismos: “Debo asegurarme de que me cuiden”, evocando razones aparentemente legítimas que justifican que las cosas salgan como queremos. Sin embargo, cualquier acción de autorregulación que mantenga (o peor aún, agrave) la inquietud de tu pareja es, en última instancia, insostenible.

En el centro de la resolución de conflictos se encuentra una verdad fundamental: la necesidad de regulación interna de ambos individuos debe recibir el mismo peso y atención. Al pasar de una mentalidad de “yo” a una de “nosotros”, las parejas pueden trabajar juntas y encontrar soluciones que fomenten un vínculo fuerte y seguro.

A version of this article originally appeared in English.

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