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Verificado por Psychology Today

Pena

Porqué a veces es inevitable alejarnos de nuestros padres

Patrones discernibles explican por qué la reconciliación está fuera del alcance para la mayoría.

Photograph by Annie Spratt. Copyright free. Unsplash
Source: Photograph by Annie Spratt. Copyright free. Unsplash

Un tema que por mucho tiempo ha estado sujeto a tabúes y a una gran cantidad de vergüenza cultural es el alejamiento entre padres y sus hijos adultos. Ahora, finalmente está obteniendo la atención de investigadores en los Estados Unidos y en el mundo. Admitiré desde el principio que mi punto de vista no es objetivo; corté lazos con mi único padre sobreviviente, mi madre, después de casi veinte años de intentar arreglar o cambiar la conexión. En mi caso, la decisión de alejarme por completo, que había hecho muchas veces revirtiendo mis pasos al final, sucedió por el inminente nacimiento de mi única hija. No podía tolerar que mi madre hablara mal de mí delante de mi pequeña, o, peor aún, que la tratara tan mal como siempre me trató a mí.

Lo que la investigación confirma sobre el alejamiento

No es tan raro como la cultura querría hacerte creer. Richard Conti, en un estudio de 2015 compuesto de una muestra proveniente de universitarios y postgraduados determinó que el 43.5 por ciento se habían alejado hasta cierto punto, y que el 26.6 por ciento reportaban un alejamiento prolongado. No es sorprendente que este estudio también encontrara que el alejamiento de un padre lleva al alejamiento de otros familiares; mi propia investigación, completamente anecdótica y obtenida de entrevistas para mi libro Hijas desintoxicadas, lo confirma. Su conclusión fue que el alejamiento “es probablemente tan común como el divorcio en ciertos segmentos de la sociedad”. Del otro lado del charco, en Gran Bretaña, Lucy Blake entrevistó a 807 personas y encontró que 455 estaban alejadas de sus madres, un porcentaje aún mayor.

Los investigadores han empezado a buscar las razones para el alejamiento, quién lo suele iniciar y mucho más. Es como si se hubiera abierto una puerta a uno de los secretos mejor guardados de nuestra sociedad para que finalmente podamos verlo en su totalidad.

Las mitologías que sostienen e inducen culpa

Los mitos principales son los que hablan de las madres y la maternidad que incluyen la noción de que las mujeres son cuidadoras por naturaleza (en realidad no es así); la idea de que la maternidad es instintiva (para los humanos es un comportamiento aprendido); la convicción de que todas las madres aman a sus hijos (desafortunadamente no es cierto); y que el amor maternal siempre es incondicional (no lo es).

El mito principal sobre el alejamiento es que casi siempre se hace en un berrinche, un ataque de resentimiento o con ira, en el momento. La realidad es que la preponderancia de los hijos e hijas que terminan por evitar el contacto con sus padres han pasado años y con frecuencia incluso décadas intentando evitarlo; el alejamiento suele estar precedido por intentos de poner barreras, iniciar discusiones y limitar el contacto de maneras significativas. Lo que se atribuye al carácter y personalidad del hijo adulto que se aleja también es mitológico; mientras que se asume que un padre que acaba con el contacto tuvo buenas razones y recibe apoyo generalizado, los hijos adultos suelen ser calumniados y etiquetados como ingratos y desleales, egoístas y narcisistas, imposibles y difíciles, una mala persona y, con frecuencia, sencillamente locos.

Ninguno de estos mitos es cierto.

Las actitudes y comportamientos que facilitan el alejamiento completo

De nuevo, a pesar del mito de que el alejamiento es un acto impulsivo, la deliberación suele ser agonizantemente lenta, llena de preocupaciones y recelo; y los investigadores han confirmado que suele haber un patrón de alejamiento seguido por un deseo de reencontrar una conexión, y luego otro alejamiento.

En mi libro, Hijas desintoxicadas, llamo a este estira y afloja “regresar al pozo”; intelectualmente, sabes que el pozo está seco pero, emocionalmente, sigues con la esperanza de que no sea así. También es imposible sobreestimar el poder y el sobreflujo de emociones que acompañan un acto equivalente a hacerse huérgano; nunca se ve como una solución sino como un esfuerzo de detener el ciclo de dolor, negligencia o maltrato.

Los siguientes patrones de comportamiento parental que terminan por avanzar el alejamiento salieron de mis entrevistas para mi libro y los muchos comentarios e historias compartidas conmigo en Facebook.

  • Falta de voluntad para discutir o escuchar al hijo adulto

Muchos hijos adultos, e incluyo a mi yo más joven en ese grupo cuando mi mamá seguía viva, descubren que no se puede conversar y que los cortan casi inmediatamente, incluso si hicieron todo el esfuerzo posible para mantenerse tranquilos y mesurados. En las pocas ocasiones en las que hablo con madres alejadas, usualmente insisten en que el alejamiento vino de la nada, pero luego, al examinarlo, usualmente resulta que sus hijos adultos sí intentaron hablar con ellas pero cortaron el esfuerzo o lo minimizaron.

Los padres suelen cambiar la culpa como parte de una estrategia de desvío (“eres demasiado sensible, siempre lo has sido”, “tu hermano no se queja como niña, así que es cosa tuya querido”), o simplemente para hacer gaslighting (“eso que dices nunca pasó”, “mira las fotos, ¿un padre negligente te vestiría así?”). También podrían ser directos, simplemente negarse a hablar de ello. Mi madre lo hacía así.

  • Amenazas y actitud defensiva

Cualquier esfuerzo para poner límites suele pelearse al máximo, la madre o el padre dicen que no tienes derecho a darle órdenes; el rechazo puede incluir amenazas como de que te eliminarán de la herencia familiar o te dicen que no serás bienvenida en reuniones familiares si no te detienes. A veces el padre empieza una campaña de difamación en este punto o aleja al hijo de manera preventiva. (Se cree que el 12 por ciento de los alejamientos son iniciados por los padres).

Una vez que se vuelve claro para el hijo adulto que no va a ser posible instituir ningún tipo de cambio significativo a la relación, inevitablemente será obligado a considerar alejarse.

  • Negación e indisposición para responsabilizarse

Es importante reconocer que mientras que los hijos adultos son avergonzados por los mitos acerca de las madres, y también es así para las madres; el tratamiento abusivo y controlador siempre es racionalizado como necesario, entonces admitirlo requeriría un giro de 180 grados. Si a la madre en realidad le desagrada el hijo (sí, sí pasa) o en lo profundo sabe que no lo ama, la vergüenza la obligará a negar la verdad a toda costa.

  • Ideas inflexibles sobre el respeto y el deber filial

No es solo el mandamiento lo que nos insta a honrar a nuestros padres y madres sino a los padres con ideas fijas sobre el orden jerárquico, quien siempre es merecedor de respeto y los rigores de los deberes filiales (“mira todo lo que he hecho por ti”) justificará su negación a hablar. Esta es la postura parental que se reporta con más frecuencia.

El alejamiento es el último recurso para detener el abuso parental. Te da espacio para sanar a pesar de que no sana en sí. Nunca sale de la nada.

Las ideas en esta publicación vienen de mis libros: Hijas Desintoxicadas y El libro de preguntas y respuestas de hijas desintoxicadas.

Derechos de autor© Peg Streep 2020

Imagen de Facebook: fizkes/Shutterstock

A version of this article originally appeared in Inglés.

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Acerca de
Peg Streep

Peg Streep es autora del libro Daughter Detox: Recovering from an Unloving Mother and Reclaiming Your Life (Île D’Éspoir Press) y ha escrito o ha sido coautora de 12 libros.

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