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Verificado por Psychology Today

Mark D. White Ph.D.
Mark D. White Ph.D.
Relaciones

¿Estás enamorado de una persona y en una relación con otra?

¿En verdad podemos amar a dos personas completamente al mismo tiempo?

En los comentarios de mis numerosas publicaciones sobre el adulterio, así como en conversaciones recientes con amigos tanto antiguos como nuevos, ha surgido con mucha frecuencia el tema de amar (románticamente) a dos personas. ¿En verdad podemos amar a dos personas a la vez o es inevitable abandonar un amor por otro? Y si en verdad podemos amar a dos personas a la vez, ¿le estamos dando menos a alguna o a las dos?

Kamil Macniak Shutterstock
Fuente: Kamil Macniak Shutterstock

Observaremos este tema dentro del contexto de una relación comprometida en la que este tipo de infidelidad emocional puede existir (o tiene el potencial de desarrollarse), sin importar si hay una dimensión física en la relación externa (o en la comprometida, de hecho). Y por el momento, no vamos a preocuparnos por definir la infidelidad emocional, si cuentan los coqueteos o escribirse durante el día, etc, ese es un tema para otro día. Estamos hablando de estar enamorados o estar enamorándonos de otra persona, lo que en mi opinión la mayoría de la gente consideraría como infidelidad emocional.

Algunas personas negarían que es posible amar completa y verdaderamente a más de una persona a la vez. Desde su perspectiva, el amor representa un devoción total hacia una persona, en cuerpo mente y alma, lo que implica que nunca se podría amar a otra persona sin quitarle algo a la primera. Pero eso asume que aquello que le entregamos a alguien es limitado o escaso, darle algo (o más= a Juana o Juan significa darle menos a María o a Pepe. Esto puede ser cierto con algunos recursos como el dinero o el tiempo, pero no tan cierto de forma evidente cuando se trata de afecto; después de todo, los padres pueden tener más de un hijo sin amar menos a ninguno de ellos, entonces, ¿por qué una persona no podría amar románticamente a más de una persona?

Otra manera de defender ese argumento es que el amor es monógamo por definición, la monogamia es una característica esencial del amor verdadero, lo que implica que el poliamor es una contradicción de términos. Pero, ¿por qué? Uno podría decir que por su naturaleza, amar a alguien incluye prometerle afecto exclusivamente para que la otra persona pueda responder al sentimiento con confianza. Pero esto asume que ambas personas desean la monogamia, lo que lleva a la pregunta: naturalmente, la gente orientada hacia la monogamia desea relaciones monógamas, pero esto no explica el deseo por vivir en monogamia en sí. Por supuesto, desear una relación monógama no necesita justificación, pero tampoco lo necesita el deseo por cualquier otro tipo de relación (que incliye el deseo de no estar en una relación en absoluto como enfatiza Bella DePaulo en su blog Viviendo Soltera). Pero parece difícil defender la naturaleza esencialmente monógama del amor en sí, sin asumir en primera instancia que los amantes desean la monogamia, lo que es un razonamiento circular.

Pero si estás en una relación con alguien que no espera monogamia y exclusividad (como muchos de nosotros), entonces amar a alguien más al mismo tiempo no representa un problema. El problema más evidente es que podríamos estar invirtiendo recursos en la otra persona, especialmente tiempo, que nuestra pareja comprometida espera de nosotros. Pero imaginemos que esto no pasa; esto es, que logramos tener la nueva relación sin ser negligentes con nuestra pareja en términos de presencia (digamos, solo escribiéndonos con la persona secreta por correo en el trabajo). No obstante, podría haber una manera intangible pero muy importante en la que estamos siendo negligentes con nuestra pareja comprometida: no le estamos dando todo nuestro corazón y devoción, algo que nuestra pareja espera. Si nuestra pareja valora la exclusividad y monogamia, le estamos robando un aspecto de la relación que estima, ya sea que esté consciente de la otra relación o no. (Y si nuestra pareja no está consciente de la otra relación, entonces introdujimos engaño a la mezcla, ya sea por silencio, omisión, ocultarnos o por mentir abiertamente.)

Por supuesto, tal vez la otra persona no valora la monogamia, en cuyo caso presumiblemente podemos ser abiertos sobre la otra relación. Otra posibilidad es que nuestra pareja ya no esté emocionalmente comprometida con la relación y que ésta se mantiene por otras razones como los hijos, finanzas compartidas, factores religiosos o culturales y más. Y es comprensible que sea difícil que uno se mantenga comprometido emocionalmente a esta relación, lo que podría dejarnos con un vacío dentro que necesita llenarse con un nuevo amor. En una relación no ideal como esta, es más probable que lleguemos a conectarnos emocionalmente con alguien más, incluso que lleguemos a enamorarnos, sin ser negligentes con nuestra pareja en ningún sentido emocional, ya que podemos asumir que ese barco ya zarpó. (Uno podría preguntarse incluso si esto se consideraría infidelidad emocional ya que nuestra pareja comprometida "renunció" a cualquier reclamo que pudiera tener sobre nuestro afecto.)

Y tal vez podamos mantener a este otro amor sin negarle tiempo o dinero a nuestra relación comprometida (hasta el punto en que lo necesite). Pero, ¿qué hay del otro amante (que para este punto es nuestro único amante)?, ¿este arreglo es justo? Por supuesto, él o ella pueden estar de acuerdo (o haber hecho las paces con ello) y hay una sensación de poder aceptar esto como justificación. Pero de igual forma podríamos empezar a preguntarnos: ¿esto es lo mejor para la persona que amo? ¿Este asunto ocasional realmente puede hacerle feliz? Una cosa es respetar la elección de la otra persona, pero es otra completamente ponerle demasiado peso a eso cuando sentimos que no es lo mejor para esa persona. ¿Realmente queremos que esta persona a la que amamos, más que a nuestra pareja comprometida, se conforme con el segundo lugar en nuestra vida diaria?

Esto es difícil, en primer lugar, ¿con qué frecuencia encontramos al amor verdadero? Y ¿qué tan frustrante es cuando lo encontramos pero llega en un momento inoportuno, como cuando estamos en otra relación? Por supuesto, es ideal que podamos dejar nuestra relación actual por una oportunidad con la nueva, pero no siempre es así de fácil. A veces no podemos irnos y otras veces no queremos irnos, en cuyo caso intentamos balancear ambas relaciones. Pero, ¿realmente podemos hacer esto y mantener a todos contentos?

Yo no lo tengo tan claro, ¿ustedes qué piensan?

Por cierto, me pueden seguir en Twitter si quieren hablar más al respecto.

A version of this article originally appeared in Inglés.

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